La Nueva España » Cartas de los lectores » Tribuna » Mucho más que una gran persona

Mucho más que una gran persona

16 de Septiembre del 2017 - Manuel Javier López García

Se hace muy doloroso y difícil hablar sobre alguien que hace poco más de un año nos dejó de forma prematura y al que toda persona que trabó trato con él es indudable que no le dejó indiferente. Me estoy refiriendo a Enrique Suárez Retuerta. Esta persona, que siempre ejerció de médico y psicólogo clínico -si bien también tenía las licenciaturas de sociología y antropología-, comenzó su andadura en primer lugar como médico en Trubia, Oviedo. Al tiempo que ejercía de médico privado estudió psicología pasando a vivir posteriormente ya a Oviedo, donde por semana ejercía la psicología clínica y los fines de semana y festivos trabajaba de médico de urgencias en Cabrales. Mucha gente que lea este artículo sin duda lo conocerá. Y es que ante todo era una excelentísima persona, más allá de un buen médico de vocación así como un reputado psicólogo. Y así lo demostraba constantemente con hechos como por ejemplo, en su condición de médico de guardia, estando siempre ojo avizor por si tenía que levantarse de madrugada por un aviso de alguien enfermo, acudiendo de inmediato, sabiendo en cada momento estar a la altura de las circunstancias y a mí, personalmente, mucha gente de Cabrales o Trubia me confesó que a algún pariente le había salvado la vida en esos momentos fundamentales donde la pericia e intuición de un médico hacen que se le proporcione la ayuda imprescindible para seguir viviendo hasta acudir a un hospital. Daba igual si hablamos de alguna aldea de los alrededores de Trubia, no sé, Las Cuestas, Pintoria y tantos otros, como si hablamos de Cabrales, donde hace décadas y cundo no existían las carreteras que hay hoy en día, acudía a pueblos aislados nevados en invierno como Poncebos, Sotres o Bulnes.

Epígrafe: Obituario

Subtítulo: Enrique Suárez Retuerta, un médico vocacional abierto, humilde y amistoso

Pero por encima de todo ello, destacaba por su carácter abierto, humilde, amistoso, sin petulancia alguna al mismo tiempo que tenía gran interés en los asuntos de la actualidad de aquí o mundiales. Por ello, acudió a muchos programas de tertulias de opinión tanto de TV como de radio así como escribía artículos en su blog –muy seguido, por cierto- o, hace décadas se publicaron distintos artículos suyos en este periódico, siempre adoptando una postura razonable, sin apasionamiento, crítica pero sin dogmatismo alguno. Y es que así era él, una persona que desde adolescente adquirió el hábito de la lectura por lo que tenía una vasta cultura que se complementaba con los estudios académicos, resultando un personaje con unos conocimientos muy eruditos respecto de figuras, contextos o hechos históricos que ciertamente pocos poseen pero que a él le salían de forma espontánea o natural y siempre con esa actitud humilde, simpática e irónica de ver la vida.

En el ámbito familiar, qué puedo decir si he sido su cuñado, tenido un trato personal diario con él durante muchos años, lo que ha supuesto un referente en cuanto a principios y honestidad, visiones diferentes de la vida, ilusiones, clave en mi vida. Respecto de sus tres hijos, Paola, Lara y Rafael, que la mayor no llega ni a los 30 años de edad, cada uno a su manera y como buen liberal que era, les transmitió esta impronta de tener curiosidad por todo, no ser dogmáticos en ningún aspecto y, sobre todas las cosas, ser buenas personas. Y así son, y a pesar de su juventud, así lo han demostrado con una madurez y un saber estar a la altura de unas circunstancias tan duras como muy pocas pueden darse en la vida como es la muerte prematura pero con una enfermedad prolongada de un padre de 58 años de edad muy profundamente querido –de ello son testigos en neurología del HUCA-, estando acompañándolo durante meses y meses en el hospital y en casa hasta el último momento, así como su otrora esposa, mi hermana.

Me sentía, desde que esto fatalmente ocurrió hace poco más de un año, en el deber moral de escribir esta carta como una suerte de homenaje hacia su persona, su humanismo, su trayectoria, su impronta personal nada convencional y contraria a cualquier tipo de presunción o atisbo de superioridad con nadie por ser de estricta justicia en unos tiempos donde escasean, y mucho, personas como Enrique. Por ello, para todos los que le conocimos siempre estará con nosotros en ese espíritu global que él tenía y que jamás olvidaremos. Te echamos mucho de menos, Enrique, y siempre seguirás vivo en nuestros corazones y memoria.

Cartas

Número de cartas: 44966

Número de cartas en Marzo: 181

Tribunas

Número de tribunas: 2031

Número de tribunas en Marzo: 7

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador