Estoicismo

21 de Mayo del 2017 - José Antonio Coppen Fernández

Como se sabe, el estoicismo trata de un movimiento filosófico fundado en Atenas en el 301 a. C. por Zenón de Citio, nacido en Citio, Chipre, en aquel tiempo colonia griega. Esta filosofía defiende el autodominio, la serenidad y la felicidad de la virtud. Su objetivo era alcanzar la felicidad y la sabiduría prescindiendo de los bienes materiales. Añadamos que Seneca defendió el estoicismo.

No ocultamos que empatizamos con los principios de la filosofía de los estoicos. Y en nuestro discurrir procuramos inyectar a nuestra existencia una dosis de permanente evolución para no mantenernos encasillados en el pasado. Siempre recordamos que no se nace joven, hay que adquirir la juventud mediante la constante evolución. Un hombre llegado a la edad de los 50 no puede seguir pensando como cuando tenía 18 años, porque ello supondría estar anclado en el pasado, y el pasado nunca vuelve.

Subtítulo: Felicidad y sabiduría sin bienes materiales

Zenón de Citio ponía énfasis en el bien racional que se obtenía a través de una vida virtuosa, es decir, acorde con la naturaleza. Desde su época y después, su filosofía fue muy exitosa. Acostumbraba a dar lecciones en público en el pórtico pintado de Atenas. No tenía inconveniente en dar sus lecciones a gente de la más baja clase social. Zenón era admirado y emulado por su buen carácter por el mismo rey Antígono II Gónatas de Macedonia. Por su cualidad de extranjero, Zenón nunca pudo dedicarse a la política en Atenas, aunque sí recomendó esta actividad.

Es claro que mejor ser envidiado que compadecido. Por tanto, una de las actitudes de los estoicos consistía en despreciar la opinión del vulgo. Por su parte, Séneca en sus cartas a Lucilio condensa sabios consejos que traspasan las fronteras del tiempo. Uno de ellos dice así: “Alcanzarás la sabiduría si te obturas los oídos”. Muchas de sus observaciones y conclusiones podrían aplicarse a las inquietudes del mundo actual. Séneca escribió las más bellas máximas de la pureza de la vida, en él se aunaban todas las sublimidades del pensamiento humano, la elevación del espíritu y el entusiasmo por la virtud.

Las cartas a Lucilio (a veces llamadas “Cartas de un estoico”, en el mundo anglosajón), consistentes en 124 cartas escritas durante los tres últimos años de su vida, recogen el fruto de una larga experiencia y contienen las reflexiones más profundas sobre las contradicciones de la condición humana. Todas comienzan con “Seneca suo Lucilio salutem” y terminan con la palabra “Vale”, adiós en latín, fórmula habitual de la época. Lo cierto es, llegado a este punto, que se ignora si Lucilio realmente existió, y de haber existido, quién fue.

Cartas

Número de cartas: 45105

Número de cartas en Abril: 121

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