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Los que no se dice sobre el cierre del Instituto Nacional de Silicosis

3 de Octubre del 2013 - Pilar Menéndez Somoano, (Oviedo)

Los motivos del cierre del servicio de urgencias y de la UVI de Silicosis, junto al traslado de las plantas de hospitalización de neumología al Hospital Central viejo, es decir al de toda la vida, no al nuevo como parece que se está haciendo creer a la población, no obedece a ningún plan de integración como quieren vender las autoridades sanitarias. Para integrarse no hace falta cerrar nada y mucho menos de la forma que se está realizando, con una nula comunicación con los trabajadores del centro y una falta total de asesoramiento por el personal que día a día trabaja en estos servicios, haciendo caso omiso de la advertencia por parte de los mismos de que éste es el peor momento para proceder a dicho cierre.

Los verdaderos motivos son puramente económicos. La Administración necesita ahorrar, existe un desfase en su presupuesto debido por una parte a su perpetua mala gestión y agravada por la huelga prolongada absurdamente de hace unos meses. Para conseguirlo no lo hacen a costa de puestos directivos o políticos, sino a costa de disminuir la calidad de la asistencia, al disminuir el número de camas y el personal. Para ello deciden cerrar el INS, centralizar las camas de UVI y de Urgencias en el HUCA actual y pasar neumología al Hospital General, contemplando menos camas de hospitalización. Toda esta reubicación les permitirá disminuir ostensiblemente el personal que actualmente atiende estos servicios, con el consiguiente ahorro, sin tener en cuenta que es absurdo plantearse un cambio de ubicación a unos pocos meses del traslado definitivo al nuevo HUCA, y las consecuencias que acarrearía una disminución de personal en esta época del año, con la consiguiente sobrecarga de un Servicio de Urgencias que será incapaz de asumir la presión asistencial, el alargamiento del tiempo de primera asistencia y por tanto el de espera en urgencias, así como el retraso de los ingresos.

Lo que no se cuenta a la población es lo que supone este cierre: supone la disminución del número de camas de UVI, de Hospitalización de neumología (por tanto el número de camas del complejo) y en las urgencias centrales del HUCA se atenderá la demanda habitual más la demanda de urgencias de Silicosis, en un espacio totalmente insuficiente y por un personal recortado de forma importante, en el peor momento para la atención de los pacientes respiratorios y a unos meses del traslado al nuevo hospital. ¿Por qué han traicionado a los mineros y lo demuestran a última hora? ¿Por qué intentan engañar a los mineros y a los asturianos?

Es cuando menos una medida absurda e irresponsable. Cerrar de forma sorpresiva y sin previo aviso, tanto en tiempo como en espacio, es una imprudencia temeraria, pues puede que tengamos que lamentar muertes de pacientes a las puertas de un centro cerrado, como ya ha ocurrido en otras ocasiones en otras latitudes. De errores pasados conviene aprender.

Pretender cerrar a estas alturas del año, sin tener en cuenta que el pico invernal de pacientes respiratorios no puede ser asumido por las urgencias generales, es ilógico. Un servicio saturado no puede sobrecargarse sin que haya consecuencias lesivas para los pacientes, como lo demuestran los estudios al respecto, deteriorándose la asistencia, la seguridad de los pacientes y en definitiva la calidad de la atención sanitaria. Es responsabilidad de la administración sanitaria brindar a la población la atención de la forma más eficiente posible, pero no a costa de mermar la calidad.

Además, la ausencia de planificación y organización de la jornada de trabajo y su notificación al trabajador con un tiempo de antelación suficiente supone comportarse como un patrono esclavista al que no le importan lo más mínimo la vida personal de sus trabajadores, la conciliación familiar, y en definitiva la satisfacción de los profesionales, con su enorme influencia en la calidad asistencial.

Cerrar servicios siempre supone pérdida de empleo, cuando lo que se nos había vendido era que el empleo era la prioridad de la acción de gobierno.

Que por un enfoque exclusivamente economicista derivado de la crisis se sacrifiquen la prudencia, la lógica, la responsabilidad y el respeto que merecemos como ciudadanos, tanto usuarios como trabajadores de la sanidad, va en contra de los principios que deben regir una buena gestión. De donde hay que recortar presupuestos es de todos los puestos de tantos inútiles que tanto daño hacen a toda la población y a las arcas del Estado.

Por todo ello, rogamos a las autoridades competentes que recapaciten y se planteen los cambios de forma organizada, responsable, razonada, sin riesgos y respetuosa para todos.

Pilar Menéndez Somoano, Erik Petersen Petersen, José Manuel Fernández Fernández, África Garcia Muñiz, Susana Suárez Peña, Paloma Pérez Suárez, Dolores Cuervo Aña, Carmen Resina Quesada, Flor Martín González, Sofía Rodríguez Álvarez, Pilar Gutiérrez Obeso, Beatriz Suárez-Torga Cruces, Salomé Linde García y el resto del servicio de Urgencias del Instituto Nacional de Silicosis, Oviedo

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