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¿Geoísmo-cosmoísmo, antropovitales-ambientales?

17 de Noviembre del 2017 - José Antonio Martínez-Álvarez

La globalización de los estudios de la Tierra (“geoísmo”) puede considerarse iniciada, a partir de la primera y española circunnavegación de la misma por Juan Sebastián Elcano. La geología, minerales, rocas, geoquímica-alquimia, geobiología-paleontología (fósiles de impresión, compactación o metamorfismo (carbones y fluidificación líquida –petróleo– o gaseosa, etcétera), tienen, a partir de tal momento un soporte conceptual y sobre todo cartográfico total en el que ubicar los fenómenos y cosas localizadas dentro de la globalidad. También la posibilidad de interrelacionar efectos y causas terrestres aportados por los diversos tipos de formas o ciencias de interpretación y estudios citados que fueron surgiendo, en el lento evolucionar de lo científico y técnico-tecnológico. El alunizaje iniciado (hace más de 45 años) así como percepción de diversos ecos extraterrestres luminosos y electromagnéticos, junto al crecimiento del conocimiento y percepción de los aerolitos, meteoritos, meteroides, cometas, asteroides e impactos luminosos; con sus trayectorias, diversas unas, perdidas otras y en curso de interpretación las más, acercan y concretan valores diversos de esa otra no bien definida inmensidad que denominamos “cosmos”. Las percepciones que aparecen en el mismo definen y caracterizan el hoy conocido como “cosmoísmo.” El viaje de diez años... de la nave “Rosetta”, para orbitar en torno a un cometa y depositar en el mismo módulo sensorizado, encargado de recoger muestras junto con todo tipo de impulsos con posibilidades de emisión es el penúltimo asalto al espacio cosmológico directo, intermediando sensores y módulos de acercamiento o descenso. Los géiseres de agua percibidos sobre una de las lunas (Europa) de Júpiter, recientemente anunciados por la NASA, añaden dudas y esperanzas sobre el comienzo de la vida y el evolucionar de la materia

El muy reciente descubrimiento de un nuevo “Sistema Solar” con seis equivalentes funcionales a Tierras, recientemente dado a conocer por la NASA y derivado de amplias acciones de cooperación internacional (incluidas actuaciones españolas) parece ser la última aportación conceptual para entender sin descifrar los espectaculares enigmas contenidos en aquel cosmos; ciencia de pocos percibida como “cosmoísmo”.

El “geoísmo” (geoterrestre teórico y práctico) se corresponde con el dominio de los materiales atrapados en el subsuelo configurando los diversos tipos de yacimientos de materiales o mina (criaderos de materia mineral ). Estas facilitan-facilitaron las materias antecedentes, para obtener todo tipo materiales útiles e industrializar nuevos aspectos aplicados de los mismos (¿nuevos materiales?). Están diferencialmente distribuidos y las estadísticas de su consumo parecen conducir al agotamiento, contaminación de sus entornos abandonados o activos industrialmente. ¿Cómo afrontar tal dinámica? El cosmos es ese otro espacio exterior próximo (meteorológico-troposférico) y lejano, o extraterrestre, de donde proceden diferentes energías teóricas y aplicadas (térmica, luminosa), etcétera.

El ámbito universitario necesita adaptarse a las circunstancias tecnológicas globales del momento y de necesidades de los actuales tiempos, bajo las siguientes directrices generales:

1) Mantener el sentido extenso de la minería –minas y minados– en los subsuelos globales y sus complejas asociaciones de materiales tensionados (fracturados) o compactados.

2) Penetrar en la definición y diferenciación de nuevos materiales mediando actuaciones tecnológicas específicas sobre los diversos materiales connaturales terrestres.

3) Otear todos los campos de la energía más próxima terrestre (suelo-subsuelo y geotérmica-volcánica ); también de la que por sus “ecos” sabemos que generó y genera el Universo en expansión y diversificación (ondulaciones cosmo- gravitacionales, premio 2017 “Princesa de Asturias”; sin descuidar la derivada dinámica cíclica marina y atmosférica (eólica) así como la geodinámica (fracturación profunda).

El geoísmo-cosmoísmo teóricos abren nuevas y novedosas posibilidades a las grandes preguntas de la actual civilización y sus desarrollos. Pudieran ser éstas: orígenes de la vida, materias interestelares y sus cualidades, así como energías perceptibles en el Sistema planetario Solar y otros.

Todos los esfuerzos tecnológicos de servicio docente, profesional e investigador deben ser reorientados. Las difíciles circunstancias planificadoras de la Universidad de siempre, ahora ¿“bolonizada-fracturada”? lo tienen difícil. Voluntad y esfuerzos considero que no faltarán para llevar adelante esta adaptación a las circunstancias tecnológicas del mundo megaglobal, impuesto, tanto respecto a la Tierra próxima (geominera) como en el conceptualmente lejano cosmos. Lo deseo como universitario genérico y docente que en todos los tiempos, defendió tales valores conceptuales tecnológicos universitarios como ineludibles, para un tiempo que finalmente está aquí, enmarcado dentro del geoísmo-cosmoísmo tecnológico (aplicado). No falten los “geoánimos” necesarios para cumplir-cubrir una etapa más de las que viene realizando la cuatro veces centenaria Universidad de Oviedo de Asturias; en su noble función cultural y de estudios hacia el amplio desarrollo, además tecnológico global, en el cosmos y sus posibles parámetros extractivos, energéticos y ambientales. Las instancias de gestión lo piden, las magnitudes económicas requeridas por el cosmoísmo parecen fuera de contexto inmediato pero alcanzables. Para los pocos que se embarquen en las “carabelas tecnológicas” del cosmoísmo en otros países o asociaciones de estudio-investigación propiciados con esta finalidad.

La Escuela de Minas, Materiales y ¿Energías? de Oviedo (en sus XXVIII Certámenes de minerales, gemas, fósiles y meteoritos, presenta amplias colecciones de materiales pétreo-minerales de esta nuestra Tierra-planeta y su Sistema Solar. También los aportados por coleccionistas-expositores del amplio mundo global que certificaron científicamente trabajos de aquellos “españoles de las carabelas” al presentar minerales y rocas destacables (tierra de Colón-Elcano) por su belleza específica, cristalización ,biofosilización y utilización geominera. Para recordarnos que junto al derecho de disfrutar de sus destellos de belleza-utilidad existe el correspondiente deber ineludible de respetar, conservar, estudiar y desarrollar todo lo que procede de ella. Ahora, además, con las “carabelas” de este y otros certámenes coleccionistas prácticos. Como “terrestrines” que, querámoslo o no, resultamos ser en la tierra de aquellas nuestras carabelas: ahora de todos.

Bueno podría ser que la Escuela de Minas Materiales y Energía de la Universidad de Oviedo estabilizase los certámenes y ampliase su globalidad, mediante la creación del “Aula Expositora” (en red) “primus circundedisti me” y solicitar el patrocinio de la princesa Leonor de Asturias. A falta de dos años años, para celebrar los quinientos de la mayor de las primacías de estudio –descubrimiento continental marino– realizadas por la comunidad hispánica y reino, la Universidad de Oviedo y su Principado se restablecerían como diana cultural de importancia y utilidad global. Con posterioridad a la presentación de este escrito el Consejo de Ministros de 9 de junio ya aprobó la creación de la Comisión Nacional para celebrar el V Centenario de la Vuelta al Mundo Magallanes-Elcano-Reino de España .Bueno podría ser que la Universidad de Oviedo crease la cátedra “Tierra Ambiental Princesa Leonor de Asturias” para juntar estudios de descubrimientos y su protección ambiental.

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