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Nombres de santos

Pero el culto se manifiesta externamente, además de en capillas, iglesias, oratorios, en las advocaciones de santos venerados y en las virtuali dades que se les atribuyen; concretamente en muchos casos una igle sia pasa a dar nombre a todo el pueblo que se desarrolla en sus inme diaciones. Y el nombre del santo de su advocación puede haberse extendido al núcleo habitado, desplazando, a veces, a una denomina ción anterior, en algunos casos continuadora de una vieja villa de fundación romana.

Pueden darse ejemplos de “desacralización toponímica” como nos da a entender un documento medieval “Do etiam aliam hereditatem quam habeo in ualle de Gozon iuxta Sanctum Martinum de illo Monte, nomine Granda Martin” (SV a. 1175, p. 494) donde parece que a la citada granda se le da el nombre del santo aunque despojándole de semejante título.

Modernamente se detecta una conducta contraria y rechazable que intenta generalizar (y oficializar) el nombre de la advocación religiosa de la iglesia al núcleo poblado, en una especie de obstinación burocrática eclesial totalmente deformadora.

Vamos a dar una sucinta referencia de cuáles son las advocaciones que perviven como nombre de nuestros pueblos:

En primer lugar aparece Samartín, al que nos hemos referido un poco más arriba al hablar del culto a Marte, con una gran frecuencia de aparición en la lista toponímica que manejamos49.

Le sigue San Juan en lugar muy desta cado, a través de San Xuan, o Seguane (Gs) en la zona más occidental de Asturias. Poseemos muestra de las expresiones continuadoras de genitivo, SANCTI JOHANNIS, en los numerosos Santianes o Santiañes50. También son del mismo origen los lugares llamados Santibanes o Santibáñez, con -b- antihiática.

Muy ampliamente represen tados están San Pedro, y su diminutivo San Pedrín (Vv). También Samiguel.

Otro santo de gran aceptación fue San Esteban (Pb, Rs, Mo, Mi, Mn, Pr, Tp), San Esteba (Sl, Cu), Santesteba (Ei), San Estébanu (Cn), originados en el antropónimo de origen griego STEPHANUS (Solin Sk).

También es frecuente San Cristóbal, antropónimo de origen griego. En algunos casos parece que ha de partirse de la expresión CHRISTOPHORUS como dan a entender San Cristuobu (Vy), San Cristobo (Vn).

En otras ocasiones el origen lo encontramos en su variante CHRIS TO BALOS, así San Cristuébalu (Cn), San Cristóbal (Md).

Es posible incluso que, en ocasiones, el resultado actual sea fruto de un compromiso entre ambas expresiones, como parece San Cristoba (Cu, Cs).

También debieron de haberse producido algunas confusiones en la segunda parte del compuesto interpretado como sufijo átono -alu —> -anu, en ejemplos como: San Cristuébanu (Vd), San Cristóbanu (Av), San Cris tóbano (Sl)51.

Registramos nueve ejemplos de San Andrés o Santandrés.

Abundan los continuadores de SANCTUM IULIANUM, con resulta dos populares como: Santuyano (Mi), Santuyanu (Lr, Sl, Ti, Cn, An52), Santuchanu (Pz, Sm53), San Xuyán (Ef, Tp).

El topónimo Santiyán (Am) tiene el mismo origen que los anteriores pero un tratamiento fonético ligeramente distinto pues parece que parte del genitivo SANCTI IULIANI y no del acusativo como los anteriores.

Los que siguen parece que suponen resultados más tardíos pues no palatalizaron la LJ: San Xulián (Gs, Sa), San Xulianu (Cn).

Los intentos castellanizadores triunfaron en “San Julián”, capital del concejo de Bimenes. Éste es un caso inequívoco de castellanización frente al resultado asturiano que modernamente habría de ser *Santuyano pues aparece documentado en la Edad Media como “Santollano de Vimenes” (363 p. 140, a. 1385), “Santohullano” MSMV a. 1325t., p. 128), “San tou llano” (MSMV a. 1352).

Lo mismo pasa en Veguín (Uv) que generalizan “San Julián de Box” para lo que también debería ser *Santuyano dado que la documentación también consigna “Santo Ullano de Bos” (363 p. 108, a. 1385).

