Parece razonable admitir que el asturiano yedra o yedra, provienen del latín HEDERAM ‘hiedra’ (EM); desde el adjetivo HEDERATUS, A, UM ‘coronado de hiedra’ (EM) —> ‘con yedra’ se explican lugares como: Adráu (Vd), L’Hedráu (Sr)51, Los Hedraos (Cl), Adraos (Ll). Un documento medieval alude a un topónimo de Siero en estos términos: “in ualle Serio ecclesias Sancti Ioannis in Edratos’’ (DCO) p. 89, a. 921, c. XII) que habría de corresponderse con un actual *Edraos todavía no identificado.
También Drada (Tb), documentado “Hedrada” (SP II, p. 108, a. 133), “Edrada” (Llibru del Codo p. 116, 118), Penadrada (Gs), Peñadrada (Lla) ‘peña con yedra’. Continúa también un colectivo Les Hedreres (Llg).
De la interpretación de algunos de estos topónimos no cabe juiciosamente dudar como es el caso de Les Hedreres (Llg). Sin embargo hay que ser prudentes a la hora de pretender dejar todas las cuestiones zanjadas porque, por lo menos Adráu y Hedráu, podrían también interpretarse por el lat. ATER, ATRA, ATRUM ‘negro’ (EM), sufijado ATRATUS, A, UM ‘de color negro’, ‘de color oscuro’ (EM) con lo cual en vez de estar ante lugares poblados por yedra estaríamos ante lugares oscuros, con manchas en la roca o en el terreno, etc.
Cuando estudiaba la toponimia de Teberga (116; 220 p. 649) me encontré con dos topónimos conocidos como L’Hedráu (Sobia, Vixidel); en ambos casos se trataba de un curioso sistema de orientación horaria. Mis paisanos se guiaban por el sol (cuando no tenían relojes) fijándose en la sombra que se proyectaba sobre la peña, de acuerdo con la posición de aquél. Según la amplitud de la sombra (de color negro, no se olvide) sabían la hora que era. De haber ignorado este curioso detalle y no haber conocido el terreno seguramente hubiera creído yo que se trataba simplemente de un lugar que en algún tiempo estuvo cubierto de yedra, cuando la realidad inclina a una interpretación muy distinta. Por eso sería de desear, antes de tomar una posición definitiva, conocer por completo estos lugares.
Pero la cosa todavía es más compleja porque en algún caso algunos de nuestros topónimos podrían también ser continuadores de iterare (OLD) *’hacer camino’, esto es, de su participio ITERATUM que puede llevar a los mismos resultados fónicos (cf. 319 p. 53); en este sentido una Peñadrada en lugar de ser, como se ha supuesto, una ‘peña con yedra’ podría ser sencillamente una ‘peña con un camino’, en construcción similar a la que encontramos en Puexuviáu (Tb)