El uso partidista para todo y contra todos
El espectáculo que han dado esta semana tanto el gobierno como el principal partido de la oposición del Ayuntamiento de Oviedo con motivo de la celebración del "Día del orgullo gay" es sencillamente bochornoso. El uso partidista y la manipulación política de la que debería ser una reivindicación general de toda la sociedad, mostrando fuerza y unidad, se ha convertido, por un lado, en una especie de cajón de sastre en el que cualquier buena intención o promesa es suficiente con tal de contentar al colectivo y, por otro, en una esperpéntica batalla pública, cargada de dardos envenenados, entre unos y otros, en la que juegan al clásico y "tú más" o a ver quién de ellos consigue la mejor foto o el mejor titular para las noticias del día siguiente.
Juegan, utilizan y lo hacen con la sangre fría suficiente como para justificar que todo lo que hacen y todo lo que dicen lo llevan a cabo con la intención de visibilizar y dar fuerza a las reivindicaciones. Mientras tanto, mientras manipulan políticamente y construyen su propia realidad, lo único que consiguen es una imagen distorsionada y dividir al colectivo. Porque, miren, hay muchos más días que el 28 de junio para decir, para hacer y para comprometerse; hay muchos más días para que los hechos, para que el compromiso y el trabajo continuado y responsable en el tiempo den la razón a las palabras.
Y todo esto, desgraciadamente, no es nuevo. Éste es sólo un ejemplo de los peores comportamientos de la vieja política, esos que ahora también parecen repetir los llamados nuevos. Hacer y prometer en un día señalado en el calendario, solamente un día, para luego olvidar, incumplir o simplemente no hacer nada. Están acostumbrados a ello, nosotros se lo permitimos, y así lo seguirán haciendo. Por todo ello, los colectivos y/o asociaciones, sean de la índole que sean, reivindiquen lo que reivindiquen, no pueden caer en el error de entrar en su juego, el del uso partidista para todo y contra todos. Porque si ellos siguen jugando y nosotros entramos en ese juego, la ruleta sigue girando, ellos están tan contentos y al final, como siempre, los que quedan sin resolver son los problemas de los ciudadanos.
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