Son ocupaciones, no son grados
Es desconcertante que no sepamos aplicar aquello relacionado con el Marco Europeo de Cualificaciones (EQF) y con el concepto ocupación. Haremos otro intento para aclarar cosas y adaptarnos al EQF y Bolonia.
Primero: las personas en desempleo que demandarán una ocupación para la que se prepararon en la Universidad aumentarán a corto plazo y mucho. La mal llamada inteligencia artificial producirá tal desempleo. Mal llamada inteligencia porque sólo son algoritmos y macrodatos; algo útil como una bombilla, pero muy eficaz a la hora de alumbrar la inteligencia de una persona bien preparada para que produzca mucho en poco tiempo. Esto dejará atrás a otras muchas personas.
Segundo: en España 8 millones de personas (los desempleados son 3,5 millones) están a punto de ver desaparecer su ocupación actual (como el tipógrafo y el linotipista en su día). ¿Adónde conduce esto? A que la sociedad debe estar preparada y disponer de una Formación permanente ocupacional y dual, dispuesta para la adaptación. ¡Y sí!, universitaria también, que así lo exige el guión de correr con “La Máquina”.
El doctorado, o tercer ciclo, no es Formación dual porque no requiere de un aula en un centro formativo, sino un trabajo de investigación en una empresa. El máster, o segundo ciclo, representa el concepto de “ocupación principal superior” o máster (ingeniero industrial...). Como toda ocupación principal y genérica debería estar definida por ley y acreditada por el correspondiente Colegio Profesional. Siendo lo propio, que sea Formación dual universidad/empresa. Las ocupaciones están cambiando, y se está produciendo una burbuja de nuevas ocupaciones (que no de grados) al ampliarse las capacidades productivas con la tecnología. ¿Cómo debería enfrentarse a esto la Universidad? Pues con un gran desglose de cursillos de máster de nivel 7 del EQF, o bien cursillos de posgrados de nivel 6 que faciliten ocupaciones de “ayudante de la ocupación principal superior” (ingeniero técnico...). Pero siempre ofertando itinerarios formativos de cursillos de posgrado (específicos e intensos). De esa forma, el alumno completaría el itinerario establecido para determinada ocupación que estaría acreditada por el correspondiente Colegio Profesional.
El grado, o primer ciclo, sería la base común necesaria de conocimientos para acceder a esos múltiples itinerarios formativos. El grado es generalista, y no puede ser Formación dual. El técnico, o ciclo corto, es aún más generalista y deberá realizar formaciones específicas ocupacionales para poder acceder a ocupaciones de “técnico...” de nivel 5 (también en Formación dual). Hemos de concebir una Formación dual permanente y universitaria o quedaremos aún más atrasados. No hay burbuja de grados, sino incapacidad para la flexibilidad y adaptación a las nuevas y múltiples ocupaciones que surgirán tras desaparecer las viejas.
No es nada nuevo, ni imprevisible, pero aquí lo previsible es que lo absurdo triunfe. Ni el EQF ni Bolonia sirven de marco para nadie, porque nosotros somos únicos y el ingeniero de organización industrial será un “ingeniero total”. ¿Por qué en Norteamérica (y cómo lo hacen) alguien que trabaja como fisioterapeuta está a punto de doctorarse como oculista con toda naturalidad? La Universidad norteamericana también es única, y no desea ser “total”, sino incompleta, y crecer permanentemente abriendo itinerarios.
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