En torno al pan, a los cuidados de su siembra, recolección y elaboración giraron a lo largo del tiempo muchas de las preocupaciones tradicionales de nuestros antepasados. Una descripción amplísima de su incidencia en la organización tradicional en Asturias puede leerse en un cuidado trabajo colectivo recogido en un número monográfico de la revista Cultures de 1995 (cf. 306).
Su presencia en la toponimia es, por lo demás, extensa y variada. Los trabajos de toponimia sobre Les Regueres, Teberga, Somiedu, Uviéu, Llaviana, llena, etc. reseñados en nuestra bibliografía dan cuenta de la presencia en la toponimia menor de los términos relacionados y evitan que nos extendamos innecesariamente.
Sobre el latín P¯ANEM (> pan) se formó el derivado PANICIUM ‘Setaria italica’ (OLD) responsable del ast. panizu85, cast. panizo, gall. paízo o paínzo. En nuestra toponimia aparecen siempre expresiones que denotan colectividad o lugares de abundancia:
Las Paniciegas (Ti, Vd). También Panizal (Gr), Panizales (Ct, Lla, Mi, Mo). Del mismo origen, aunque con modificación de la vocal átona, parecen Pinzales (Cñ) y Peizáis (Sa; cap. 9; cf. 449).
Abundativos son asimismo Panicera (Gr), Paniceres (Vv, Xx, Uv, Sr, Llv86), Panceras (Tb), Paniceiros (Ti).
A esta lista ha de añadirse Paniciri (Llg) que proviene de panicera donde se ha producido un doble cierre de la vocal final -a > -e > -i y una inflexión metafonética de la tónica por influjo de la -i (cf. 318).