Siria ¿el fin de una guerra?
Hoy voy a descorchar una botella de cava catalán ¿qué pasa? y voy a brindar por el pueblo sirio. Se termina una guerra, eso quisiera, que he seguido desde el minuto uno, o incluso antes, cuando nadie aquí hablada del Frente al Nursa o del Estado islámico y a nadie le importaba en Occidente las cabezas rebanadas y los soldados prisioneros sirios que eran arrojados vivos desde las azoteas. Levantaré mi copa emocionado, los hombres también lloran, y diré ¡viva Siria! porque aquella guerra también era mi guerra. Me lo merezco.
Hoy miércoles 22 de noviembre se van a reunir en Sochi (Rusia) el presidente ruso, Vladimir Putin, con los líderes de Irán y Turquía, Hassán Rohaní y Recep Tayyip Erdogán, para hablar no solo del futuro de Siria, también del futuro de todo Oriente Próximo. Ayer martes se reunieron los presidentes de Rusia y Siria, Putin y al Assad, para atar cabos. Con el fin de las guerras de Siria e Irak emergen nuevas alianzas, unas alianzas muy fuertes porque se han forjado con sangre, con la sangre aliada derramada en la lucha contra los asesinos del ISIS y los grupos afines. La estrategia del caos, crearlo para luego gestionarlo en el propio beneficio, ha fracasado, ha fracasado en Afganistán, ha fracasado en Irak y ha fracasado en Siria. El general de cuatro estrellas estadounidense, David Petraeus, su ideólogo, que comandó las fuerzas norteamericanas en Afganistán e Irak, que dirigió la CIA y que concretó con los saudíes los pormenores no se lamentará en su retiro dorado de sus errores, ni de los muertos, los mutilados, las viudas y los niños sin infancia o cadáveres en las playas huyendo del horror, como el escorpión, es su condición.
Todavía habrá dramas cotidianos, mezquitas chiítas saltando por los aires y tripas y miembros arrancados en los mercados de gente inocente que iba a hacer su compra diaria, el pan nuestro de cada día por el que no hay ni banderas a media asta, ni condolencias de las cancillerías ni luto proyectado sobre la Torre Eiffel. Entre los muertos también hay categorías, hay clases. Pero, hoy es un día para disfrutar y brindar con los camaradas, mientras podamos.
Los que se reúnen hoy en Sochi son vencedores en la contienda, Rusia adquiere un prestigio en toda el área que nadie hubiera imaginado hace muy poco tiempo, Irán se afianza como la gran potencia musulmana emergente y Turquía ha entendido que cambiar de bando es un gran negocio, tus nuevos aliados ni te dan golpes de Estado ni hacen nada sin contar contigo. Pero, a mí lo que me emociona no son los tejemanejes de las mandamases, son las risas y la alegría de los sirios en las calles, el brillo de la esperanza en sus ojos, los niños corriendo alegres por las calles entre casas, las que fueron sus casas, en ruinas. Me emociono y lloro porque sé que les están preparando otra vez la mortaja, que su júbilo va a ser efímero y que la muerte está afilando de nuevo su guadaña. Eres mucho más feliz si no estás bien informado.
J. J. J. Suárez González , Gijón
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