Aquellos universitarios del "Bienvenidos

Ya han pasado treinta años… En octubre de 1982 entrábamos en el vetusto Caserón de la calle San Francisco con la nerviosa curiosidad de quien comienza una nueva aventura; casualidad o no, en la radio y las discotecas sonaba con fuerza «Bienvenidos» de Miguel Ríos. El próximo día 19, la promoción 1982-87 de Derecho celebramos las bodas de plata y seguro que será un momento oportuno para refrescar la memoria y recordar. Los recuerdos se forman inevitablemente a partir de las vivencias personales; el tiempo, sin embargo, los va modelando a veces incluso caprichosamente: se magnifican insignificantes anécdotas y pueden olvidarse (consciente o inconscientemente) episodios de interés. Confío en que esta pequeña contribución al recuerdo forme parte de las vivencias de muchos de los que compartimos aquellos años.

Comenzamos la carrera tras la decepción de nuestro Mundial de fútbol (con el tiempo ¡quién nos lo iba a decir!), tomando contacto con el Derecho (1982-83) en las aulas Clarín y Escalonada y enseguida fuimos conscientes de cómo puede cambiar un cuento según quién lo cuente: ¿en qué se parecían Justo a Turiel o Santos Coronas a don Ignacio de la Concha? El Derecho Natural correspondía a Maciá que nos «atizaba» sus investigaciones filosófico-jurídicas (¿alguien ha vuelto a saber algo de Dilthey, Rickert, o Hartmann?) y en Político I se empeñaban en trasladarnos sesudas elucubraciones metodológicas sobre la ciencia jurídica, manifestación del daño que los proyectos docentes han hecho a la docencia. A los pocos días de empezar, España se despertaba socialista con una pareja de la que se cuenta que un minero asturiano exclamó en un mitin «Cagunmimantu, dos paisanos con el mismu cerebru»; los años pusieron de manifiesto que no debía ser el mismo. Llegaron los primeros exámenes y mientras a unos les preocupaba el expediente, a otros sólo nos quitaba el sueño aprobar alguna para que no nos echaran. Escribimos interminables y aburridos pliegos en Natural; seleccionamos tarjetitas en el oral de Político I rezando para que no nos «cayese» nada de uno de los interminables temas con abundantes citas en alemán; solemne Turiel en el Paraninfo con su libro de casos (Ticio, Sempronio, Cayo, la finca Neoflavia…); y la famosa lista de D. Ignacio, esperada con más interés que las de Del Bosque y que causó gratas sorpresas. Durante este curso no solo fuimos testigos de la ya citada aplastante victoria socialista, sino del «totus tuus, de la expropiación de Rumasa, del «Oscar» de Garci (and now I go to speak …) y del 12-1 a Malta; Clemente ganó su primera Liga (para gozo y alborozo de Carlos); Gabo recibió el Nobel y fallecieron Grace, Breznev, Hergé. Solo teníamos vinilos, aunque en 1983 se comercializó el primer CD; en el cine triunfaba «El retorno del Jedi», en los «Oscar» Gandhi y en TV las series «Galáctica» (con la nave «Pegasus» y el guapo Starbuck), «Retorno a Brideshead» (con Jeremy Irons), «Fama» y «MASH» y los programas musicales «Tocata» y «La Edad de Oro».

Fuimos avanzando (1983-84) y las tremendas apreturas físicas nos abrieron el Paraninfo a las explicaciones de Serrano, flanqueado por Herminia y Aurora; por aquél entonces, había dos cátedras de civil y con la que empezabas, seguías (¡si aguantabas!). En Canónico, más que los profesores, llamaban la atención las canonesas (como las llamaba De la Concha). Penal corría a cargo de Fabio que tuvo que aparcar el Proyecto de 1980 para centrarse en la reforma de 1983. Quizá lo más significativo de ese curso fuera el «libro verde de Punset» que causó verdaderos estragos en Político II (en junio con los aprobados no se hacía ni un equipo de fútbol). El final del curso nos trajo la alegría del cabezazo de Maceda contra Alemania y la desesperación por la falta de Platini que se comió Arconada (en Chaquetón volaban los cojines). 1984 fue especialmente brillante en música (Born in the USA, Purple Rain, Alchemy, Deseo Carnal); supuso la segunda Liga consecutiva del Athletic; vio cómo Lauda ganaba el Mundial a Prost por medio punto. Fallecían Johnny Weissmuller e Indira Gandhi. El premio «Príncipe de Asturias» de Ciencias Sociales reconocía a García de Enterría, al que nosotros conoceríamos en el siguiente curso.

