Pero la raíz prerromana pudo, en determinados casos, haber confluido con la que presentaba la palabra latina CALEM, originada en calx, calcis ‘cal’ (OLD). Resulta difícil, de todas maneras, distinguir cuándo se trata de una cosa u otra. Sólo la observación del terreno podrá dar nos a entender si se está ante un genérico ‘piedra’ o ‘piedra de cal’; y sólo esa observación nos indicará si tal caleru fue un horno de cal o sencillamente un conjunto de piedras, un pedreru (237 p. 119).
Es ésa la única manera de averiguar, probablemente, el sentido que convendría a Calera (Cñ), Los Caleros (Xx, Cñ). En Las Calavichas (Sm) podría dudarse si se trata de una relación con la piedra o con el término local calavicha ‘clavija’ equivalente al más ampliamente difundido calaviya o calavía.
El pueblo casín de Caliao (Ca) puede guardar relación con la terminología de la piedra o de la cal (397 p. 173); de hecho en asturiano pervive el verbo caliar ‘echar cal’; con todo no sería desdeñable, en principio, buscar una relación con caleya ‘calleja’, acaso *caleyáu > Caliao.
Un caso como Foncalada, famosa fuente de Uviéu del período de la Monarquía Asturiana,25 admite la interpretación de ‘fuente encalada’ al igual que otras que se encuentran en Galicia, Zamora, Valladolid (361 p. 102), a no ser que deba su nombre a que se halla calada, esto es, en una depresión del terreno, antiguo participio del verbo asturiano calar ‘profundizar’, ‘ocultar’.