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Fraude a La Balesquida

5 de Noviembre del 2013 - Carmen López Villaverde (Oviedo)

Aprovechando la oportunidad que me brinda LA NUEVA ESPAÑA, diario al que expreso mi agradecimiento, quisiera contestar desde aquí a las múltiples preguntas que los «desorientados» ovetenses, amantes y buenos conocedores de la trayectoria de La Balesquida, me están haciendo de continuo. Todas ellas relacionadas con el incomprensible cambio hecho en «su cofradía», la de todos los ovetenses.

Ante la pregunta de qué pensaría mi marido, Francisco Blanco Cuesta, quinto presidente de la sociedad protectora (fallecido hace ahora tres años), sobre la decisión tomada por representantes de la cofradía, que la entregaron a la Iglesia, contraviniendo las ordenanzas de su fundadora, doña Velazquita, les puedo asegurar que tanto Francisco como todos los presidentes anteriores y sus juntas directivas se sentirían profundamente consternados por la traición hecha a una cofradía gremial, única en España y quizás en Europa, patrimonio de la ciudad de Oviedo, y además por el fraude hecho a todos aquellos cofrades que se inscribieron en una cofradía laica, con todo el sentido religioso que de hecho lo tiene, pero, repito, laica y dirigida por laicos, y ahora está sometida a la normativa eclesiástica.

También a los que se interesan por las razones que impulsaron tan insensata decisión les podría decir que aunque exactamente no lo sé (ya que públicamente no han dado explicación alguna) pienso que «buena fe» no hubo. Hasta la defunción de Francisco no se vislumbra aparentemente ningún conflicto secesionista entre la cofradía y la sociedad protectora. Una vez fallecido, hubo elecciones para ocupar la presidencia vacante. De los dos aspirantes el resultado fue favorable al actual presidente. A partir de aquí a la sociedad protectora nadie le pidió opinión, ni se le informó de nada.

Otra cuestión que a los ovetenses les preocupa es qué va a pasar en adelante. Las cosas seguirían los trámites reglamentarios, como la apelación al Tribunal Supremo, y por parte de la sociedad protectora, de la que soy vocal, haremos todo lo posible para que no se pierda la tradición y se cumpla lo ordenado por la fundadora, doña Velazquita Giráldez, pues la sociedad protectora se creó para eso, justamente en un momento en que la cofradía estuvo a punto de desaparecer por penurias económicas, pero la situación ahora es bien distinta, la «economía está saneada», por lo que es un fraude en todo regla lo que se hace a la ciudad de Oviedo.

Sobre si los cofrades están todos de acuerdo con el cambio establecido, valiéndose de un oscurantismo premeditado (muchos no se enteraron por falta de publicidad), respondería que no, porque ellos, como yo, se preguntan si los cofrades antiguos y todos los que no tenían obligación de profesar ni practicar ningún credo acatarán ahora los requisitos eclesiásticos, bautizarán a sus hijos y pasarán a ser católicos practicantes, comenzando ellos a poner en práctica el mandato del Arzobispado, predicando con el ejemplo, porque de no ser así, flaco favor están haciendo a la institución eclesiástica, que debería haberse asesorado suficientemente de lo que significa para Oviedo La Balesquida.

Para terminar, a los que les gustaría saber qué les diría yo a los causantes del descalabro hecho a la cofradía, que lleva funcionando sin interrupción desde el siglo XIII, desde aquí les digo, tanto los «donantes» como los «receptores» que en un amén transgredieron el testamento de doña Velazquita, que pueden sentirse «orgullosos», porque a todos ellos les cabe el deshonor de terminar con la más anciana de todas las instituciones que se establecieron en la corte de los Reyes de Asturias desde 1232.

Carmen López Villaverde

Oviedo

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