Asturias, sinónimo de montaña
Hace de esto mucho tiempo, un personaje español, a su llegada a Suiza, declaró: "Suiza es bonita porque se parece a Asturias". Y no le faltó razón. No es imprescindible practicar un deporte de montaña para poder hacer un canto de sus excelencias. Basta que despierte esa especial atracción que inspire su composición. Y si la naturaleza constituye necesariamente el escenario ideal para ejercitarlo, entonces el flujo de palabras afloran como un caudal. Uno de los pecados de nuestra juventud incluye el no habernos iniciado en esta hermosa disciplina deportiva, seguramente por falta de orientación que nos motivara.
Y lo curioso, y hasta indignante por tal desidia, es que tenemos la gran suerte de vivir en una tierra privilegiada para disfrutar de la montaña. Entre todas las regiones de España, sin duda, Asturias es una de las mejor dotadas. Por eso podemos decir que Asturias es sinónimo de montaña. Así se puede definir por sus imponentes montañas, por sus pequeños valles altos orientados en todas las direcciones, por sus suaves y más extensos prados costeros, por sus frondosos bosques donde se prodigan hayas, robles y castaños.
Subtítulo: Naturaleza en una tierras privilegiada
Además de esfuerzo físico, el deporte de montaña es solidaridad, serenidad, esparcimiento. En su ejercicio se concitan, como una perfecta simbiosis, el esfuerzo y la sensibilidad necesarios para la contemplación de la naturaleza. Desde nuestra especie de frustración, y para que no tengan que lamentarlo cuando sean maduros, exhortamos a la juventud actual y a las venideras para que se inicien en este maravilloso deporte de montaña. Estamos seguros de que no se arrepentirán nunca y que, como una herencia impagable, transmitirán estas inquietudes a sus descendientes.
Amando la naturaleza se ama a la vida. Nada en la naturaleza hay de superfluo. Todo cuanto nos ofrece a la vista y al espíritu es como una hermosa sinfonía de ingredientes. Uno de los que personalmente más nos cautiva es el árbol, metáfora de la vida humana, porque ya hemos escrito que sus ramas son las inquietudes de las que brotan fulgurantes las hojas, que son las ilusiones. Además, como nos dejó dicho en una de sus obras el ilustre asturiano Alejandro Casona, "los árboles mueren de pie" y eso les dignifica. Los árboles son a la naturaleza lo que los poetas a la Humanidad. Si algún día llegaran a desaparecer, la vida en nuestro planeta se acabaría.
Para terminar, una perla de la sabiduría. Al decir de Víctor Hugo, poeta, dramaturgo y novelista francés, "en la montaña, el turista viene a buscar un panorama, el pensador encuentra un libro inmenso".
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