Tercero empezaba con la resaca de Los Ángeles 84 y «España aplastando a Yugoslavia por veinte puntos arriba». Nos acogió el aula magna (1984-85) en la que Merino explicaba obligaciones y contratos y Bernal (padre) y Fabio lo hacían sobre los delitos en particular (curiosamente, nada de lo que nuestros mayores nos contaban sobre escabrosas explicaciones de algunos tipos delictivos era ya cierto: ya no se invitaba a las chicas a salir de clase). Las grandes novedades se presentaban en forma de Internacional y Administrativo. Luis Ignacio (Miche) nos hizo navegar por el derecho del mar, profundizar en la ZIFMO y, con la ayuda en las prácticas de Paz Andrés, conocimos a la República Árabe Saharahui Democrática, al atolón de Mururoa y al Rainbow Warrior. Los hermanos Vicente y Juan Luis (más el primero que el segundo) se ocupaban de Administrativo y en Hacienda, para superar las explicaciones de Pedreira contamos con la colaboración de Cuco (siempre pensé que aquellos vinos en Santiago La Perla al terminar el examen habían sido determinantes para algunos aprobados, aunque hay quien afirma que tener conocimiento previo del contenido del examen resultó mucho más útil). Durante ese curso se reincorporó a la docencia el hasta entonces rector López Cuesta que elaboró para Economía Política de 2º una lista de repetidores al estilo de D. Ignacio con gran satisfacción para los afectados (confieso haber sido uno de ellos). Microsoft lanzaba la primera versión Windows 1.0, Gorbachov accedía a la presidencia, los servicios secretos franceses hundían el Rainbow Warrior y se producía la tragedia del estadio Heysel. Nacían Cristiano Ronaldo (¿triste?) y Phelps, Prost se tomaba la revancha de Lauda, la Liga era culé y la UEFA merengue. En lo musical Bob Geeldoff organizaba We are de world (USA foro África) y en el cine Merryl Street y Robert Redford sobrevolaron África y Harrison Ford y Kelly McGuillis bailaron clandestinamente con Sam Cooke (don’t know much about history…).

Cuarto (aula 6-7, 1985-86) era considerado el curso más duro, pero contamos con la ayuda de Páez, Benson, y otros desinteresados compañeros que facilitaban los apuntes a la fotocopiadora de la calle Altamirano. Arce, Cima, Muñoz Planas, Abad, Vicente de la Vallina y Justo de Diego eran los predicadores; JMG, DVT, ATT, JRoM, JRiM y AMG los amanuenses. Lo que empezó para uso privado se extendió a casi todo el curso; es lógico que muchas bromas no fueran entendidas (no debió ser agradable empollar «qué cosa cosadiella ye una cosa, y nun ye cosadiella revesosa…»). El año 86 comenzada con la efectiva entrada de España y Portugal en la entonces CEE y seguía con el asesinato de Olof Palme, con el referéndum de la OTAN (aunque de entrada era no, luego fue sí), con el bombardeo de Libia y con la catástrofe de Chernobyl. Al final del curso Felipe González reeditó éxito electoral aunque el auténtico triunfador fue Maradona y su «mano de Dios»; el Barça fracasó estrepitosamente con el Steaua y también perdió la copa del rey con el Zaragoza. En los «Oscar» triunfó «Platoon» y en el cine «Top Gun» (cualquiera se atreve ahora a verla entera).

En el último curso ya te veías como licenciado, pero aún quedaba lidiar algún que otro mihura. Si el libro verde fue duro, el libro rojo de Roldán no anduvo a la zaga (él lo sabía y nos «quitó» la parte del cierre categorial); pero realmente en Filosofía fue la segundo parte de Amado la que más se atragantó, siendo numerosos los sacrificados tanto en septiembre como en diciembre (como curiosidad diré que tuve un 0 redondo en una pregunta que me chivó en el examen un profesor de área –digo yo que para un 0,1, por lo menos, estaría–). Arce siguió en familia y sucesiones, Tomillo sucedió a Muñoz Planas y los hermanos Álvarez Linera (César en la parte penal y Sandalio en la laboral) sucedieron a Cima. El internacional era cosa de Rozas («reténganme el dato») y pronto nos dimos cuenta de que Serrano no faroleaba cuando nos advirtió años atrás que de cinco artículos del Código Civil podía hacerse una asignatura. Al principio de curso se designó a Barcelona como sede olímpica y don Felipe presidió sus primeros premios. Sean Connery y Andy García ayudaron a Kevin Costner a acabar con Robert De Niro, Cher fue hechizada por la luna y Matthew Modine desfiló a ritmo de Kubrick. Aparecieron Green Day y Nirvana, Gabinete se iba camino Soria y la TV nos traía al gran MacGyver.

Durante esos años pasaron dos rectores (López Cuesta y Marcos Vallaure) y tres decanos (Muñoz Planas, Luis I. Sánchez y Justo García); la Universidad se reorganizó en departamentos (Estatutos de 1985). Estudiamos casi todo por apuntes, pero los Fuenteseca, Arias Ramos, Font Ríus, Uría, Devesa y Enterría fueron ocupando estanterías y Díez Picazo iba destronando a Castán.

En el patio estaba Pepe, en la biblioteca Pedregal y en los departamentos Joaquín (haciendo las copias de los exámenes) y Juanín.

Fuimos asiduos de Logos, JL, La Gran Taberna, Azulete y el Dólar, aunque para localizar a algunos resultaba imprescindible ir a Rialto (un café podía durar de 9 a 14, si Sagrario no se enfadaba).

Muchos profesores se han jubilado, otros no están en Oviedo, algunos se han ido para siempre y con ellos también, al menos que yo tenga constancia, dos de nuestros compañeros. El próximo día 19 tendremos la oportunidad de volver a escuchar a Joaquín Arce, volver la vista a atrás y citarnos para la celebración de las bodas de oro.