Alguno considera que L’Aramo, o con metafonía L’Aremu, nombre de un monte entre los concejos de Morcín, Quirós, Proaza y Santu Adrianu11, podría ser un teónimo de origen galo, con una acentuación regresiva para evitar la idea de aumentativo a que daría lugar la expresión esperable *Aramón (261 p. 30). Pero sin atreverme a negar nada creo que ha de llamarse la atención sobre la proximidad fónica que guarda el topóni mo asturiano y el latín AER¯AMEN ‘bronce’ (EM) uniendo a ello el hecho de que las minas de cobre del Aramo ya en la antigüedad fueron explotadas. Lo curioso del caso es que en el concejo de Uviéu un arroyo lleva el nombre, aparentemente diminutivo, de Aramín que podría admitir una interpretación hidronímica.
Con todo, el carácter sagrado del Aramo nos lo recuerda claramente el culto cristiano en el nombre de una de sus zonas conocida oficialmente como “Monsacro”12 y, popularmente La Madalena y, parece que también Muxegre, esto es MONS SACER ‘monte sagrado’. La importancia simbólica de este monte fue tal que la tradición lo hace depositario de las preciadas reliquias del Reino de Asturias. En torno a él se tejió una larga tradición rica en matices y datos expuesta hace ya medio siglo por el gran estudioso José Manuel González. Indudablemente la cristianización pudo haber sido el corolario exigido por los cultos anteriores.
Muxagre es también nombre que guarda la toponimia de Pravia y Salas con el mismo significado del anterior. Lo mismo ha de decirse de La Xerra Monsagre (Po).
Cosagre (Am) presenta probablemente el mismo elemento, pero femenino, aplicado, quizá, a una cueva (397 p. 251), lo mismo que Cosagra (Lln) ‘cueva sagrada’.
Un campo sagrado nos lo recuerda Campusagráu nombre de una elevación al sur de Degaña.
El viejo culto a las aguas, sin duda cristianizado, aparece en un regueru en el concejo de Uviéu, al norte del Naranco, conocido como Fonsagrá ‘fuente sagrada’.