Al hecho de tratarse de un terreno muelle o fofo creo que debe su nombre un topó nimo del occidente asturiano totalmente deformado por la grafía oficial como “Pozo de las Mujeres Muertas”, conocido simplemente como El Pozu (sic) en Ibias en alternancia con El Pozu das Muyeres Mortas.
Está situado tal pozu en un punto de la confluencia de los concejos de Cangas del Narcea, Ibias y Allande. En mi opinión podría tratarse de *Pozu de las Molleras Muertas según la pronunciación de los inmediatos pueblos de Cangas del Narcea. El error viene, según mi parecer, de haber confundido los castella nizantes (que no distinguían ll de ch) el apelativo derivado de MOLLEM + sufijo > *mulleras o *mulleres ‘tierras fofas’ con mucheres ‘mujeres’, variante local del sur de Cangas para el lat. MULIERES.
De este modo, un lugar bien denomi nado por ser terreno esponjoso debido al agua que inundaba la pradera, como hoy todavía se puede apreciar aunque la moderna carretera pasó por encima de tal pozu o laguna de origen glaciar desecada, fue desfigurado por com pleto creándose una interpretación inusitada en la tradición oral de los pueblos comarcanos. Sospecho que cuando la palabra *mulleras resultó incomprensible para los usuarios fue cuando se produjo la sustitución interpretativa por mucheres (por hablantes cheístas) y, correspondientemente, con muyeres en Ibias y mulleres en zona próximas a Fonteta (Allande).
A ello colaboró decididamente la tradición oral ampliamente difundida por Asturias, ya presente en el P. Carvallo, según la cual había que entregar doncellas cristianas exigidas por el rey moro, de lo que casi siempre se seguía una tragedia. En el presente caso, según recientemente anoto en Santantolín, al ser conducidas las mozas del pueblo, una cuadrilla de jóvenes de Ibias intentaron impedirlo violándolas primeramente y arrojándolas al pozo, que recibiría así la denominación debida.
Pero esta leyenda, en mi opinión, ha de considerarse una superposición al hecho toponímico, mucho más pedestre, en un intento de hacer transparente y culturalmente aceptable un topónimo que había devenido obsoleto. *Las Molleres Muertas ‘tierras fofas donde el agua está estancada’ habían cobrado una dimensión inusitada. Llamar *molleres a ese tipo de tierras nada debió de tener de raro en tiempos pasados pues, refiriéndose al río Nonaya de Salas, escribía Jovellanos hace dos siglos (412 p. 611) que “nace en los muelles (lagunas) de Bodenaya”, lo que no deja de ser un dato significativo en la dirección interpretativa por nosotros apuntada.