Del latín POPULUM ‘una comunidad humana’ (OLD) deriva el asturiano pueblu ‘la gente’ y probablemente pueblu ‘lugar habitado’, sinó nimo de llugar o llugare ‘lugar habitado’.
El Pueblu aparece como núcleo de población en Rd, Cl, Vv, Uv, Si, Ct, St, Vd. Una variante metafonética la encontramos en Gozón y en Ayer, El Puiblu, y una expresión más desgastada fonéticamente en El Puelu en Cangas del Narcea.
A juzgar por la toponimia también en este caso se debió de explotar la distinción sistemática masculino / femenino para aludir a núcleos poblados que obedecían a características distintas (cf. 203, 213). Esto exigiría la presencia en nuestra lengua de expresio nes del tipo puebla. De ahí que aparezca su seguidor evolucionado, La Puela, nombre autóctono de la capital de Allande, igual que La Puela, en San Andrés de Trubia (Uv).
Hasta ahora no parecen grandes las objeciones que puedan presentarse a la propuesta realizada. Pero sí surgen cuando pretendemos explicar del mismo modo los lugares denominados La Pola (Vv, Si, Llv, Sb, Ll, Sm, Sl, Gordón), La Polavieya (Ni). También La Pola (Ay), situada junto a El Pino, La Polenava (Na), La Polina (Sb), etc.
Desde el punto de vista fonético se hace difícil explicar el por qué de la no diptongación de lo que parece una ŠO tónica breve a juzgar por los resultados pueblu, Puela. Esto llevó a algunos (149 p. 274) a pensar que se trataba de un cruce entre POPULUM ‘pueblo’ y P¯OPULUM ‘chopo’ (OLD).
Buscando la solución se han intentado otras explicaciones como partir del lat. P¯ABULUM ‘pasto’ (EM) (128 p. 9; 55 p. 41)37 pensando que así se explicarían las expresiones occidentales poula o poulón ‘tierra sembrada antes de nacer el fruto’, ‘barbecho’ y otras equivalentes gallegas. También se intentó relacionar con pola ‘alto en el camino’ (126 p. 192).
Por mi parte entiendo que los topónimos asturianos que ante ceden, tanto los de tipo La Pola como La Puela, podrían considerarse deverbales del lat. POPUL¯ARI ‘devastar’ (OLD) verbo que hacía referencia al hecho de desmontar las tierras para convertirlas en cultivables y, por tanto, en muchas ocasiones, habita bles y dotadas de una particular regularización administrativa.
El verbo POPULARI —> POPUL¯ARE (EM) se siguió en el ast. poblar —> polar ‘formar un pueblo’, ‘ordenar la casa’ así como en el verbo incrementado apolazar que todavía conserva un estadio primitivo de ‘unir desniveles’, ‘alisar terrenos’.
Los participios fuertes y romances de poblar —> polar, esto es, polu / pola / polo son los que justifican las expresiones adiptongadas que en nuestra Edad Media aparecen para indicar que las tierras se daban en poblo, esto es, con los medios necesarios para ponerlas en dis posición de ser desmontadas y explotadas (cf. 247)38. Por el contrario los participios fuertes más arcaicos, influidos por los continuadores etimológicos de POPULUM > pueblu ‘pueblo’, justificarían plenamente las expresiones diptongadas puiblu, puelu, puela.
Teniendo en cuenta lo que antecede nada hay de raro en que la Adminis tración favoreciera la colonización de nuevas tierras y que con la referencia a los terrenos en pola uniera un particular contenido legal que dio nacimiento a unos núcleos poblados que gozaron de determinadas ventajas para su fijación.
En relación con el verbo poblar o polar debieron de formarse La Poladura (Vv), La Poledura (Cg), Polaúra (Sr) y Polación (Ll) que, a juzgar por el sufijo, aluden a verdaderas actuaciones sobre el terreno que estaba en pola o en barbecho, es decir, presto para ser colonizado y, en consecuencia, habitado.
En cambio nombres como “Poblado de Pescadores” (Av), “Poblado de San Francisco” (Av), “El Poblado de Endasa”, etc. son evidentes imposiciones recientes y oficiales, que se remontan a la época de expansión, en tiempos más próximos, de la siderurgia en Avilés en la segunda mitad del siglo XX, nunca asumidos popularmente.
Otra cosa diferente es saber si ha de partirse de derivados de populari o del plural del citado pabulum, esto es PABULA, o de *PADULES ‘zona pantanosa’, para explicar Las Poules (Sl)39 en la toponimia menor occidental (130 p. 40; 271 p. 47).