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El valor del correo electrónico

9 de Octubre del 2009 - Carlos González Castañón (Torreón, México)

Agradezco a los amigos de los amigos de mis amigos que me mantienen informado al día, cuando sin ningún tipo de demora y mucho menos reparo, con un click me envían por mail todo cuanto consideran pertinente que yo me entere, o cuando a ellos otros amigos les solicitan enviar a su vez algo súper interesante, buenísimo y no lo borres.

Muchos amigos, de amigos, de mis amigos me levantan el ánimo aproximadamente cada 5 minutos, con 288 mensajes diarios, ya sean estos textos, presentaciones en diapositivas, fotografías, animaciones, sonidos y vídeos de cosas chistosas y sin censura, que para eso están ejerciendo su pleno derecho a la libertad de expresión.

Me impresiona el profundo análisis crítico, ya que con sus escritos me informan y previenen de todo lo que colectivos, naciones, partidos, religiones, compañías, o los demás hacen mal. Eso me hace constatar que por lo menos los amigos, de los amigos de mis amigos, son personas, éticas, de valores, que tienen altas aspiraciones y que predican con el ejemplo su civismo. Sobre todo cuando con enorme esfuerzo ciudadano convocan a infinidad de manifestaciones virtuales donde asisten a plena luz (agotadora) de la pantalla del monitor para hacer reclamos sociales.

Es asombrosa la capacidad que tienen algunas de estas personas, por el enorme trabajo que implica el estudio riguroso, análisis y posterior publicación y difusión en correos electrónicos para que todos los demás nos enteremos de algo que de otra forma ignoraríamos. Además de entregárnoslo ya filtrado, resumido o masticado (tremendo esfuerzo editorial con un clic). Me gustaría poder contar con estas personas cuando voy a una biblioteca o a un museo para que vayan seleccionando lo que yo debo ver o leer, ya que como ellos son más listos y cultos, a mí me costaría escoger y apreciar lo bueno que estos centros al igual que el Internet tienen que ofrecer.

Me congratulo de observar el enorme valor cívico en estas personas tan comprometidas, que llevan lo de hacer el bien y sin mirar a quien tan religiosamente, solicitando que reenviemos todos los mails que por ejemplo grandes empresas altruistas donen 1 centavo (que ojalá sean centavos de euro) a personas que lo necesitan, o que buscan donantes de órganos para salvar a un hermano, o que ayudan a localizar personas perdidas o secuestradas. A mí me hace sentir un poco mal el no hacerlo, ya que yo estoy egoístamente más preocupado que mi mail pueda servir para fines obscuros, mercantiles o para chantajes. No sea que me pase lo que al pastorcillo del cuento que gritaba muchas veces que viene el lobo, que viene el lobo y cuando de verdad vino nadie le creyó.

Gracias a la caridad de los apóstoles de la red (los amigos de los amigos de mis amigos) he reforzado mi fe por las oraciones que me instruyen reenviar a su vez a cuanto prójimo tengo entre mis contactos, para que recuerde que Dios está en todas partes (de la red). Así primero evito que me pase algo malo y segundo cumplo con creces la misión apostólica que Dios me encomendó, la de trasmitir mi fe (y la esperanza de compañías comerciales que les consumamos algo de lo que nos ofrecen porque ya tienen registrados e identificados todos mis mails y a mis amigos).

Con todo esto me enriquezco culturalmente y amplío mi criterio para aceptar nuevas expresiones, tales como:

"¿Sabias esto? Está super, leélo: si el dinero sircula, se acava la crisis, diganzelo al ignorante del miniztro de economia y no lo borres ya que si todo mundo lo lee podemos acer que los politicos aprendan de economia", o este otro: "NO soy supersticioso, pero por si acaso te envio esto porque dice que la birgensita te cumplira tus deseos si lo envías a 20 personas mas en caso contrario te cae la maldision".

Además, el tiempo que me ocupa leer todo el acervo cultural que me envían, lo compensa sobradamente el tiempo que me ahorro en promover mi persona, correo, o mis datos porque ya lo veo en todos los forwards del spam (favor de coger un diccionario del inglés-español para saber que significan estos términos) y constato que todo mundo los tiene, gracias a la difusión de los amigos de los amigos de mis amigos.

Carlos González Castañón

Cónsul Honorario de España

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