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Problemas con un implante dental

28 de Marzo del 2010 - Juan Carlos García Palacio (Oviedo)

El doctor Villa Vigil ha escrito una carta en defensa del cirujano, compañero suyo en la Clínica Universitaria, que me colocó dos implantes. El doctor Villa Vigil fue, efectivamente, el que descubrió el origen del flemón que, cuando me operaron y durante muchos meses, me invadió la boca. Le estoy agradecido.

Llegué a la Clínica Universitaria de Odontología perfectamente. Le diré que allí, antes de la operación, en otro servicio, se me hizo una serie radiográfica intrabucal completa (pagada por mí), ¿cómo se explica que todo estuviera bien? Acepté «sus» explicaciones de que la muela, situada junto al implante, estaba mal y que se puso en evidencia tras operarme (como dije en mi carta «a consecuencia del implante se había manifestado dañada» o ¿es que fui a allí con el flemón?). Por eso pagué la endodoncia de mi bolsillo. Recordará que le pregunté hasta qué punto la clínica debía hacerse cargo de la factura. También le pregunté por qué el cirujano no había mandado que me hicieran una radiografía intrabucal antes de extraer el implante, ¿recuerda su respuesta? ¿Debe hacerse una periapical después de colocado un implante más si hay problemas?

Me colocaron dos implantes, tuve un flemón cargado de pus que había que limpiar de continuo durante muchos meses, se me atiborró de antibióticos, se dijo que tenía una ¿fisura en el hueso?, se me puso una «costosa membrana» (una), que me negué a pagar (rompieron la carta de pago delante de mí), se me puso un drenaje, se me extrajo el implante diciendo que ahí radicaba el problema (no lo dije yo, lo dijo el cirujano), luego resultó que el implante estaba perfectamente. Me colocaban otro nuevo y dije que no, que no quería volver a pasar por aquello.

Doctor Villa Vigil, lo que digo es que no quiero otro implante, quiero que se me devuelva el dinero del que pagué y no tengo; porque sólo tengo uno, no tengo dos, ¿qué significa eso? Que ustedes tienen un «tornillo» y el dinero que yo aboné por ese «tornillo». Y para ponerlo otra vez hay que operar y no quiero ser operado (no me va la vida en ello).

Tal y como usted se explica entiendo que mi caso es excepcional, dada la escasa probabilidad de que confluyeran tantas cosas, ¿es el primer caso en la práctica odontológica?

Me llama deudor. ¿Es usted titular de derechos y deberes en este asunto? Reclamo 340 euros, que la clínica tiene en su poder. Y ustedes me dicen que les debo 677 euros por gastos de ejecución, es decir, por la operación, ¿qué operación? Le recuerdo que se me extrajo el implante, que no lo tengo, entonces se supone que quieren cobrar por volver a operarme. Mi boca y mi organismo ya sufrieron bastante.

Los pacientes tenemos que agradecerle algunas afirmaciones que hace para saber a qué atenernos. No deja lugar a dudas de que las incidencias sobrevenidas en un tratamiento son por cuenta nuestra (que todo el mundo lo sepa, no sea que empiecen pagando una cosa y acaben pagando el doble, o el triple).

Viene a explicar que, aunque las cosas se hagan bien, en ocasiones no salen bien. Y, por lo que veo, encima, aunque no salgan bien, los pacientes tienen que pagarlas de todas maneras. Ahora entiendo lo que el doctor decía de Rocío Jurado, pero no pensaba, ni puedo admitir, que sea comparable.

Mire, doctor Manuel Alfonso Villa Vigil, sus palabras respecto a lo que pago o dejo de pagar no pueden quedar así. Le pido que las rectifique y le voy a decir por qué. Dice que conoce mi caso con «absoluta precisión», que tengo un implante correctamente colocado y oseointegrado y que no lo quiero pagar. ¿Quiere ver las facturas? Mire, por cada implante (a precio de coste se me dijo) se pagan 400 euros, yo 340 por trabajar en la Universidad. He pagado los dos. Los gastos de personal y quirófano por 2 implantes, 1.354 euros (divido entre 2 sale a 677 euros). Yo he pagado 677 euros de gastos de ejecución de uno. Les pido que me devuelvan los 340 y, por supuesto, que no me cobren los otros 677 del otro y punto. Usted discrepe, pero no se acelere respecto al «implante bueno». Me llama deudor y extrapola ese calificativo a todos los actos mercantiles o como paciente de mi vida haciendo un llamamiento a que se me considere como un moroso en potencia: retire esas palabras porque de su repercusión le hago único responsable. Igual que lo soy de cuanto escribo.

Usted omite todo lo referente a que se me niega la copia del contrato que se dice que firmé, nada dice qué se hizo con el implante que se me extrajo ni sobre si se hizo devolución del mismo a la empresa suministradora y si ésta lo repuso.

A los lectores y lectoras les propongo que lean esa carta mía que ahora se debate; está en la web digital de LA NUEVA ESPAÑA del 26 de diciembre.

Doctor Villa Vigil, si un tribunal me diera la razón será porque la tengo. Señor mío, sin tenerla no me la pueden dar, ni a mí, ni a nadie. No les llevo a juicio, de momento, y no soy libre de no pagar y de deber, sigo un procedimiento de alegaciones.

Le ruego, que reconozca públicamente que el implante que tengo colocado está absolutamente pagado y que retire ese llamamiento a los lectores para que se me considere un deudor en potencia.

Hágalo a la mayor brevedad o le demandaré. Palabra de honor.

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