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La Grandiella, paraíso ¿matorral?

19 de Febrero del 2017 - Serafín González Redondo (Avilés)

No hace ni dos días que dialogaba con una vecina de la Grandiella, urbanización de reciente construcción próxima al barrio de La Magdalena, en Avilés, cuando salió a relucir el tema del control de la vegetación de los solares y el propio parque anexo a los edificios.

Ello me hizo recordar otras quejas de los vecinos y algunas publicaciones de la prensa escrita sobre el problema de la maleza y cómo, a causa de ella, estaban empezando a aparecer ratas, ofidios y otras alimañas.

Como asiduo visitante del barrio y usuario de dicho parque y bosquecillo, le expresé lo que tengo en mente expresar en esta publicación, y no es otra cosa que el punto de mira para aportar la solución está, cuanto menos, errado.

Según testimonios, mucha gente se pregunta por qué tras el tardío control de la vegetación en los solares (un mero desbroce con cadenas que, en especies con gran poder de regeneración como las cortaderias, los infames plumeros, de poco sirve) el problema de la fauna dañina persiste en épocas de calor.

Pues bien, persiste porque la maleza no es el problema. Más maleza hay en el monte y allí no hay poblaciones asentadas de ratas. Las ratas son animales oportunistas que se aprovechan de nuestros desperdicios para alimentarse y construir sus nidos. Los ofidios, por su parte, se aprovechan no sólo de nuestros desperdicios, sino también de las poblaciones de roedores para alimentarse. Es una cadena.

Dicho esto, es preocupante observar el estado de deterioro de las zonas verdes y solares y la no solo nula colaboración ciudadana o municipal para corregirlo, sino incluso aportación por parte de algunos usuarios para que el asunto se agrave.

No hace falta más que echar un vistazo por encima de la valla metálica que delimita el bosque de la Grandiella, al otro lado de la carretera donde se encuentra el supermercado Alimerka, para ver un vertedero disperso de bolsas de plástico, envases, tubos, papeles y demás basura que sólo contribuye a agravar el problema existente.

No hace mucho me crucé por esa zona con un joven de unos 16-17 años que, sin ningún tipo de disimulo ni miramiento, arrojaba al vacío el envase de su producto de bollería teniendo una papelera a menos de un metro. Viendo el estado del fondo del desnivel, no era el primero ni sería el último que lo hacía.

Y no es un problema exclusivo de la juventud. No hay día que recorra el camino del parque que no me encuentre en los bordes (una vez más, a escasos metros de papeleras destinadas para ello) plásticos y cajetillas de tabaco o envases de caramelos de eucalipto, los cuales no son precisamente populares entre los jóvenes...

Comunes son también, sobre todo en la zona de la plaza, los cascos vacíos de bebidas alcohólicas (a veces rotos, con el consecuente peligro para los niños y mascotas, también usuarios del parque), mecheros vacíos e incluso dos zonas localizadas con asentamientos frecuentes de gente, en especial en primavera y verano, con el destrozo que conlleva de la vegetación circundante y la acumulación de desperdicios en sus cercanías; una de ellas, paralela a la calle Barrio de la Grandiella, entre dos hileras de frondosas, visible incluso desde Google maps, y otra entre la vegetación opuesta a la riega de la Ceba.

A esto se añade el destrozo ocasional de papeleras o bancos (el último, hace apenas un par de días, alguien encontró divertido llenar una de las papeleras con las espigas de los plumeros y prenderles fuego), aunque estos destrozos, con una frecuencia bastante baja, para ser justos.

Ya no es cuestión de criticar la poca conservación del bosquecillo o las poblaciones vegetales que la componen, plagadas de especies alóctonas, dañinas e invasoras como eucaliptos, plumeros, robinias y mimosas, pero sí que sería de agradecer por una mejor experiencia de los usuarios de estas zonas una mínima limpieza de manera asidua por los servicios municipales y colaboración por parte de todos.

Quizá así, junto con el problema estético, ambiental e higiénico de la basura, se solucione de paso el de la aparición de animales insalubres como ratas u ofidios.

En lo personal, cada vez que me topo con un desperdicio a mi alcance, no me cuesta recogerlo para depositarlo debidamente en las papeleras. Con que todos los usuarios hiciésemos lo mismo, el problema sería mucho menos flagrante.

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