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Doce años del crimen de Luciano Romero

12 de Septiembre del 2017 - Javier Arjona (Pola de Siero)

Luciano Romero Molina.

Un 11 de septiembre, hace 12 años, asesinaron a Luciano Romero.

Luciano era testigo en la Audiencia internacional del Tribunal Permanente de los Pueblos realizada en Berna Suiza el 29 de octubre de 2005, a la que no pudo asistir, puesto que fue asesinado días antes.

"Después de doce años de su asesinato sólo hemos logrado una justicia a medias, por lo que continuamos y continuaremos exigiendo justicia", ha dicho su sindicato Sinaltrainal.

Trabajador de Cicolac-Nestlé en Valledupar, asesinado el 11 de septiembre de 2005 en Valledupar, César, Luciano fue visto con vida aproximadamente a las 9 de la noche del 10 se septiembre y en la mañana del día 11 de Septiembre fue encontrado amarrado, torturado y en su cuerpo presentaba 54 cuchilladas.

Durante el recorrido previo a su muerte, Luciano fue llevado en dos ocasiones al frente del Batallón la Popa, en horas de la noche, trasladado en el asiento trasero de su taxi, sus manos esposadas, mientras que varios hombres le apuntaban con un arma corta; curiosamente el vehículo no fue detenido cuando en este lugar opera un retén del Ejército nacional.

Luciano gozaba de medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

En el Juzgado Primero Laboral del Circuito de Valledupar cursaba una demanda laboral por reintegro a su puesto de trabajo, instaurada contra las empresas Nestlé de Colombia.

Luciano era un destacado dirigente de Sinaltrainal y delegado ante la Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, desde donde realizaba sus actividades de solidaridad y atención humanitaria con los detenidos.

Durante sus últimos cinco años de vida, Luciano Enrique Romero Molina denunció la fuerte presencia los grupos paramilitares en la ciudad de Valledupar y violaciones de derechos humanos, así como también la omisión de las autoridades civiles y militares al respecto; razón por la cual se generaron constantes amenazas y hostigamientos contra su vida. Su sindicato propuso que viajara por 6 meses al PAV-DDHH de Asturias.

El crimen de Luciano Enrique Romero Molina conmovió al movimiento sindical y en general al movimiento popular en Colombia. El nivel de violencia registrada en su humanidad solo es entendible al abordar históricamente los actos de violencia estatal contra los movimientos que defienden la autodeterminación y soberanía de los pueblos.

La terquedad de Sinaltrainal y el valor de su familia, sumado a la solidaridad desde los pueblos, ha permitido que lo ocurrido a Luciano se convierta en un reto de construcción colectiva de memoria en perspectiva de subvertir las estructuras que confrontó dignamente Luciano con su vida.

Luciano, en compañía de tres dirigentes sociales amenazados de muerte por la extrema derecha colombiana, vivió en Gijón y desplegó en Asturias su activismo por la paz y los derechos humanos dentro de las campañas de solidaridad con los presos políticos, en el boicot a Coca Cola y en las denuncias contra Nestlé por su responsabilidad en la mortal persecución a los sindicalistas.

Como se demostró en el proceso penal, el asesinato de Luciano lo cometió el grupo paramilitar de alias "Jorge 40" en alianza con miembros del Departamento Administrativo de Seguridad "DAS", que dependía de la Presidencia de la República. Un juzgado penal del Circuito OIT lo calificó como crimen de lesa humanidad.

Los autores materiales del crimen están presos, pero Nestlé ha conseguido burlar a la justicia, hasta el momento. El caso ha sido presentado ante la Corte Penal Internacional.

Desde Colombia, junto a la visita de su hija Luisana hace dos años, nos enviaban su saludo:

"... les agradecemos inmensamente la solidaridad y el acompañamiento que durante muchos años nos han brindado para avanzar en la búsqueda de una Colombia con soberanía, democracia, paz y bienestar para nuestras gentes.

De manera muy especial, les agradecemos una vez más, el haber recibido a nuestro entrañable compañero Luciano Romero en su casa, en su tierra, haberlo abrigado durante un tiempo, en el que seguramente alimentó y fortaleció su moral, su esperanza en la construcción de un mundo mejor y le dio nuevos bríos para regresar a Colombia, junto a su pueblo, por el que lucho hasta la muerte... como los grandes, los irremplazables".

"Luciano es de los que dejan su ejemplo de vida, sus banderas y millones de semillas que parirán una patria digna y soberana... la patria de las inmensas mayorías que seguirán avanzando en la construcción de la gran patria latinoamericana que soñó el libertador Simón Bolívar".

"Junto a Luciano, otros 25 integrantes de Sinaltrainal y más de 3.200 hombres y mujeres sindicalistas colombianos asesinados nos alientan cada día para continuar luchando y exigiendo verdad, justicia, reparación integral y que no se continúen asesinando gentes en beneficio de los poderosos, de los que día a día se enriquecen más a costa de la opresión, el saqueo y la pobreza de nuestros pueblos. Desde Colombia con gran cariño y admiración, Dirección Nacional de Sinaltrainal".

Este 12 aniversario del crimen de Luciano ocurre un día después de la visita papal a Colombia.

Luciano era cristiano y había participado en el salón de plenos del ayuntamiento de Siero en un memorable homenaje a Monseñor Romero a los 25 años de su asesinato; allí estuvo también la valerosa Cecilia Naranjo, de la Comisión de Justicia y Paz de Colombia;

Ocurre este aniversario en tiempos en que se aspira a construir la paz, con acuerdos con la guerrilla Fariana, y antes de que comience el cese el fuego pactado con la guerrilla Elena para primeros de octubre. Una paz en medio de asesinatos que no sólo no cesan sino que se incrementan; una paz cuestionada por los guerreristas y la extrema derecha, la misma que destruyó la vida de Luciano.

La alianza criminal entre policías y paramilitares que reconoce y condena la sentencia del crimen de Luciano es la misma que ha permitido perpetuar la impunidad de los asesinos múltiples por toda Colombia, significativamente contra sindicalistas, que sufren el genocidio sindical más amplio del planeta y cuya responsabilidad única recae en el estado, en el gobierno de Uribe en 2005, cuando ocurrió el asesinato planificado de Luciano, y en el gobierno de Santos, que se niega a desmantelar a los grupos paramilitares.

Frente a ello, Luciano y los suyos, Luciano y sus seguidores/as, continúan en la defensa del derecho a la vida, la paz, y la vigencia de los derechos humanos.

Luciano, hermano, n´Asturies no te olvidamos.

Javier Arjona, Pola de Siero

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