Cómicos
El exportavoz de la CUP Antonio Baños se burla del acento andaluz en Twitter. Tal vez debiera en honor a su apellido y en bien de la ciudadanía darse un baño de humildad con jabón catalán, a la vez que comprar una maquinilla eléctrica o manual, con la que poder afeitarse su pseudobarba de catalán intelectual. Para todos vosotros, ignorantes de pacotilla, que cuando habláis parece que descorcháis una botella de vino peleón, el acento andaluz es sagrado, porque es gracioso y saleroso. O sea, no se toca ni siquiera en la república de vuestra casa. Pero como resulta que sois unos atrevidos y unos redomados analfabetos, que no conocéis a grandes escritores andaluces como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Bécquer y Antonio Machado, Góngora y Juan Ramón Jiménez. Como digo, de acento gracioso y sobre todo sin corcho en la boca, por mi parte podéis ir a tomar por donde se empiezan los cestos.
Tabarnia también me ha decepcionado. El territorio formado por varias comarcas de Tarragona y Barcelona, que querría crear una nueva comunidad autónoma española y en la que había centrado todas mis esperanzas, al creerla antídoto antiindependista, ha dejado fuera de sus aspiraciones políticas al proletariado. ¿Qué tendrá la clase obrera que repele a los políticos de cualquier pelaje salvo para introducir la papeleta en la urna en época electoral? El cómico Albert Boadella, que ha dejado ya de hacer gracia, si es que alguna vez la tuvo, como president de Tabarnia ficha al dueño de la Bruixa d'Or como 'ministro' de Hacienda. Es esa Cataluña industrial, próspera y bilingüe que es contraria a esa otra Cataluña rural y pobre, donde se encuentra la amenaza separarista, que lucha sin conseguirlo por un trato fiscal justo contra el gobierno de la Generalitat. Albert Boadella ha despertado las serias simpatías de C's (las de Albert Rivera y las de la flamante ganadora de las elecciones catalanas, Inés Arrimadas), pero las mías no. Zapatero a tus zapatos (si es que te queda suela), Albert Boadella.
Se han desatado las hostilidades entre PP y C's. Las buenas relaciones entre los políticos duran únicamente el tiempo que necesitan para tantearse mutuamente los bolsillos, como los buenos carteristas, ya que quieren robarse la cartera ministerial. "Si quieren guerra, la tendrán", a lo Donald Trump. Según la versión del Gobierno, que defiende haber intentado ponerse en contacto telefónico con la novia en varias ocasiones, desde el descalabro electoral del PP en las elecciones catalanas del 21 de diciembre, Ciudadanos (aunque Rivera lo niega) no ha querido saber nada de su pretendiente. ¿Se les rompió el amor de no usarlo? Prefieren devorarse vivos como fieras. Mientras, Puigdemont tiene problemas con el dinero en efectivo en Bélgica. Los 8.000 euros que cuesta el alquiler de la residencia de Waterloo los tendrán que pagar, a escote pericote los "indepes" catalanes, no los va a sufragar Napoleón Bonaparte.
Han politizado hasta el balompié, también llamado deporte rey, por aficionados y forofos que llaman noble arte a pasarse noventa minutos el balón hasta conseguir colarlo en la portería del equipo contrario. A mí dejó de interesarme cuando el fútbol pasó de ser una cantera local para convertirse en un negocio de millonarios, que compraban a golpe de talonario estrellas rutilantes, como unos "florentinos" cualquiera. A la patada con que Oriol Junqueras lesionó a un atracador de bancos en la cárcel de Estremera, se suma ahora la chulería del jugador del barsa Gerardo Piqué. El Comité de Competición va a determinar si se abre un expediente sancionador al jugador, Gerardo Piqué, quien al parecer tras el gol culé, se acercó a los integrantes de la grada de animación del Espanyol denominada "Grada Canito", colocándose su dedo índice sobre sus labios, en señal de silencio. A lo que "Grada Canito" no se amilana y entona de manera coral y coordinada cánticos que son irreproducibles aquí, aunque no estemos en horario infantil. A Estremera también con Piqué. Pues eso.
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