Otro caso poco edificante y deturpador es el intento sistemático de traducir Santuyano (Uv)54, o Santuyano de los Praos, por “San Julián de los Prados”. En el colmo del paroxismo denominativo deformador, una empresa comercial ha llegado en tiempos modernos a intentar desvirtuar el topónimo extendiendo al barrio donde se asienta el recreado “Los Prados”, nombre que generalizaron, impunemente, a un supermercado, lo mismo que otros aplicaron el increíble “Prado de San Julián” a una urbanización reciente.

Como no debía de ser menos por razones históricas y geográfi cas tenemos buena representación de San Pelayo (Vv, Cr, Si, Xx, Ll, Ef), San Playu (Gr55, Pr, Vd), San Playu de Teona (Vd), San Playu Sierra (Gr), San Polayo (Vy, Ef, Tp). En el extremo occidental, con pérdida de -l- como en gallego y portugués tenemos San Payo (So). No ha pervivido en la expresión actual el resultado popular del antropónimo PELAGIUM que conserva nuestra documentación medieval como “Pelai”, “Pelei”, “Pele” y el apellido “Peláez”.

Constatamos una decena larga de hagiotopónimos entre Santiago y Santiáu (Ti, Vd), sin duda fruto de la veneración a un santo que todavía en la actualidad goza de reconocido culto en las fiestas veraniegas. Otro santo también popular entre nosotros, y más moderno, fue San Roque.

También está presente Santu Adrianu, nombre de un concejo, Santu Adria nu’l Monte (Gr), San Adrianu (Cs), San Adriano (Ri), Santu Erdianu (Ti).

Encontramos San Feliz (Pi, Vv, Ll), San Fliz (Cn, Ti, Vd) aunque si examináramos la toponimia menor la lista sería bastante más amplia.

Otro santo también venerado fue San Justo, al que se reza un padrenuestro mientras se cuece el pan en horno; según se cree hay que rezar a San Xustu pa que de poucu saque muchu. Este santo aparece en San Xustu (Vv, Sl, Vd), San Xusto (Llg, Mi) y, en genitivo, Santiuste (Lln).

Aparece también recuerdo del culto al Salvador, así San Salvador (Qu, Tb, Ti, An). Sin duda donde este culto tuvo más fuerza fue en el mismo centro asturiano pues la Catedral d’Uviéu es, por antonomasia, la Iglesia del Salvador56 .

Y encontramos muestras evidentes del culto a San Román en lugares como: San Román (Am, Pi, Sg, Cd, Ib57, Cs), San Romanu d’Ar bas (Cn), San Romanu de Bisuyu (Cn).

San Antón (Lln), San Antonio (Xx, Ay, Tp), San Antoniu (Rs, Ti), pueden plan tearnos el problema de saber si se trata de resultados del culto medieval al franciscano San Antonio de Padua o del más antiguo de San Antón el eremita. A veces podemos asistir a manifestaciones de la síntesis popular de ambos cultos como parece que muestra la fiesta de San Antoniu, en Carrea (Tb), que se celebra el 13 de junio (como si se tratara de San Antonio de Padua cuya imagen se venera en la iglesia) pero cuya oferta principal remite a San Antón pues son las calamonas de gochu (‘cabezas de cerdo’) las que, saladas y segregadas del cuerpo, se ofrecen al santo para cumplir una promesa.

Lo que parece un diminutivo, SANCTUM ANTONINUM, pervive San Antolín (Lln, Sl), Santantolín (Ib)58. Su presencia en Asturias goza de menor arraigo que en tierras más sureñas de nuestro viejo reino (cf. 293).

Otros santos serían Santumiyano (Mi), Santomiyao (An). El resultado autóctono, Santumichanu, lo encontramos castellanizado como “San Emiliano” en el nombre de la capital del concejo de Babia d’Abaxu (León).

Hay también más representados, así SANCTUM LAURENTIUM recordado en San Llorienzo (Xx), San llourienzu, entre Teberga y Somiedu.

