Montaña de estériles en Turón
Está totalmente demostrado por la experiencia que la empresa minera que cerró todos los puestos de trabajo que proporcionaban vida al valle de Turón sigue ensañada con este territorio. Aquello, que comenzó en el último decenio del siglo XX, supuso una serie de disparates que continuaron incidiendo de forma periódica sobre esta malhadada tierra. Luego vino el intento de derribar la chimenea de La Cuadriella, que era la salida de humos de la central termoeléctrica que Hulleras del Turón había puesto en funcionamiento allá por los años veinte. Continuó con el fiasco de la fábrica de medicamentos Diasa que, exceptuando Mécánicas Urueña, ocupa la totalidad del polígono de aquel lugar. El penúltimo atropello fue anunciado hace un par de meses y se refería a la pretensión de Hunosa de instalar un parque eólico en los montes de Longalendo y Polio con el objeto de generar energía eléctrica que se consumiría en cualquier sitio fuera de nuestro valle. ¡Hala un expolio más que más da! Turón evidentemente no obtendría ningún beneficio, como en el caso del laboratorio farmacéutico citado en el que sus trabajadores son todos residentes fuera de Turón. Además llenaría nuestros cordales de gigantescos molinos metálicos de 40 metros de altura agrediendo brutalmente a nuestro medio ambiente en un tiempo en que tanto se ha hablado de «espacios protegidos» y preservación de nuestro entorno natural. La siguiente barrabasada ha sido la desafortunada actuación sobre la escombrera de Minas de Figaredo. Sin contar con nadie absolutamente, han desplazado el estéril de las cotas altas de la ladera hacia el fondo del valle, dejando a éste, a la altura de La Lavandera, cual si fuera el desfiladero de Cares pues, en esencia, no queda allí más espacio libre que el río y la carretera. ¡Pero, hombre con la falta que hace el escombro para utilizarlo en el firme de las nuevas carreteras que se abren en nuestra comunidad autónoma! Esa montaña de pizarra en Turón sobraría por tratarse de un valle, de por sí, bastante estrecho. Además, eliminando esos estériles el valle recuperaría su topografía original, lo cual no dejaría de tener su encanto y aparte sería más ecológico ¡, palabra esta que usamos mucho hoy en día pero que, desgraciadamente, practicamos poco. Ahora echarán una capa de tierra vegetal, nos ponen unos «arbolitos» y dentro de poco estará todo muy lindo. Pero el daño, la porquería, nos la dejan debajo. A Turón lo siguen prostituyendo. Hace unos años pretendieron traer un basurero para Tablado (le llamaban «punto limpio») y solamente la presión vecinal lo impidió. El último episodio de tanta maldad es la perrera que persiguen instalar en la zona de S. Víctor. No se conforman con no hacer nunca nada serio; además tienen que jorobarnos continuamente enviándonos la escoria o lo que no quieren en otras partes. Son tantas coincidencias, que en todo esto percibimos algo que huele mal. Pero que muy mal. Debieran de pensar que el valle es de todos los turoneses y cuando se pretende una nueva actuación, se debería de establecer una mesa de deliberación donde aparte de los partidos políticos, estuvieran representadas las asociaciones de vecinos. Sin embargo, actúan con la política de los hechos consumados. ¿Y dicen que son los que nos representan? Por favor, bromas, no.
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