El escándalo de la Balesquida
Todos los ovetenses tenemos conocimiento, más o menos completo, de lo que la cofradía de la Balesquida representa para los ciudadanos ovetenses y el papel que ha tenido en la historia de nuestra ciudad, ya que es una de las grandes tradiciones locales desde siglos.
Desde hace unos meses, las aguas tranquilas de esta sociedad bajan revueltas por decisiones, a mi juicio, lamentables. Pues bien, como socio de la Balesquida quiero echar mi cuarto a espadas y manifestar mi opinión en algo que me produce inquietud y asombro –escándalo– en diversos aspectos.
Por la prensa, a finales del año pasado, en el mes de diciembre, me entero de que a través de una convocatoria improcedente en sus formas, o cuando menos dudosa, unos cofrades han decidido adscribir la cofradía al Arzobispado, alterando el curso de la entidad desde hace centurias. Digo que la convocatoria es improcedente porque mis seis hijos son cofrades, con residencia en mi domicilio, y no han recibido notificación alguna, lo mismo que mis nietos y sobrinos cofrades. Me dicen también algunos cofrades y socios que tampoco han recibido noticia alguna al respecto. Queda todo ello puesto de relieve en la carta que ha enviado la sociedad protectora a los socios poco antes de las fiestas de la entidad en este año.
¿Cómo es posible que unos pocos puedan alterar el curso de esta cofradía con una antigüedad de casi ochocientos años sin que se produzca una reacción por parte de las autoridades municipales y fuerzas vivas de la ciudad?
A mi modo de ver se ha producido de forma artera, o al menos de forma irregular, para alterar el futuro de la cofradía contra la voluntad de la mayoría de sus cofrades (unos mil) y sin la anuencia de los socios protectores (en torno a cuatro mil quinientos).
En efecto, a finales del año pasado, con una convocatoria parcial y sesgada de cofrades, se decide convertir esta entidad, que tiene una independencia secular civil y eclesiástica, dependiente del Arzobispado, saltando siglos de historia. La protesta por parte de la dirección de los socios protectores y de varios cofrades no reconduce la situación, sino que incluso se apela a la justicia con un resultado, curiosamente, contradictorio. En primera instancia (30-V-2013) se da razón a los demandantes, pero posteriormente, por razones que se me escapan, la Audiencia Provincial autoriza el cambio propuesto por los primeros (16-IX-2013), lo que debe obligar a los socios y cofrades de buena voluntad a apelar a instancias superiores (Tribunal Supremo).
Ha transcurrido casi un año, y aunque han salido en la prensa algunas voces autorizadas denunciando la situación, no ha habido una reacción por parte de los responsables políticos de nuestra ciudad, lo que parece indicar la indolencia y el desinterés de nuestros ediles por un asunto que concierne, de algún modo, a todos los ovetenses, pues la cofradía de la Balesquida es patrimonio de todos los carbayones independientemente de su condición, creencia o ideología.
¿A qué obedece, por otra parte, el interés del Arzobispado en atraer a su esfera exclusiva esta entidad de carácter independiente, cuando ésta se halla bajo la advocación de la Virgen de la Esperanza? A ella suplico y me acojo para que las cosas discurran de la mejor manera posible a fin de que las aguas vuelvan a su cauce y todos celebremos la continuidad como hasta ahora de la cofradía más antigua de España, si no de Europa, como dicen los entendidos.
En todo caso, si se quieren tomar decisiones importantes sobre el futuro de la cofradía, hágase abiertamente y con la anuencia de los cofrades y el visto bueno de la sociedad protectora, no con nocturnidad y alevosamente, como por puñalada trapera o de pícaro, que dice muy poco de los que han invertido en este proceloso y desafortunado asunto.
Antonio Vespertino Rodríguez
Oviedo
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