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Asesinos de sentimientos

12 de Septiembre del 2017 - Serafín García Meana (La Luz (Avilés))

Cada día estamos tan inmersos en nuestro propio egoísmo e individualismo que somos criminales de manera inconsciente, ya que solamente nos preocupamos por nosotros mismos y no nos damos cuenta de lo que le hicimos al otro fue grave, siendo esto irremediable en la vida del otro. Siempre nos vamos haciendo daño los unos con los otros, matándonos parte de lo que teníamos en nuestro más íntimo ser. ¿Cuántas veces no hemos matado los sentimientos de las demás personas? ¿En cuántas ocasiones cada uno de nosotros no ha menospreciado a las diferentes personas que nos encontramos a lo largo de la vida y dañado de esta forma su integridad humana? Todos, con o sin intención, alguna vez en la vida hemos asesinado los sentimientos de otros y de esta forma nos convertimos en más asesinos que aquellos que están en la cárcel por matar físicamente a una persona, porque cuando se daña psicológicamente aniquilamos a las personas por el resto de sus vidas, y la condenamos a que aquella parte que se vio dañada no reviva nunca más.

Cada una de las personas que habitamos sobre la faz de la tierra posee sentimientos, y por lo tanto aunque quizá no se dé cuenta del daño que le han causado, su inconsciente sí lo sabe y lo guardará para ir acumulándolo y volver al que ha recibido el daño, en un ser inerte que camina por inercia.

Hoy nos preguntamos ¿cómo es que hemos sido capaces de caminar libremente por la vida dañándonos irremediablemente a cada instante? O quizá lo que acabamos de decir anteriormente es falso, y el precio o la condena que pagamos por ser homicidas es vivir, en donde la cárcel es la vida misma. ¿Quién no ha dicho en alguna ocasión una palabra cruel a otra persona y la hemos devastado y ni siquiera nos hemos dado cuenta? Todos alguna vez lo hemos hecho y también nos lo han hecho, por lo tanto, en la vida nos hemos asesinado los unos a los otros. Hay algunos conformistas que se consuelan diciéndose que la vida es así, pero no se han dado cuenta de que si todos pusieran de su esfuerzo personal, todo sería diferente y no sería necesario ir por la vida siendo delincuentes. Tal vez todo lo que hemos dicho hasta ahora esté errado y lo que realmente hacemos es, a través del daño hecho, enseñado a vivir a los otros, y así logramos vislumbrar que en la vida no todo es color de rosa, es decir, perfecta, porque si fuera así sería plana y monótona sin ninguna emoción de la cual levantarse y seguir peleando en este mundo donde el más fuerte sobrevive.

Lo que hacemos es ayudar a no quedarse estancados en una sola posición, sino que les instruimos a ser capaces de sobrepasar los obstáculos que nos va poniendo la vida. Esto en vez de matarlos los hace revivir y les da un aprendizaje para que continúen caminando por el sendero de la vida, reafirmando el propósito de todo ser humano, encontrar la felicidad plena. Sin embargo, esto no puede ser, debido a que es la forma en que estamos viviendo y no es la más eficaz, esto queda muy expuesto cuando vemos que el ser humano actual es un ser lleno de egoísmo y goza de una constante falta de conciencia social, todo producto del daño que hemos provocado. No es justo lastimar y ser homicida de otros entes porque eso los ha transformado en lo que se ha mencionado anteriormente, un ser sin conciencia social, vivir maltratándonos mutuamente no es vivir realmente, sino más bien es ir muriendo constantemente, ya que cuando maltratamos, dañamos y matamos una parte de la persona que fue dañada.

Tal vez con el modo de vida que lleva el ser humano actual (aniquilándonos reiteradamente) posiblemente se alcance la felicidad pero, ¿qué sucedería si haber sido constantemente acuchillados por los demás nos hace vivir infelizmente y nunca seamos capaces de encontrar el verdadero camino de la felicidad? Este interrogante es muy difícil de responder puesto que llegar al atardecer de la vida sin conocer la felicidad nos hace darnos cuenta de que hemos desperdiciado nuestra existencia y ya no se puede remediar, porque lamentablemente no se puede volver atrás.

Cuando a una persona se le han destrozado sus emociones es imposible que le exijamos o pidamos que no se vuelva un "muerto viviente" , esto quiere decir que nosotros mismos hemos matado lo que lo hacía puro y único, y le obligamos a tener que ser igual a los otros, desgarrando los sentimientos de los otros como lo han hecho con él, le convertimos el alma, de este modo lo transformamos en una persona fría sin ninguna compasión frente a lo que le pueda afectar a los demás donde lo único que le es importante es su propia persona y su bienestar. Esto representa la realidad actual del ser humano. Esto de ninguna forma quiere decir que el hombre desde ahora se haya convertido en un asesino, si no que es hoy en día cuando lo hace cada vez con más frecuencia e intensidad, porque desde que el hombre conoció el lenguaje ha cometido homicidios psicológicos contra sus pares, a través de lo verbal.

Los niños son los únicos que aún no han sido inducidos a cometer homicidio contra los otros, debido a que no se les ha enseñado que deben cuando alguien los daña hacer lo mismo, pero, sin embargo, el daño que se les hace es acumulado y cuando crezcan por todo aquel perjuicio depositado dentro de su alma será un asesino más dentro de todos los que ya hemos asesinado los sentimientos de las otras personas. Lamentablemente tendrán que formar parte de este mundo lleno de asesinos. Ha sido un milagro el que aún existan niños que no han sido contaminados, aunque no podemos dejar de mencionar que los adultos en reiteradas ocasiones enseñan a los niños lo que ellos creen es correcto, como es el caso, "defenderse del mundo", pero lo que en realidad tratan de hacer es pudrirles el alma, enseñándoles a matar a los que son sus pares en el emocional viaje que recién han comenzado a emprender, la vida.

¿Cuántas veces, cuando a un niño otro lo arremete, le decimos que debe hacer lo mismo? Muchas veces lo hacemos debido a que creemos que si se hace esto el niño se sentirá mejor y estará complacido por ver que quedó sin recibir un castigo justo, sin darse cuenta de que lo que él cree justo lo perjudicará simultáneamente, por el resto de su existencia en este mundo donde todos somos unos criminales. Con todo lo que hemos expresado anteriormente podemos decir que por una parte somos asesinos y por otra no, simplemente lo que hemos hecho es impulsar al ser humano a que debe seguir avanzando en su travesía por la vida y que los daños que nos hacemos nos harán más fuertes y nos ayudará a encontrar la felicidad, pero tampoco podemos dejar de decir que en la vida matamos gran parte de los otros y en muchas ocasiones lo transformamos en un ser que no posee ganas de seguir viviendo en un mundo en donde se le arrancan sus sentimientos y se ve obligado a hacerlo también, de esta forma, cada uno se vuelve una persona más desconfiada para con los otros por miedo a sentir que se ven amenazados sus sentimientos y sus intereses en la vida, con aquello el humano se introduce cada vez más en sí mismo.

Serafín García Meana, Avilés

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