Desde el lat. C¯OLLEOS, voz usualmente empleada en plural (OLD), se sigue el ast. coyos ‘testículos’. Sin embargo para referirse a los testículos en asturiano como en otras lenguas románicas fue frecuente partir de la formación latino-vulgar COLE¯ONEM ‘testículo’ (DCECH s.v.) responsable de coyón, término acaso presente metafóricamente en algún topónimo como Picu los Coyones (Ca), Llanucoyón (Llv), acaso La Cuesta Coyón (Lln), quizá Con (Co), documentado en nuestra Edad Media como “ecclesiam sancti Petri de Coione” (DCO a. 926, c. XII).
Ahora bien, el ast. coya ‘agujero’ puede interpretarse junto al fr. couille, oc. colha, sar. kodza, it. coglia, rum. coaie ‘bolsa de los testiculos’ en lo que Corominas-Pascual (DCECH) consideran un colectivo, pero que podría ser manifestación de una antigua construcción neutra plural.
Ese término coya quizá sea el que se manifieste de Migoya (Pi) si como apuntamos es la variante popular de Mon(te)coya (cap. 2), en cuyo caso podríamos estar ante una metáfora somática, ‘monte (de los) cojones’, del mismo tipo que lo parece el topónimo gallego Labacolla ‘lava cojones’, en las proximidades de Santiago, recuerdo de las antiguas purificaciones de los peregrinos cuando avistaban una ciudad santa. El mismo elemento aparecería en El Canto Coyanca (Cñ) y en el nombre del histórico Coyan za, “castrum de Coianca“ (DCO a. 905, c. XII, p. 67), sustituido, como quiere alguno, por “Valencia de Don Juan” para evitar una referencia coyonil desagradable.
Es posible que sobre los términos anteriores haya influido también el masculino latino CULLEUM ‘saco de cuero’ (EM) que conoce un derivado diminutivo CULLIOLUM (EM) que quizá sea el responsable del ast. coyuela nombre que se aplica a las personas apocadas y de poco espíritu.