En nuestra toponimia aparecen abundantes muestras del tipo caleya:
La Caleya (Llg, Mi, Ll), La Calea (Gr, Is, St, Pr, Vd), La Calea Baxu (Ce, Vd), La Calea Riba (Ce, Vd), A Caleya (Tp), La Calea’l Me diu (Ce), La Caleicha (Sm), La Calecha la Fonte (Ce), Les Caleyes (Vv, Lla), La Caleona (Vd), La Cale yina (Mi), La Caleyyina (Vd).
También son posibles las manifestaciones del masculino:
El Caleyu (Xx, Uv, Ra, Cd, Sl, An), El Caleyo (Av, Bu), El Caliyu (Cñ, Bi, Llg, Sr, Mi), El Caléu (Ct, Pr), Los Caleyos (Lln, Sr, Ri), Los Caleos (Ct), El Caleyón (Xx, Llv), El Caneyu (Na, Sb, Ca), Los Caneyones (Am).
En relación evidente con estos topónimos está La Caleyada (Uv) nombre que deformaron al generalizar “La Cadellada” quienes desde la Administración se referían así a un antiguo establecimiento sanitario. Tal deformación, con todo, ya debe de ser más antigua pues en la copia de un documento de 1395 (MSMV p. 266) se habla de un tal Xuan Alfonso “morador en Cadellalla”. Una variante masculina de caleyada podríamos encontrarla en Caliao (Ca) aunque sería posible alguna otra interpretación (p. 85).
Habitualmente se suele admitir que un diminutivo de callem, esto es, *CALLICULAM sería el origen de caleya que se presenta con variantes como cale(y)a, caleicha (236 p. 439). El masculino caleyu ‘camino pequeño’ podría ser una creación analógica. Como de *CALLICULAM debería seguirse > calleya (Lln, Cl) y no caleya (de modo similar a FOLLICULAM > folleya ‘corteza del árbol’ y no *foleya; *MOLLICULA > molleya y no *moleya) se acude a justificar caleya diciendo que se ha producido una disimilación de palatales.
Sin embargo creo que puede hacerse una propuesta un tanto distinta como es partir del latín CALICULUM ‘fosa artificial en el campo que constituye un obstáculo para los caballos’ (OLD) para justificar el asturiano caleyu ‘zanja dispuesta para la caza o batida de las fieras’. Desde ahí probablemente pudo haberse influido sobre los derivados de *CALLICULUM, *CALLICULAM para justificar su modificación fónica. Los caleyos que aparecen en toponimia son, sin duda, sendas o caminos pero, a veces, pueden deber el nombre al hecho de haber sido usados como zanjas preparadas para cazar alimañas; esas zanjas sin duda conducían a algunos de los pozos disimulados al efecto en el terreno.
Una variante de caleya la tenemos en centro-oriente asturiano en la expresión del apelativo caneya que también hace acto de presencia en nuestra toponimia. Se trata, simplemente, de una confusión de las sonoras -l- y -n-. El término asturiano caneya pervive en el apellido “Canella” y en su derivado “Canellada”, con una escritura arcaizante.