El día de mañana
Tengo la sensación de que en la actualidad ya no se utiliza mucho la frase “estudia, prepárate, para que el día de mañana seas una persona de provecho”. Nos lo decían nuestros abuelos y nuestros padres con convencimiento, con firmeza y también con cariño. Eran tiempos en los que no todos podían estudiar una carrera, muchos tenían que conformarse con aquello que se llamaba “estudios primarios” o adquirir cierta formación profesional, más bien aprender un oficio, como se decía entonces.
Ser una persona de provecho no se refería únicamente al trabajo que cada uno estaba destinado a desempeñar, abarcaba conceptos muy importantes, como ser una persona honesta, honrada, trabajadora, ser una persona familiar, querida y respetada. En definitiva, ser una persona de bien, como se decía antes. También nos agregaban aquello de “ahorra para el día de mañana, para el futuro”.
Hoy prácticamente se vive al día, bien porque no es posible vivir de otra forma –me consta que hay mucha gente pasando serios apuros y nunca llega a fin de mes– o bien porque no les preocupa el futuro. Aquello de “Dios proveerá” ya no está en la mente de muchas personas, en cambio sí está en la mente de bastantes más lo de “Papá Estado proveerá”, sin preocuparse en demasía si hemos cumplido nuestros deberes para poder obtener a posteriori unos derechos.
Pienso que Papá Estado no puede con todo, no tiene una fórmula mágica para conseguir u obtener todo lo que necesita la ciudadanía –no entro aquí a valorar la gestión del Gobierno actual ni anteriores–. Recuerdo aquellas viejas películas del Oeste en las que mercenarios yanquis acudían a luchar por la revolución mexicana, evidentemente bajo un estipendio acordado. Pasaba que en múltiples ocasiones no había dólares para pagar a los mercenarios y entonces se les pagaba en pesos, casi los que quisieran. Aparecía una rotativa de la época con la que imprimían los pesos que necesitaban en cada momento, que por supuesto no aceptaban los mercenarios, ya que al otro lado de la frontera su valor era poco más que cero. Lo de la inflación y otros aspectos económicos no eran tenidos muy en cuenta por los revolucionarios.
En la actualidad da la impresión que hay gente que piensa que el Estado tiene un montón de rotativas y puede imprimir dinero a gusto del consumidor. Tal vez se podría instalar una fábrica de moneda en cada comunidad o incluso en cada ciudad y damos por resuelto el problema económico. ¡Qué fácil, qué bonito eh!
Papá Estado ha de ser solidario e incluso caritativo, pero también debe ser justo y ecuánime. Hemos de tener siempre muy en cuenta que el Estado lo conformamos las personas, todas las personas que residimos en España, no es un ente que funcione por sí solo.
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