'La huella del crimen'

Dejó huella indeleble en el inconsciente colectivo, con su extraordinaria interpretación, basada en un hecho real sucedido en 1959, de la envenenadora de Valencia (la última mujer ejecutada a garrote vil en España), en la serie de la tele 'La huella del crimen'. Terele Pávez era garra, temperamento y carácter y en su cara llevaba marcada la raza que reflejaba sus raíces, la imagen de la España profunda que caracterizó a la perfección en películas y series porque ella era esa imagen, la del Realismo y el Naturalismo, la de 'La barraca' y 'Los santos inocentes'. Ahora nos ha dejado, se ha ido de nosotros hacia otro lado, pero sólo hasta que volvamos a levantar la cabeza por la calle porque por cualquier parte nos encontraremos otras caras, con el inconfundible rostro de la España más profunda.

Aquí estoy porque he venido, porque he venido aquí estoy, si no te gusta mi canto como he venido me voy. Antonio López y su mujer son dos octogenarios que viven en un primer piso en el barrio de Fondo de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), que no necesitan tele para ver pelis de acción. Ellos, aunque no produzcan sus propias películas, accidentalmente se han convertido en protagonistas estelares. Los GEI, la unidad de élite de los Mossos d'Esquadra, les ha dado un susto de muerte al irrumpir a gritos, ponerle la pistola en la barriga y empujar al anciano, que amablemente les abre la puerta, al sofá. Mientras su asustada esposa llora desconsoladamente. ¿Error garrafal o un fallo monumental de efectividad de 'Los Hombres de Harrelson'?. El peligroso delincuente, vinculado presuntamente a la guerra entre bandas dominicanas, e investigado por la pelea en una discoteca de Barcelona, en la que mataron a otro dominicano a tiros, vivía en el piso de abajo.

Es entendible el hecho de que, al mejorar tu poder adquisitivo, mejore también en igual medida tu tren de vida. Por eso, no nos tiene que extrañar que en Villadepalos, localidad perteneciente a la comarca de El Bierzo, en la provincia de León, el atracador de un banco que iba a delinquir montado en bicicleta, una vez cometido el delito tratara de emprender la huida en un taxi, que pasaba oportunamente por allí e iba libre de pasajeros. Hasta cierto punto el ladronzuelo era legal, ya que su intención era abonar, en su veloz retirada forzosa, la tarifa del taxi con una parte del botín sustraído momentos antes en la entidad, que rondaba los 3.000 euros en metálico, ya que no le dio tiempo a hacerse una tarjeta. Cortes de carreteras, férreos controles de tráfico y el inmediato despliegue en la zona de hasta siete patrullas de la Guardia Civil puso en jaque, en hora escasa, a los sueños del ladrón de los 3.000 euros. Al que vamos a llamar trigo por no llamarlo Rodrigo (Rato).

Hay delincuentes hartos de que se les catalogue de comunes, que buscan dar el siguiente paso, a aprendiz de terrorista, para así obtener una mayor notoriedad. Han decidido que para sembrar el pánico entre la multitud no hay cosa mejor que dar golpes al suelo y gritar amenazas, con que causar estampidas, en las procesiones de la tradicional Madrugá de la Semana Santa sevillana. Nada serio, varios heridos leves, por golpes y torceduras, así como algunos ataques de ansiedad entre los nazarenos y los asistentes. Han conseguido, los delincuentes de poca monta, llamar la atención y la broma de mal gusto no ha llegado a causar males mayores. Se ha quedado en un susto, afortunadamente, sin tener que lamentar consecuencias graves. "Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad?. Eso es lo que significa ser un esclavo". La novela, de Philip K. Dick, aborda el temor a vivir con miedo, y es el miedo al terrorismo, actualmente, el que aterroriza a Europa.

Las semanas corren, pero los días de la semana vuelan. En la Semana Santa, que acaba de concluir, cada uno de nosotros hemos profesado nuestro amor a Cristo de las más diversas y variopintas maneras. Como el general de División, Antonio Ruiz Benítez, vinculado con el protector de la Legión, el Cristo de la Buena Muerte, que declara: "Los legionarios profesamos la fe llevando armas". Amén de otros menos belicosos que, como Trent Lockett, jugador del Real Betis de baloncesto, no enterándose de la misa la media, confundió a los nazarenos (supongo que por el cucurucho en la cabeza) con simpatizantes del Ku Klus Klan. Aparte de estas curiosas y divertidas anécdotas, lo habitual, lo que normalmente acostumbramos a practicar, es la escapada. Ya sea de los ladridos del jefe (el afortunado que aún conserve su trabajo); del ruido y el bullicio unos y de la excesiva tranquilidad los otros. En resumen, escapar por unos días de la rutina, que es de lo que se trata. A los que como yo carecemos de calderilla y crédito miramos al mar, por ver las olas y las horas pasar. Soñamos, que es gratis.