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Sefarad en el concejo de Villaviciosa

22 de Marzo del 2017 - Agustín Hevia Ballina

El pueblo judío pareció encarnar la auténtica trayectoria de la leyenda del "judío errante", en un continuo ir y venir por la Historia, en la búsqueda siempre de una patria, de un nuevo Israel en que fijar su morada. El destierro de Babilonia constituyó el despertar de ese sino misterioso. La diáspora o dispersión que siguió a la destrucción de Jerusalén por las tropas del emperador Tito supuso un nuevo desarraigo, una búsqueda ansiosa por todos los recovecos de la Tierra para encontrar asentamientos en que seguir conservando sus esencialidades de pueblo. Sefarad vino a ser esa nueva patria, esa tierra de promisión en que el pueblo hebreo se asentó y vivió días de paz, de prosperidad y de bienandanza.

Nueva etapa en esa historia de dispersión iba a comenzar para aquel pueblo que, hasta la llegada del Mesías, Cristo Jesús, había mantenido el privilegio de ser el pueblo escogido por Yavé, el destinatario de la Antigua Alianza, el seguidor de la ley antigua, como vía exclusiva de salvación. Llegados los tiempos nuevos, esa nueva etapa comenzó en el Sefarad bien amado de los que podríamos decir "judeoespañoles". Año 1492 del comienzo de la Salvación. Un decreto de los Reyes Católicos puso a los judíos en la disyuntiva de abrazar la fe cristiana o emprender el camino del destierro. Los que salieron hacia el norte de África y los Balcanes se dispersaron por todo el Mediterráneo. Con todo, fueron muchos más los que se quedaron y se fueron acomodando a territorios nuevos, generalmente poco comunicados, brañas y pueblos con escasa comunicación exterior. Así sabemos que en Cabrales refluyeron los Moradiellos, en Rengos de Cangas del Narcea, otros y otros.

En la zona interior del concejo de Villaviciosa fueron afincándose, por las diferentes parroquias, núcleos de familias que irían poco a poco ramificándose, hasta formar pequeñas comunidades que empezaron a llevar a cabo las prácticas de la nueva fe cristiana que habían adoptado, conservando, sin embargo, creencias y tradiciones que custodiaban con profundo convencimiento, disimulando, en alguna forma, las creencias judaicas que acababan de dejar. Hay un indicio muy claro en la onomástica de que siendo cristianos conservaban respecto a nombres del Antiguo Testamento. Así en la Magdalena de los Pandos, he encontrado el apellido Salomón; Juan es nombre frecuente; Baltasar, Joseph, Melchora, Simón, Isabel, unidos a un apellido muy frecuente, que es el de "Rosales". Si pasamos a San Vicente del Busto, a San Pedro de Breceña o a Santo Tomás de Coro, encontramos multiplicado ese apellido. No hemos visto indicios de perdurabilidad de sus creencias hebreas o de su filiación, fuera de la dicha de la onomástica.

En Cabrales, sí encontré persona que guardaba en la memoria el versículo primero del Génesis en lengua hebrea, así como el texto de algunas oraciones hebreas, que es incapaz de descifrar. Para referirse a Dios suele recurrir a los nombres hebreos: Yavé, Elohim, Adonai. Conocía el alefato recibido oralmente de sus abuelos. Me recitó textos de los Salmos. Conocía de la expulsión del siglo XV. Se profesaba católica, como sus mayores.

Que el apellido Rosales sea de ascendencia judía me es grato poder elucidarlo a través de una petición genealógica, recibida en el Archivo Histórico Diocesano. Conservo tres misivas en relación a esa petición.

