Una sociedad agrícola y ganadera, como ha sido tradicionalmen te la asturiana, necesariamente tenía que manifestar en el vocabulario de su lengua y en la toponimia hondas referencias al pasado económico-cultural. Ciñéndonos al campo de la zoonimia es curioso constatar cómo aparece el nombre de determinados animales. Lo cierto es que, en algunos casos, puede darse alguna referencia que presente reminis cencias, incluso míticas, no siempre fáciles de interpretar.
Un ejemplo puede ser el del buei o güe ‘buey’, ‘toro’ que mereció todo un estudio documentado en este sentido (cf. 70). Topónimos como Campagüés (Llv) ‘campa de los bueyes’, El llanu los Bueis (Qu) pueden recordar lugares frecuentados por tales animales.
Dicho animal es posible que aparezca en Valdebóis (Ib) ‘el valle de los bueyes’; quizá también en Boimouro (Ef) ‘el buey negro’, pero no es seguro porque boi- aquí puede guardar relación con *BODO ‘pozo’ (p. 183). Lo mismo vale para El Buei Muertu (Gr) que acaso sea también un pequeño pozo de aguas estancadas.
Las referencias al buei no podían por menos de ser frecuentes ya que la yunta de los ani males castrados desempeñó un papel importante en el trabajo de la tierra. Ello llega hasta el extremo de que una de las medidas de superficie de la tierra en Asturias es el día de gües. Aparece documen tada ya en el siglo XI como “de uobes iorno I” (SV a. 1050) pero tal vez enlaza con una vieja aseveración de Varrón que afirmaba: “In Hispania ulteriore metiuntur iugis”, esto es, ‘en la Hispania ulterior se mide en yugos’1 (351 p. 115).
En la toponimia menor del país aparece esa medida en algunas ocasiones, bien con la expresión plena, bien con la más evolucionada debida a la rapidez en la elocución; ésta aparece en El Yagüés que sería originariamente un terreno de la dimensión de un ‘día de gües’ (255 p. 23)2.
Otra posible manera de referirse al mismo tipo de medida agraria fue por “yugadas” o “iuguerías”, como en ocasiones recuerdan los documentos medievales3 y como en la actualidad manifiesta el resultado xuguería —> La Xubería (Xx), sin duda con confusión de fricativas sonoras intervocálicas (316 p. 342; 424 p. 131).
Lingüísticamente nuestra lengua tradicional no distingue los gües de los toros: en asturiano son bueis o gües tanto los castrados como los sin castrar, no en vano dicen los paisanos que fueron a echar la vaca al güe. Pero esa indiferencia lingüística no se traducía en desconocimiento práctico que obligaba a regular espacios diferenciados para unos y otros. Así se acotaba terreno comunal para dedicarlo en exclusiva al mantenimiento de los capados y se evitaba de este modo que transmitieran alguna enfermedad a las vacas.
Recuerdo de tierras reservadas pervive en los topónimos del tipo guariza, boariza o beizuna, frecuen tes en la toponimia menor (318 p. 70; 345 p. 52) dado que como nombre de núcleo de población sólo aparece en su expresión mas culina en Guaricio (Si).
Etimológicamente guaricia o guariza (variante femenina de Guaricio) ha de remontarse a un hipotético *BO(V)ARICEAM ‘lugar de bóvidos’. Se trata de una propuesta diferente a la efectuada desde el germánico WARJAN como alguien propuso pensando en el hecho de guardar o reservar los pastos (71 p. 351; 72 p. 278). Es cierto que pudieron darse influencias mutuas entre ambas palabras (243 p. 48) y también lo es que restos del verbo germánico han podido sobrevivir en el deverbal la guaría con que se alude a fincas que sólo en determinadas épocas tienen derecho de paso (319 p. 99).
En relación con BO(V)EM tenemos, asimismo, la serie de topónimos del tipo bovia originados, probablemente, en *BOVIAM ‘lugar apropiado para los bóvidos’. La traducción está perfectamente bien efectuada como manifiesta un documento medieval que al referirse a Cueiru, brañas o pastos altos en Teberga, habla indistintamente del “portum Qua rium” y de “illam bouia de Quero” (DCO s. XI, c. XIV, p. 320-321). Ejemplos toponímicos de Bovia serán:
Bovia (On, Llg), La Bovia (Pi, Cb, Xx, Sr), A Bovia (Vn), acaso La Ubia (Cn). También el diminutivo La Buvillina (Sr) y los plurales Bovies (Xx), Les Bovies (Pi), Bovias (Ll), Las Bovias (On), etc.
