Blimea

Dibujo animado sobre fondo gris

Marcos Palicio

El historietista blimeíno Alfonso Zapico pinta su villa en el color apagado que da la reconversión incompleta, pero confía en el final feliz a través del espíritu de «insumisión de sus habitantes»

De la vera de la carretera al bulevar

Fermín Rodríguez / Rafael Menéndez

Blimea agradece algunos proyectos de reindustrialización, pero busca la compañía de una mayor reforma urbana, impulso residencial y de servicios que contenga su pérdida demográfica

Blimea bracea

Marcos Palicio

La villa, maltratada por el fin de la actividad minera y con la población en sostenido descenso, pide servicios para hacerse atractiva contra la certeza de que aquí «la reconversión se hizo sin guion»

Situación en el mapa

 

Estirar la ciudad lineal

Latitud: 43.272893452468374
Longitud: -5.58903694152832

El concepto de ciudad lineal adquiere sentido donde la AS-17, el viejo Corredor del Nalón, enhebra Blimea transformado en una larga avenida que llega hasta el número 102 y estira el trazado urbano de la villa a los dos lados de la carretera, acomodándolo al estrecho corredor que delimitan a duras penas la peña y las líneas que trazan el río y la vía del tren. Blimea, lo último o lo primero de San Martín antes de entrar o de salir de Laviana, viene de sufrir su porción de reconversión y de materializarla en una sangría demográfica sostenida que ha dejado a la villa al borde de los 3.000 habitantes censados, cerca de 3.600 en una parroquia hecha de multitud de pequeños núcleos rurales dispersos.