Subtítulo: Rosales en eflorescencia en una tierra bendita: judíos en la Puebla de Maliayo

La primera viene dirigida al "Sinyor Honorable Padre dela Yglesia de Oviedo (se dirige al señor Arzobispo). Espanya. Como remitente figura Benjamín Rosales Bensiyon, y escribe en "sefardita". Al leer la carta me sentía trasladado a la corte de los Reyes Católicos, con la lengua "espaniola", o castellano, que se hablaba entonces. Me dice en su lengua "sefardí": "Yo moro en Israel del anyo 1948. Arriví a Israel de Istanbul. Mis parientes son de los refujidos de Espanya (1492). Nosotros semos judíos. Yo kero conocer la famiya que se yama Rozales. Yo kero saber si ay en Espanya unos archivos que va a mostrarnos la historia judía. Ande vivió esta famiya de Rosales fin el anyo 1492. ¿En ke lugar de la Espanya? Yo sé ke oy ay muchas famiyas Rosales en la Espanya. ¿Puede ser ke ellos son conversos?". Hermosas expresiones de un arcaísmo que deleita y nos traslada a una España de las tres culturas, en que convivían en armónica paz y concordia cristianos, judíos y mahometanos. Nostalgias a raudales me invaden el alma, leyendo las cartas de mi amigo Benjamín Rosales, de Tel-Aviv.

Fíjense cómo uno tiene motivos para experimentar emociones con su lenguaje judeoespaniolo o "sefardí". ¿Qué me diríais cuando me pregunta "sy ay algún livro de los órdenes de expulsar todos los judíos de Espanya. Le rogo que me mande o ke me eskriva el nombre. Yo lo kero meldar i merkarlo". No entendía lo de "meldar" y tampoco me lo resolvió, desde el latín, Raimundo de Miguel. Tuve que acudir al Diccionario de Autoridades de la Real Academia y resolví que derivaba del latín "meletare", que significa "aprender, enseñar, estudiar". ¡Qué belleza de expresión: "quiero estudiarlo y comprarlo", incluida esa hermosa figura que es la "anticipatio", que intentas decir lo primero lo que quieres expresar como más importante para poner después lo que es anterior en el tiempo! Antes es comprar el libro, para después estudiarlo. Con todo, esa figura nos revela que para él lo importante es estudiar, asimilar, es decir, "meldar" el libro. El término, ya un arcaísmo, está en desuso en castellano. Al fin, se despide el sefardí: "Con munchas gracias i saludes".

A decir verdad, no soy capaz de dejar de lado este entretenimiento con el "espaniolo" de mi amigo Banjamín y no me resisto a aportarte unas palabras de su tercera carta: en ella me incluye una postal de Nazaret, en estos términos inolvidables, que me dejan tocado el corazón y me han sabido más que a mieles: "Nazareth es un lugar santo par los cristianos. Akí bivyo Miryam, la madre de Jesús". Te dejo con el buen sabor de estas palabras; "siudad", "Inquivization" (Inquisición), "los officieres" (oficiales). Se pregunta Benjamín: "¿Kómo pagaron las devdas i recivieron lo keles devían los otros moradores?".

Y volviendo a los Rosales, que movían su curiosidad, quiere saber "si ay maz informationes pol la familia Rosales, le rogo que me lo mande. ¿Ken eran? ¿Si eran amos o povres? ¿Judíos o cristianos? ¿I avrá otras familias judías ke tomaron este nombre? ¿Si avía solo juzgos o juzgados por los que no keryan tener o tomar el cristianismo?". Pacientemente, he procurado resolver todas las cuestiones del judío Benjamín. En una de mis cartas o letras (ya se me ha contagiado el sefardí de mi amigo) le contesté que su nombre me recordaba a Benjamín de Tudela y su "Viaje por los lugares santos". Los "Rosales" ya están floreciendo.

Termino por hoy, esperando que el "Rosales" de mi amigo alcance la plena floración que deseo. La paciencia todo lo alcanza y la amistad todo lo intenta. "Kon munchas gracias i saludes", te concluyo, como lo hace nuestro amigo Benjamín Rozales Bensiyon. Uno de tantos Rosales que conservaron el tesoro de su "sefardí o sefardita". "Saludes" de nuevo.

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