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A las andadas de búsqueda de Verdad y Justicia

7 de Octubre del 2020 - Javier Arjona (Siero)

Simpático debe ser el señor Corostola, que vuelve a iniciar controversia en las páginas de cartas de LA NUEVA ESPAÑA y le da por titularla "Vuelta a las andadas", pero de otro individuo escribidor, olvidadizo de sus señalamientos en otras cartas.

Pero la Memoria es floja, como evidente es, y de eso va la temática, que no por traumática no tendría por qué no tomársela con humor: la Memoria Democrática.

Y si Democrática es, ya dejaríamos de por fuera a uno de los bestiarios, el franquismo, surgido de un golpe de Estado y de una guerra cruenta que aún no cierra sus heridas.

Nos comparte el señor Corostola cómo vivió el momento de la muerte del dictador, con miedo.

Por parte nuestra, la sensación ese mismo día de hace casi 45 años fue diferente: salíamos como otras veces con el tizne del carbón hasta en las partes más recónditas del cuerpo cuando empezamos a sentir el nerviosismo, la alegría apenas reprimida, las esperanzas que desde el pozo Sotón se prolongaban en la cuenca minera de que ahora sí habría otras posibilidades para las vidas de las gentes, hasta entonces cruelmente reprimidas.

Lógicamente, dos maneras distintas de sentir la posibilidad de cambio de dictadura a democracia, y 45 años después, lógicamente, dos maneras diferentes de sentir y actuar para que los crímenes del franquismo, crímenes de Estado, permanezcan en la total impunidad o puedan tener algún conato de Justicia.

Con humor, que no con cachondeo, pueden tratarse estos temas tan serios y tan graves. Re-Conociendo la historia investigada por los profesionales, procurando dar voz a las víctimas en vez de revictimizarlas permanentemente, y buscando algún “espacio” (el del chalet avilesino citado u otros) donde de manera diligente y respetuosa se puedan propiciar los diálogos pendientes, las investigaciones que no se han podido desarrollar, y la búsqueda de personas víctimas de la represión, organizada en el caso de Pedregal desde el propio Estado, y por lo mismo considerados crímenes de Estado por la jurisprudencia internacional.

Memorística es la apelación que hace el señor Corostola a la diferente forma de interpretar que un genocida como el presidente yanqui Bush tenga aplausos y millones de pesetas del erario público para una charleta de media hora en el teatro Campoamor y un besamanos en el Reconquista, y ya de paso que varias personas que habrían visto, sentido o incluso sufrido en directo esa represión cruel en territorios nicaragüenses volvieran a ser golpeados y detenidos en las calles de Oviedo por una Policía jaleada y sobreexcitada por la presencia del citado portaestandarte del imperialismo más rampante, y también la presencia de ministros como Cascos, ahora en horas bajas por cuenta de los haberes recibidos.

Pero si de presidentes gringos se tratare, la Memoria nos trae al presente una de las participaciones directas en la guerra salvadoreña, que supuestamente concluía en Acuerdos de Paz en 1992.

Guerra impensable sin el millón de dólares diarios aportados por USA al pulgarcito de América, e inentendible sin la “doctrina” estadounidense de guerra sucia, desplazamientos forzados, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, o el lema propagado en los círculos militares de “haga patria, mate un cura”, que tuvo como ejemplo práctico el asesinato del arzobispo Romero, ahora declarado santo por la curia católica, o el crimen de los jesuitas de la Universidad Centroamericana.

Pues sí, es asunto de Memoria y de Presente, pues a Romero lo ultimaron mientras decía misa, en 1980, y a los de la UCA, cinco de ellos españoles, en 1989, y resulta que ahora, este año, ha tenido curso y sentencia un juicio en la Audiencia Nacional, en el que, por cierto, uno de los testigos relevantes ha sido un asturiano, tan veterano en edad como el señor Corostola, el excura, exdiputado, exdirector de la Universidad Popular, exprofesor sociólogo, exviceconsejero y permanente activista por los derechos humanos Manuel García Fonseca, conocido como el “Pole”.

Si por método comparativo se trabajara (uno de los validados para las ciencias, y en todo caso que aporta amplitud de miras en la investigación histórica) al poner en paralelo nuestra historia española de represión franquista y la salvadoreña, resultarían elementos de similitud en varios aspectos: uno de ellos muy reciente: un Juzgado ordenó entregar material militar, documentación, sobre uno de los hechos horrendos de la guerra salvadoreña, la masacre de El Mozote, en la que los militares entrenados específicamente en USA secuestraron, torturaron, encerraron en la iglesia a mujeres y niños, violaron y destruyeron, y finalmente asesinaron a un millar de personas.