SANCTUM TIRSUM: San Tiso (Co, Si, Llg, Ib), San Tiso d’Abres (Ss), San Tisu (Cd, Cn)59.

SANCTUM FRUCTUOSUM: Sanfrechoso (Sr), San Frichosu (Ti).

SANCTUM UINCENTEM: San Vicente (Sr, Qu, Ti, Vd), San Vicenti (Co, Pi, Vv).

SANCTI SATURNINI: San Zabornín (Is), San Zornín (Vv) y San Zabornín (cf. 319 p. 109), este último, pueblo que pertenece a las parroquias de Pieloro (Cñ) y Cardo (Cñ), aparece documentado “Sancti Saturnini” (DCO a. 905, c. XII)60.

Menos representados estarían:

SANCTUM VERISSIMUM: San Brismu (Ti)61.

SANCTUM CLAUDIUM: San Cloyo (Uv)62.

SANCTUM CUCUFATUM: San Cucao (Lla)63.

SANCTUM FACUNDUM: San Fabondu (Ti)64.

SANCTI GERVASII: Santarvás (Cn)65.

SANCTUM MARCELLUM: Samarciellu (Sl).

SANCTI SEBASTIANI: San Sebastián (Av, Mo).

SANCTUM TORQUATUM: San Turcao (Uv).

SANCTUM EMETERIUM: Santu Medero (Uv, Bi66, Ll).

SANCTI EMETERII67: Santu Medé (Rd, Lln).

SANCTUM MAMMETEM: Samamede (Vn).

SANCTI MAMMETIS: Sanamiés (Sr).

SANCTI PAULI68: San Pol (Bu).

SANCTI GEORGII: San Xurde (Lln)69.

SANCTI ACISCLI: Sandiche (Cd) (cf. 275), etc.

También han de incluirse:

San Amaru (Ct), San Bras (Vv, Ll), San Bartuelu (Md, Pr), Sandamías (Pr, Cn), San Clemente (Vv), San Cremente (Ib), San Cosme (Vv, Ce), Santu Dolfu (Gr)70, Santufirme (Lla), San Gueitanu (Vy), San Llázaro (Uv)71, (Castru) San lluís (An72), San Llouguís (Bu)73, Santu Sesu (Cd)74, San Telmo (Cg), Santu Tomás (Ay, Mi), etc.

Ignoro si debemos añadir Sarzol (Ei), probable deformación de SANCTI ZOILI, aunque hemos hecho anteriormente otra propuesta que enlaza con los terminados en -or (p. 491).

Muy poco representados toponímicamente serían no sólo los “santos nuevos” como Santo Domingo (Av, Uv), San Franciscu (Mi), San Inacio (Po), San Agustín (Tp), reliquia probable de otras tantas misiones o establecimientos de dominicos, franciscanos, jesuitas o agustinos, sino otros como San Bruno (Gs), sin duda intro ducido por los monjes ultrapirenaicos de Vilanova d’Ozcos en el extremo occidental. El culto a San José, que nos recuerda San José (Mi), no debió de gozar de gran arraigo hasta tiempos modernos, aunque Xepe < (JO)SEP es el nombre popu lar correspondiente y Xosé adaptación documentada en el pasado siglo XIX.

Menos suerte parece que tuvieron las santas en cuanto a venera ción. Se diría que los problemas feministas son tan largos como la Historia e incluso, curiosa superestructura, el machismo asentado socialmente no respeta ni al mismísimo santoral:

SANCTAM EULALIAM: Santolaya o Santulaya son frecuentes junto a los más occidentales Santaya (Cs) y Santalla (d’Ozcos). Esta santa es la más representa da, cosa que quizá deba relacionarse con la presencia en Asturias de algunos clérigos o monjes que ante el empuje árabe traen la devoción de la santa de Mérida y actual patrona de la diócesis (cf. 379).

SANCTAM MARINAM: Santa Mariña (Vv, Tr, Cr, Uv75) o Santa Marina, también se documenta ampliamente.

SANCTAM ANNAM > Santana sigue en número a las dos anteriores.

SANCTAM COLUMBAM: Santa Colomba (An, Cs), en la línea con Galicia Santa Comba (Ib), por pérdida de la -L-.

