Narcisismo independentista
España está en plena zozobra como nación debido al independentismo que profesan el nacionalismo catalán y, a la expectativa de lo que con este ocurra, el vasco. Ahora bien, si es cierto que a través del nacionalismo surgieron naciones (como Italia y Alemania, por centrarnos sólo en Europa) en un movimiento integrador que unió pequeños estados para formar en torno a una idea de “nación” que superaba la de los pueblos que se iban integrando en el Estado o Nación superior en todos los sentidos (político, constitucional –y en el Derecho en general–, cultural, religioso, lingüístico...) a las partes que lo integraban. Y de ese mismo impulso nació la idea de un estado único e integrador que trataba de unir a las naciones que lo iban a componer en un estado supranacional que sin anular a éstas, daba paso a una unión mayor (UE), en la que está integrada España, y que aspira a convertirse en una unión supranacional, tanto económica como políticamente. Ante este proyecto nacionalista en el que tienen cabida distintos pueblos y naciones con idiosincrasias aparentemente muy distintas, surge otro fenómeno nacionalista raquítico, que al contrario del anterior, tratan de subdividir en parcelas las grandes naciones (buscando la idiosincrasia que los une como pueblo y que a la vez es lo que les diferencia de los estados nacionales de los que buscan separarse). Si este movimiento triunfase en Europa, estaría en peligro la UE y quedarían indefensas las nacionalidades (algún representante de la UE ya advirtió que por ese camino la UE multiplicaría al menos por dos en número de naciones que la componen) y los estados miembros, a la arbitrariedad de enfrentamientos entre los pueblos y naciones que pasarían a poner su acento en las diferencias, facilitando la aparición de los viejos conflictos entre naciones europeas (guerras que se dieron de forma casi constante desde los albores de la formación de las naciones europeas y que en el siglo XX dieron lugar a dos guerras globales entre europeos principalmente, a las que se suman varias guerras civiles (Guerra Civil española o la de los Balcanes, etc.). Y es que este nuevo nacionalismo (Balcanes, ruptura de Chequia y Eslovenia, etc.) en el que se encuentra inmerso dos autonomías españolas (Cataluña y País Vasco) son una proyección del narcisismo de su casta política que ha engullido a cientos de miles de sus conciudadanos sumergiéndolos en un nacionalismo autodestructivo, pues aunque consiguiesen la independencia (tanto catalanes como vascos), ésta no les aportaría sino autodestrucción entre el nacionalismo burgués y el de extrema izquierda, que recién estrenada la independencia, reclamaría el poder para formar un estado bolchevique.
Así pues, es deseable que la cordura impere y la razón se imponga, antes que dejar que Cataluña (y seguidamente el País Vasco) se precipiten al vacío causando su autodestrucción, puesto que, cuando el narcisismo se mira en el espejo, siempre termina por reflejar una imagen de muerte provocada por el ahogamiento del pueblo independentista, quedando aislado por sus propios principios separatistas. Sólo a través de la unión se puede sobrevivir a los impulsos autodestructivos de la humanidad que tan repetidamente se dan a lo largo de la Historia, con guerras basadas en la intolerancia de lo diferente en el otro.
José Antonio Colao Álvarez, Oviedo
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