Del lat. LUPUM ‘lobo’ (EM) se continúa el asturiano llobu, llobu. Entre sus derivados diminutivos, latinos o asturianos, tenemos llobatu ‘cría del lobo, llobecu ‘cría del lobo’, llobercu ‘cría del lobo’, llobetu,’cría del lobo’.
El lobo aparece dando nombre a un valle, así Valdellobos (Tb). Una llobera, término originado en el lat. LUPARIAM (EM), es tanto un lugar frecuentado por los lobos como una trampa para cazarlos. Probable mente de aquí provienen en toponimia La Llobera (Uv) y lo que parece su variante de expresión Lluera (Av, Si). Cuetulloberu (Pm) aludirá a un lugar frecuentado por los lobos, al igual que Valloberu, entre Sariegu y Villaviciosa, será sitio frecuentado por los lobos o donde se les preparaban trampas para cazarlos.
Algunos de los topónimos que citaremos guardan relación con los lobos (243 p. 56) y con las batidas organizadas antaño para su erradicación. En tal sentido son probable recordatorio los lugares que llevan el adjetivo *LUPALEM ‘del lobo’ —> El Pozobal (Co, Pa, Uv, Llg) ‘pozo de lobos’ que aluden a verdaderas tram pas en el terreno; es posible que deba añadirse Vallobal ‘valle de lobos’ en Piloña (27 p. 376), Peñallobal (Lln), Penallobal (Tb), etc.
Desde luego no creemos que Vallobín, barrio de Uviéu, tenga nada que ver con ningún pozobal (124 p. 246) pues en nuestra opi nión guarda relación con el nombre de un posesor LUPINUS; estarí amos ante un probable *VALLEM LUPINI, nombre latino, o LEOVINI, nombre germánico (141: 169) constatado en Asturias (SV p. 49, a. 962).
De un adjetivo LUP¯INUM (EM) o *LUP¯ILEM debieron de formarse topónimos como Penallubil (Tb), Piedrallubil (Cg). También Picu Dubil (Llv), con confusión de ll- y d-, lo mismo que en lluviesu y duviesu.
Sobre un adjetivo LUPŠICŠINUM (EM) se habría seguido ast. llobeznu ‘lobezno’ sobre el que se formaría llobisniegu ‘abundante en lobos’, y el topónimo llubisneras (Tb).
Pese a las apariencias nos parece que debemos considerar de manera distinta topónimos como lluberiu (Cn) pues parece que ha de tratarse de una formación antroponímica, acaso relativamente tardía por conservar -RJ-, cristalizada entre nosotros (cap. 9).
Aparentemente al menos podríamos considerar La Lloba (Ct) como continuador del lat. LUPAM ‘loba’ (EM) pero no esta ría de más recordar que los castellanizados Loba, Lobo y derivados del tipo Lobato, apa recen frecuentemente en nuestra nómina medieval sin más relación con el nombre de la fiera que la etimológica. Ese podría ser el caso también de Vegalloba (Na). Por si fuera poco los topónimos de este tipo también podrían justificarse como antropónimos de origen ger mánico, LIOBA o LEUBA, de la raíz LIUB- (141: 169).