Asturias, país montañoso por antonomasia, no podía por menos de tener en su lengua un vocabulario rico para aludir a las pendien tes. Una de las palabras más empleadas la toma del latín COSTAM (EM) que significando originariamente ‘costilla, lado’ pasó a aplicarse metafóricamente a un accidente del terreno. Además de los múlti ples barrios, prados, tierras, etc. que llevan este nombre (244 p. 61), en nuestros pueblos aparece del siguiente modo:
La Cuesta (Am, Vv, Xx, Cñ, Go, Si, Sg, Na, Bi, Mi, Ri), Les Cuestes (Uv, Llg, Mi), La Cuesta Llago (Mi), La Cuesta d’Arriba (Llv), La Cuesta’l Cestu (Ce), La Cuesta Frieres (Llg), La Cuesta los Valles (Llv), La Cuesta Naval (Llg), Cuestallonga (Ti), Les Cuestes de Lloreo (Mi), Les Cuestes de Baíña (Mi), Costayones (Uv), Costabil (Mi), Costadarcu (Llg), La Costa’l Visu (Llg).
Costespines (Bi) admite una interpretación cuasi tautológica ‘cuestas empinadas’, ‘cuestas pendientes’ pero ahora sabemos que no debemos entender el topónimo de Bimenes según la documentación “cotum de spinas” (226 p. 285) dado que el documento se refiere a un lugar de Llangréu conocido como Picu Espines (cf. 382). Un diminutivo de COSTAM (+ -ELLAM) pervive en el ast. costiella ‘costilla’ que no parece gozar de arraigo toponímico.