SANCTAM EUPHEMIAM: Santa Eufemia (Vn) puede admitir la variante Santaufimia (Sl), ambas de tipo cultizante. Parece un resultado popular Santoveña (Lln, Am). Quizá sea lo mismo Santueña (Ti) si no se trata de una evolución autóctona desde SANCTAM EUGENIAM, como lo parece Santoxenia (Vv).

SANCTAM MARIA: Santa María (Pz, Gr, Ct, Gs), está también muy expandido en la toponimia menor lo que se ajusta bien a la amplísima difusión del culto mariano manifiesto en mil advocaciones locales que se reparten el país.

SANCTAM AGATHAM se continúa en Santágada (Ra) y con incrementación aparece como “SANCTAM AGADEAM” en nuestra Edad Media76 lo que explica Santa Gadea (Tp) y Santa Gadía (Bi). En realidad Santa Gadía con relación a Santa Gadea ofrece el mismo fenómeno lingüístico que se encuentra en:

SANCTAM DOROTHEAM con relación a Santa Doradía, nombre de una calle de Xixón.

SANCTAM CAECILIAM: Santecía (Xx, Vv); el nombre de esta santa aparece documentado a mediados del siglo XIII como “Sancta Cezilla” (MSMV p. 58), aunque también hay CILIA (y CILIUS) en la antroponimia que justifican el “Cicha” somedano (354 p. 262).

SANCTAM LEOCADIAM: San ta Llocaya (Pi) nombre poco representado al menos en la toponimia mayor.

Santa Bárbola (Sr) presenta un antropónimo popular y antiguo frente al moderno Santa Bárbara (Mi) más relacionada con la generalización de la minería y los intentos cristianizadores, en castellano naturalmente, de los obreros.

Poco representadas se encuentran: Santa Llucía (Mi)77, Santa Catalina (Cn), Santa Mera (Vv), Santa Tecla, o Santa Técula (Sl) y quizá Samayor (Gs).

Hay también advocaciones muy conocidas que entroncan con los mismos tiempos bíblicos y, por consiguiente, con el cristianismo más antiguo como Santa Marta (Ti), Santa Cristina (Ll, Gr). A éstos tendríamos que añadir uno de muy vieja raigambre y ampliamente representado, La Madalena (Rs, Av, St, Ce, Vd) o La Malena (Vv, Si, Ca, Mo), nombre con que se conoce a “Santa María Magdalena” y que goza de gran arraigo, dando en Asturias y León nombre a pueblos y montes y que enlaza con una notable tradición en el país asturiano, como apuntamos un poco más arriba, y que ha denominado a unos cardos azules conocidos como cardos madalenos a los que se atribuye un gran valor curativo78.

Santa Taresa (Ti) es, evidentemente, de introducción muy moderna al igual que Santa Rosa (Lla, Mi). Muy reciente es la denominación de A Caridá (Ef), nombre local de un culto a la Virgen de la Caridad introducido probablemente en el concejo de El Franco en el siglo XVIII (cf. 338). También una casería de El Freisnu (Gr) lleva el nombre de La Caridá (DGA).

En algún caso puede prestarse a confusión homonímica o a atracción debida a una etimología popular algún topónimo que empieza por san-. Este es el caso de Sanguñéu (Ti)79 de SANGUINEUM (+ -etum) esto es ‘sitio poblado de sangüeños’ (54 p. 265) y Sangreñu (Pr), también derivado de SANGUINEM. Algo por el estilo ocurre con El Segreal (Bi), El Segredal (Vd, Vy).

No se trata, en consecuencia, de ningún santo nuevo que deba incluirse en el santoral sino de una simple aproximación fónica como también ocurre en el Sandoval leonés que se remonta a SALTUM NOVALE ‘soto que se ara por primera vez’ (429 p. 214).

Tampoco se aproxima al santoral La Vallina’l Sañeo (Ll) ni La Piedra’l Sañéu (Am) aunque tampoco creo que tengan nada que ver con la palabra griega del término sándalo (397 p. 577) sino un colectivo formado sobre el neutro SAGMEN nombre de la planta llamada verbena (EM).