Problemas y censura
De entre los problemas que hoy tenemos en España, ausencia de problemas no es posible, siempre habrá alguno, destacan a mi juicio y son noticia tres: en justicia, la salida de la cárcel de los violadores asesinos con más rapidez que si salieran de la discoteca; en Presidencia, el Gobierno de Cataluña con el comportamiento “chulesco” del Sr. Puigdemont saltándose las leyes, mientras el Gobierno de Rajoy responde melifluamente de palabra, y en economía, la deuda. De ninguno de estos problemas escuché una sola palabra en la moción de censura ni a los que pretenden llegar ni a los que pretenden seguir.
En el primer problema, es más una falacia que una quimera pretender que la primera opción de la cárcel sea reeducar al delincuente. La cárcel sirve y debe seguir sirviendo para evitar que el delincuente siga delinquiendo, para que pague sus deudas con la sociedad y para disuadir a los que pretendan delinquir. A nadie se le ocurriría encerrar a un estudiante para que aprenda a resolver ecuaciones diferenciales en un aula con analfabetos.
El segundo, soy de los que creen que quienes cambian el nombre al suspenso “para no ofender”, permiten obtener títulos sin aprobar, etc., no les costara mucho esfuerzo aceptar la Autonomía catalana como república, ya que al fin y al cabo todas las repúblicas son autónomas.
Y respecto al tercero, ¿qué ocurriría si aumentara el interés de la deuda? Pues que en vez de ser “Alemania” seríamos “Grecia”. No logro entender el falso placer de gastar más de lo que se ingresa. ¿Qué le ocurriría a una familia que decide comer langosta, pidiendo el dinero al vecino? Si no lo devuelve porque no puede, no tendría ni para comer sardinas.
A quienes como yo ayudamos al PP a conseguir el Gobierno y que somos millones nos disgusta este proceder, pues aunque yo participo de los valores que dice defender, no participo de los que en alguna ocasión defiende.
Un problema que no menciono, pero que fue protagonista en la moción de censura es el de la corrupción, y no lo menciono porque se distribuye entre todas las organizaciones en relación directa con su grado de poder. Es una broma escuchar a Monedero, Echenique, Errejón, Espinar y algunos más hablando de corrupción cuando ellos ya la practican sin ningún poder. En cuanto a la impoluta Sra. Carmena deberíamos preguntar a los “pobres” arquitectos argentinos, mientras consideramos lo felices que deben estar los contribuyentes venezolanos con la contratación de Monedero para implantar la moneda bolivariana.
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