Orgulloso de haber sido atendido en el HUCA
El ser humano, a menudo egoísta, ambicioso y exigente, tiende a tener una memoria selectiva. La mas de las veces se torna disconforme con lo que acontece a su alrededor y en muchas ocasiones espera recibir más de aquello para lo que se preparó o lo que tiene derecho.
Si uno recurre a las hemerotecas y en ellas repasa noticias sobre la sanidad pública, encontrará una mayoría de quejas, aparentes errores y trato inferior al siempre apetecido. Desgraciadamente soy usuario habitual del servicio sanitario asturiano desde hace más de dos años, anteriormente lo fui del de la Comunidad de Madrid. Recientemente he sido trasplantado de un riñón debido a una insuficiencia renal crónica que me mantuvo durante diecisiete meses necesitando de diálisis domiciliaria con revisiones mensuales en el HUCA. En septiembre del 2009 se me implantó un catéter en el peritoneo a través del cual me dializaba tres veces diarias los siete días de la semana. Ni una sola vez falté a mi obligación con la rutina, ni una sola vez desesperé en la media hora que cada una de las diálisis me retenían en la asepsia de mi dormitorio, en todo este tiempo ni una sola infección, ni un solo incidente. Pero para ello conté con unos colaboradores excepcionales: el servicio de diálisis peritoneal en la cuarta planta derecha, los doctores Rodríguez y Sánchez, las enfermeras con las que comencé: Ana, Isabel, Beatriz, Miguel, la auxiliar Quintana… Absolutamente todos han tenido un comportamiento profesional y humano que hacen que me sienta no solo deudor, que lo soy, sino orgulloso de haber sido atendido por el mejor equipo que uno pueda desear en los momentos en los que la salud nos abandona y debemos poner nuestra esperanza en las manos expertas que te guían, te aconsejan, se brindan a apoyarte en todo lo que tu nueva condición de enfermo necesite.
No solamente uno recibe la atención de unos profesionales premiados a nivel nacional, no, es que además su tacto, su sensibilidad hacen que uno sienta que forma parte de un grupo humano que te reconforta, que hace que el ser enfermo ya no sea un estigma, que la falta de salud se lleve con una enorme dignidad.
Si justo es reclamar la atención que se cree merecer cuando no ocurre así, no menos justo es reconocer cuando, como en el caso que me ocupa, solamente tengo sentimiento de agradecimiento hacia un equipo humano que no olvidaré por mucho que mi nuevo riñón me libere de sus atenciones y sus servicios.
Solamente despedirme temporalmente, no dudéis que de vez en cuando recibiréis mi visita aunque solo sea para haceros patente mi reconocimiento por vuestro trato y trabajo, por favor, amigos, no cambiéis, seguid así, solo de esta forma quitaréis la razón a los agoreros que consideran que la sanidad pública asturiana es un desastre, a estos los quisiera ver yo en alguna otra comunidad con más nombre y postín.
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