Pues, bien, ahora, en septiembre de este año, los militares, el ministro de Defensa, se negaron a dar esos documentos a los funcionarios judiciales. Y el presidente, Bukele, para salir del paso del escándalo de “sublevación” ante el poder judicial, entregó cinco cajitas, con documentos que nadie pudo mirar, asegurando que los demás habían sido destruidos.

Es decir, que la Impunidad tiene las manos muy largas en El Salvador y en España.

Que al coronel y viceministro condenado en la Audiencia Nacional de nuestro país le han caído muchos años de cárcel, pero solamente por los rectores y profesores españoles, pero no por el profesor salvadoreño y las trabajadoras Elba y su hija Celina, asesinadas en la misma masacre, porque, dice la sentencia, Estados Unidos no lo ha permitido y lo ha especificado en su permiso de extradición del militar asesino.

En El Salvador y en nuestro país, sí, hay negacionistas de la historia, por intereses muy marcados de que no se pueda hacer Justicia, y mientras tanto vuelven a poner en la vulnerabilidad de las víctimas sobrevivientes y sus familiares otra losa que alimenta y hace crecer la maldita impunidad.

No habría ningún toque de humor si (en el sentido cíclico de las historias que se repiten cuando no se propicia la Verdad) recordásemos ¿quién era el vicepresidente de EE UU durante 1981-1989, y presidente desde 1989, durante el periodo álgido de la cruenta guerra, relatada parcialmente en la película del laureado Oliver Stone “Salvador”...? Pues, sí, el mismo Bush al que le rindieron vasallaje en Oviedo.

Reconocemos, señor Corostola, varias personas que hemos podido conversar el cambio de tono respecto a la afirmación justificadora de la represión franquista en la “venganza”, y valoramos la rectificación.

Se dijo ya que en los dos espacios de represión citados, el actual Ayuntamiento de Carreño y la Quinta Pedregal, actuaron estamentos oficiales del franquismo, y, por lo mismo, son crímenes de Estado los que allí se decretaron.

El que no se considere “al mismo nivel” la represión ejercida tiene ahí su base lógica y jurídica: mientras que Antón y otras personas citadas por el historiador Pablo M. Corral (que usted por no asistir no puedo escuchar) y el documentalista de Les Candases tienen su espacio de memoria en calles y esculturas (y el propio Museo Antón fue inaugurado por un alcalde comunista, Pelís), en el caso de las víctimas del franquismo no existe ni siquiera esa posibilidad, y han estado, los familiares de esas víctimas, perseguidos cotidianamente durante más de cuarenta años por la presencia, vecindad y ostentación de los criminales.

Por ponerlo en boca de la joven abogada que ha “ganado” el juicio a los militares salvadoreños, en nuestra AN, Almudena Bernabéu: “La gente se confunde con pensar que las muertes de un lado son más o menos justas que las del otro. Este es un problema de rigor jurídico: los crímenes son crímenes, los asesinatos son asesinatos y la brutalidad es la brutalidad, la cometa quien la cometa. Pero hay un elemento fundamental para definir un crimen de lesa humanidad: tienen que emanar del Estado, del poder del Estado. Porque se presume que quien accede a la maquinaria, y al presupuesto público de un Estado, tiene el deber de proteger a sus ciudadanos y procurar el bien común; pero, en lugar de eso, los mata. Por eso, que un Ejército mate, desaparezca, reprima… nunca puede ser lo mismo que un grupo rebelde o un individuo asesine. No nos confundamos: los crímenes en todas las legislaciones los definen sus elementos y circunstancias en que se cometieron, y nunca será lo mismo matar desde el poder establecido que desde una situación de resistencia”.

Es en tal sentido que casi todos los países del mundo “trabajan” la Memoria y la búsqueda de Verdad, y tienen leyes y espacios para ello.

No tiene nadie que verlo como una agresión a destiempo, sino todo lo contrario: nos va venir bien a todos, a los que estuvieron confusos o entusiastas en las épocas dictatoriales, y a quienes padecieron sus desmanes.

Lamentablemente, nuestro país llega tarde, y la tarea es más ardua, y sobremanera los sobrevivientes se nos van muriendo ya casi todos.

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