Es posible que algunos topónimos como La Braña Boya (Ay), La Boyica (Llv) tengan una explicación similar a Bovia con la generalización de una palatal -y- continuadora del grupo -UJ- (460 p. 192).
En este caso Boyalbendi (Mi), también realizado Guyalbendi, podría entenderse como ‘la bovia de ALBANDUS’, con cierre de la tónica debido al influjo de la -I del genitivo.
Es posible que una simple variante de bovia sea La Gobia (Rs, Ca, Ci), pues la confusión de b- y g- al principio de palabra es fenómeno habitual en asturiano.
No es fácil proponer para Bueida (Qu) un étimo similar dada la documentación medieval, “Bodia”, “Boida” (234 p. 119), pero no parece descaminado considerar que pueda haberse formado desde *BOVIDAM de significado próximo a bovia.
Acaso para La Boiga, un arroyo de Quirós, no sea desmedido proponer un derivado *BOVICAM, pero no debería olvidarse que existe un término céltico *BODIKA ‘barbecho’ (TLG 31) ni ha de desdeñarse partir del tema hidronímico indoeuropeo (392 p. 225) *WAGW- > *VAGUA > *vauga > *vouga —> Boiga de acuerdo con la evolución del diptongo decreciente en Quirós. No sé si El Reigueiru la Bouba (Vd) podrá considerarse de modo similar. Lo mismo ha de decirse para La Bouga, braña de Salas y de Abiouga arroyo de Ibias (p. 174 y 217).
En cuanto a Bual hemos intentado apuntar algún tipo de interpretación anteriormente (cap. 1 & 6) pero creemos que lo más adecuado sería relacionarlo con un colec tivo de bovem —> *BOVALEM ‘terreno de bóvidos’4, aunque sin olvidar que existe un antropónimo BUBALUS (Solin sk 2) o BOVALI dado por CIL II, 2485 (248 p. 15; 354 p. 271).
Ignoro si Bueres (Ca) y Buyeres (Na) han de entenderse como un continuador adjetival de BOARIUS, A, UM ‘relativo a los bueyes’ (EM), acaso un *(TERRAS) BOARIAS.
En cambio nada tiene que ver con los bueyes El Picu Boada (Cl) en los Picos d’Europa pues responde al hecho de que, siguiendo una costumbre funesta, es un picu que algunos rebautizaron con el nombre de un cartógrafo madrileño, José María Boada (cf. 402).
No sería imposible que el apellido “Buylla” tenga algo que ver etimológicamente con cuanto antecede pues puede tratarse de la variante femenina del adjetivo BOV¯ILLUS (EM), A, UM ‘relativo al ganado’(OLD).
Nuestros pueblos no recuerdan a la vaca, pero sí a los vaqueros como es el caso de Pontón de Vaqueros (Uv) probablemente aludido en “Uakairos” (DCO a. 1065, p. 201) citado en la cuesta del Naranco, “Johannes Micaeliz de Vaqueros” (SP I, a.1225), “una tierra que avemos en Vaqueros” (SP I, a. 1261). Ignoro si el topónimo se ha fijado por ser el lugar ruta de paso de los vaqueiros d’alzada en su migración desde la cordillera del sur hasta las tierras más llanas de la inmediata Llanera e incluso de la marina. No me parece lo más indicado explicar nuestro topónimo partiendo de “Bacarius”, nombre de un testigo en 990 (DCO p. 121 c. XII).
Sin duda otro topónimo relacionable con la vaca lo tenemos en La Punta la Vaca, en Lluanco, que se trata de una metáfora animal.
Un diminutivo del lat. VACCAM + *-ŠOTTAM, con confución de velares (c-g), lo tenemos en el ast. magüeta ‘novilla’ también presente en la toponimia menor. La aplicación de magüetu a un individuo no es sino un intento de calificarlo como bruto y torpe.
Hay topónimos menores en el oriente como La Bramadoria, El Bramadoriu que han de entenderse desde el verbo asturiano bramar ‘mugir’, acaso de origen prerromano (DCECH) o germánico (DEEH), y que se deben, seguramente, al ruido característico emitido por los bufones o buhones ‘chorros potentes de agua de mar que salen un tanto alejados del borde costero’.