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Llastres

Llastra o llastra además de apellido (castellanizado como “Lastra”) se emplea en asturiano con el significado de ‘piedra lisa’, ‘piedra grande y plana’; en ocasiones el aumentativo masculino llastrón llega a significar ‘charco helado’ por su parecido con la piedra lisa.

Su presencia es notable en nues tra toponimia menor (237 p. 117). Por lo demás es palabra con parentesco en portugués, castellano, catalán y occitano. Para Corominas es de origen incierto, quizá prerromano, probablemente traída de Italia por los constructores de iglesias (DCECH s.v. las tra); otros, como Hubschmid, creen que debe relacionarse con el vascuence arlasta ‘losa naturalmente formada’ por lo que su origen sería, tal vez, prerromano (14 p. 46).

Dudamos que las explicaciones dadas satisfagan plenamente la etimología, pues pensamos que ha de partirse también de un derivado del lat. lapidem —> *LAPIDA + -ASTRA, sufijo presente en otros signos con un valor un tanto peyorativo39 como hacen ver fiastru con relación a fíu, pillastre con relación a pillu, etc. Desde *LAPIDA, evidentemente, puede seguirse (además del proceso visto líneas más arriba) un resultado *llábeda —> *llába(d)a —> *llaba. Gracias a esta propuesta, *llaba -astra, es como podríamos explicar la variante asturiana llabastra ‘piedra grande y plana’, expresión que precede a la más generalizada llastra con pérdida de la -b-.

Que nuestra villa marinera, Llastres, debe su nombre a la piedra parece fuera de toda duda pues todavía hoy unos enormes roquedos de color pardo, a la orilla del puerto, llaman poderosamente la aten ción del visitante.

Pero acaso desde el citado *llaba(d)a (término sobre el que quizá se forma llabastra —> llastra y, como acabamos de decir, tal vez también llábana y el masculino analógico llábanu ‘piedra grande y plana’) pudo haberse generalizado, con otra incrementación, llabanca ‘piedra grande, mayor que la llábana’, su masculino llabancu ‘piedra grande y plana’, y el nuevamente incrementado llabáncanu ‘terrón grande’.

Con disimilación vocálica encontraríamos las variantes llobancu, llobíncanu, sin duda con influencia de llobu. También llebinca ‘corte liso y vertical de una roca’ y formaciones adjetivas como llebincu o llabinca o llibinca asociadas siempre a la idea de superficie lisa. La influencia de llobu se ve en ejemplos anteriormente citados pero sin duda también en llobazu ‘tierra que queda sin arar entre dos surcos’, llobatu ‘trozo de terreno que queda sin arar’, etc., aunque resulta difícil saber dónde empieza el cruce lingüístico con el derivado de LAPIDEM y dónde la metáfora animal.