Mientras que en las zonas centro-orientales del país hay pre ferencia por la expresión cereza en el occidente se emplea zreiza. También es posible encontrar, sobre todo en el extremo occidental, cereixa o zreixa. Se trata, en todo caso, de derivados del neutro plural del lat. CERASIUM ‘cereza’ (EM)3 interpretado como un femenino singular, CERASIA, al igual que ocurre a pira con relación a pirum. En todo caso, como es frecuente en asturiano, el nombre del árbol frutal se forma gracias al sufijo abundativo -al, -ar como dan a entender los apelativos femeninos de la cerezal o la zreizal. En ocasiones el nombre del árbol selecciona el abundativo masculino -ARIUM > -eiru > -eru o -ETUM > -éu, etc.
Nuestra gente distingue una gran variedad de cerezas según su color, aspecto, cualidades, etc. Entre las que citan mis paisanos de Teberga anoto:
cuzquinas ‘de poca carnosidad y mucho cuezcu o hueso’,
dulcinas ‘de agradable sabor’,
negreras ‘de buen sabor, gran tamaño y color oscuro’,
nevianas ‘de color blanquecino incluso cuando están madu ras’,
albares, etc.
En llena pueden llamarlas albarucas, martimagras, danzas, piconas, francesas, (de) Xambrón, gayeras, etc. (cf. 38 p. 83). En Mieres, por ejemplo, se conoce como cereces de danza aquella varie dad estimada que madura a últimos de junio, en torno a San Xuan, fies ta renombrada en el concejo donde se baila la danza prima. La época de recogida de las cerezas (meses de junio y julio según la altitud) sirve al campesino para pre decir la calidad de las cosechas que le aguardan en el año pues el refrán le recuerda: Polas zreizas veréis l’anada que tenéis. La época en que florecen las cerezas indica ya un estadio avanzado de la primavera: pela Ascensión cereces n’Uviéu y trigu en Lleón.
Hoy por hoy nuestros cerezos (cerezales, zreizales) aparecen diseminados por fincas y setos y se les presta muy poca atención. En ocasiones la toponimia parece aludir a unidades aisladas:
La Zreizal (Qu), La Zreizalina (Tb, Sl), La Zreizal (Qu, Ti), Zreizal (Sl, Ti, Vd), La Cerezal (Co, Sr, Llv, Mi), etc.
Pero en épocas pasadas, por el contrario, los cerezos debieron de haber formado auténticos bosques a juzgar por los colectivos, abundativos o plurales que apa recen en la toponimia. En algún caso el colectivo (masculino o femenino) se forma sobre el nombre del fruto ‘cereza’:
Cerecea (Pi), Zreiceda (An), Cerecera (Rs), Cere ceo (Ri), Zreicéu (Cn, Cd), El Zreicéu (Ce), Cereixeira (Gs), Cereixedo (Cu), Cerei xido (Ve), Cereciega (Cl), etc.
Hay también muestras de que el nombre del conjunto de frutales se forma sobre el nombre del árbol:
Cerezaléu (Cg, Cb), El Cerezaliru (Llv), El Reza leru (Sr) ‘el río del cerezaleru’, El Zreizaléu (Tb), El Zreizaréu (Vd), Zreizaléu (Sl), etc.
Un caso llamativo es Cecea (Na) que hemos de entender desde la expresión previa del tipo *Cerece(d)a con pérdida posterior de la [-r-], a no ser que recuerde un antiguo posesor CICCE DIUS (Solin).
El nombre del árbol en plural también sirve para referirse a agrupaciones de estos frutales; así: Cerezales (Si), Las Zreizales (Md), Valdezreizales (Tb) ‘valle de los cerezos’. Una expresión coincidente con la castellana sólo la encontramos en El Cerezu (Cl), palabra que en asturiano, junto a variantes como zreizu, puede reservarse para aludir a la ‘cereza pequeña’. Al terreno apropiado para cerezos podría referirse Zreizaliz (Cn). Una adjetivación parece Cerezangos (Llv) documentado como “Çerezangos que ye en el termino del conçello de Lauiana” (MSB a. 1374).