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Está usted en su casa

11 de Abril del 2018 - Manuel Robles

A veces la vida te lleva por derroteros que uno no había pensado, como me ha pasado a mí al tener que encargarme de la delegación de Cáritas del Arciprestazgo de Villaviciosa. Y cuando me hicieron este encargo, no tuve otra solución que hablar con el delegado diocesano, Jesús Rodríguez de la Vega, para que me diera alguna orientación, y así no desacertar demasiado.

Y hablando con el delegado diocesano, me espetó que lo más importante de Cáritas es: “La capacidad para acoger al hombre tal como es, con eso ya se puede hacer una gran labor”. Me pareció un buen consejo. Y es que ahora parece que nuestro mundo se está especializando en “recibir mal”.

Ahora es difícil ser “bien acogido” en cualquier parte. La gente se queja de los organismos oficiales, de las escuelas, de los hospitales, de las parroquias, y no digamos de las calles, donde, ante una pregunta, te reciben con la mirada torva, o un gesto cansino, o escéptico de la gente… Puede que Hobbes exagerara con el “hombre es lobo para el hombre”, pero lo que sí es verdad es que el “hombre es extranjero para el hombre”. Las ciudades son como en un gigantesco “saloon” del Oeste, donde todo desconocido no es bien recibido.

Por favor, decía viejo párroco curtido en el trato con la gente, ¡cuando queráis decirme de alguien que es un buen cristiano, no os pongáis a cantar las alabanzas de sus cumplimientos religiosos! Todo eso no es malo, pero es insuficiente. Cuando me presentéis a un buen discípulo de Jesús, no digáis más que un elogio: es acogedor, sabe y quiere “recibir” a todos. Como Jesús.

Murió ya la doctora católica Françoise Dolto, una francesa que dedicó toda su vida a unir vida espiritual y psicoanálisis, y ella afirmaba que el samaritano ayuda al herido porque “se reconoce en él”. Puede que “ponerse en lugar de”, no sea suficiente; hay que “reconocerse” en él, saberse de alguna manera él. Y la única manera de fundir el yo con el oscuro mundo de los desconocidos, es vivir este punto de “reconocernos en los demás”. Y esto hace Cáritas. Puede que algún día debajo del letrero indicativo de Cáritas, se ponga esta leyenda: “Esta usted en su casa”.

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