La reciella ‘conjunto de ganado menor’ no aparece en nuestros inventarios toponímicos aunque sea término documentado en la Edad Media. Sí lo hace el castrón, el carneru pero no el corderu. Otros animales domésticos como las cabras sí están presentes en los nombres de pueblos.
Del latín CAPRAM ‘cabra’ (EM) aparecen continuadores en la toponimia menor (cf. 243 p. 53) y posiblemente, con incrementación de algún sufijo, en los nom bres de población como:
*CAPRALEM > Cabral (An), Cabrales.
CAPR¯ILEM (EM) —> Cabriles (Si).
CAPR¯ARIAM (EM) > La Cabrera (Go).
*CAPRITTUM + suf. —> El Cabritón (Vv), La Cabritera (Ca, Mi).
Un antiguo topónimo, el nombre de una playa del concejo de Gozón conocida como Cabramuerta, lo han sustituido por “Cabo de la Muerte” (411 III, p. 101).
Con referencia fitonímica encontramos Cabrafigal (Pr, Md, Ni) pues ha de interpretarse desde el apelativo cabrafigal ‘cabrahigal’. Probablemente en el mismo sentido ha de entenderse El Cabrafríu (Cg), Cabrafríu (Vv), aunque ahora con influjo de fríu sobre figu.
El macho de la cabra, el cabrón, sólo aparece en la toponimia menor, así El Cabrón (Pr) y en el derivado abundativo El Picu Cabroneru (Am), etc. Por otra parte Los Cabrios (Ll) ha de entenderse desde el apelativo asturiano cabriu ‘listón de madera (que se pone en el tejado)’, probable aplicación metafórica de capream ‘cabra montés’ —> *CAPRIUM (DCECH s.v. cabrio).
Cabranes (Cb) y Penacabranes (Ti) también pueden tener una moti vación animal pero no ha de desecharse la idea de que lleven el nombre de un antiguo posesor, acaso emparentado con CAPRA (Solin). Es posible también que alguno de los topónimos aparentemente explicables por el apelativo cabra deba su origen a una metátesis del también apelativo asturiano carba ‘zona de monte bajo’ (269 p. 103; 298 p. 103).