La procesión simboliza el encuentro entre la Virgen de la Soledad y el Señor resucitado.
Se celebra desde mediadios del pasado siglo. Un grupo de feligreses portan a la Virgen por el pueblo. Mientras tanto, el párroco encabeza la comitiva que porta al Señor resucitado. Las dos imágenes se encuentran en el cruce de Campomanes y los feligreses despojan a la imagen del manto negro para convertirla en la Virgen de la Inmaculada. Cada año congrega a centenares de feligreses en el pueblo.