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¿Vivan las fuerzas y cuerpos de seguridad de España?

9 de Diciembre del 2017 - Félix Martín Martínez (Oviedo)

Sin interrogante alguno, es lo que celebramos la gran mayoría de españoles, orgullosos de serlo. En la otra minoría, la que se planta o segrega, la que desconexiona insolidaria, o la que humilla, la que provoca la huida de empresas y veja a las instituciones más queridas por toda la ciudadanía, la Policia Nacional y la Guardia Civil, está el Gobierno de Mariano Rajoy y muy especial e indecentemente, su ministro del Interior, el ex alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido.

En medio de toda esta tragedia, por fin nos hemos enterado de que el Senado existe más allá de servir de aposento a 266 “culisedentes”, los más de ellos de bajura, dinosaurios de la política por una soldada millonaria y, lo que es peor, en gran número, políticos imputados en causas que la justicia demora “ad aeternum” para regocijo de sus señorías senadoras que ven así que el final de sus carreras políticas se alarga sin responsabilidad alguna, e insisto, con soldadas millonarias por hacer nada. ¡Cuanto primero desaparezca el Senado, mejor para todos los españoles, y el ahorro multimillonario consiguiente!!

La aplicación del único famoso artículo de nuestra Constitución, el 155, que hasta los niños ya conocen, ha puesto en evidencia, qué pena, el más que humillante trato a la Guardia Civil y a la Policía Nacional de parte de quien está obligado más que nadie, a su reconocimiento y prestigio: el propio Gobierno de la nación. Ni el más acérrimo detractor de la fuerzas del orden hubiese planificado un mayor escarnio como el acontecido recientemente en Cataluña con nuestros guardias civiles y policías nacionales. Fueron expulsados de sus hoteles como si de apestados se tratara, atendiendo así los requerimientos de los hoteleros quienes, a su vez, fueron chantajeados por sus propios ayuntamientos independentistas. Las imágenes de los automóviles de la Benemérita zarandeados, pintarrajeados, o cubiertos de esteladas, son una prueba más de la indecencia de estos acontecimientos y, sobre todo, de quienes los han permitido.

A partir de ahí, nuestros agentes fueron hacinados como si de piratas se tratara, en tres barcuchos italianos, con tripulación del mismo origen, donde permanecen desde finales de septiembre. Muchos de estos cubículos carecen de ventanas, con servicios higiénicos estropeados, mala comida, servicio de lavandería de pago, y unos turnos de trabajo, absolutamente improvisados. ¿No hay cuarteles en Cataluña donde estos agentes desplazados puedan alojarse con la dignidad que se merecen?

A todo esto, la presencia de estos profesionales en Cataluña va en perjuicio del resto de las necesidades habituales en España. Es decir, de los servicios de aduanas, de antiterrorismo y yihadismo, extranjería, etcétera, con lo que, por si fuera poco, la seguridad del resto del territorio español está hipotecada, a expensas de la tragedia catalana. Así me lo cuenta, en anonimato, un amigo policía, sufridor en este escarnio.

Por si fuera poco, sus supuestos “hermanos” en el mantenimiento del orden, los “mozos de escuadra”, permanecen de cuerpo presente, silentes y complacientes ante las algaradas de la manada estelada y otra vez, con la complacencia del Gobierno de España. La soldada de tales mozos es superior en casi mil euros mensuales a la de los miembros de los agentes del Estado español: ¿España nos roba?

Recientemente escuché argumentar a Pablo Echenique (de Podemos), acerca de la Guardia Civil; a favor de la equiparación de sus sueldos con los de los mozos catalanes, también de sus derechos a la sindicación, así como en contra de que tengan que ser los propios guardias, quienes en ocasiones carguen con los gastos de sus propios chalecos antibalas. Estoy a años luz de la ideología de la extrema izquierda de Podemos, pero ya tiene bemoles que tenga que ser este partido radical el que dé la cara a favor de la Guardia Civil de España, mientras tenemos que soportar la indecente actitud del Gobierno de Mariano Rajoy, para quien, ya se sabe (así lo delató un micrófono televisivo hace un par de años), los desfiles del Día de las Fuerzas Armadas son “un coñazo”.

¡Vivan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad de España! Siempre y sin interrogantes, ahora, más que nunca, por supuesto. Y sobremanera, sin el trato humillante e insultante que están teniendo que soportar.

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