El descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago bajo el reinado de Alfonso II, en el Siglo IX, iniciaría el culto jacobeo entre la capital del Reino de Asturias y el Iocus Sancti Iacobi, la actual Santiago de Compostela. Este primer itinerario es el conocido como Camino Primitivo, cuyo kilómetro 0 es la catedral ovetense. A través de las calles de Oviedo, los pueblos de la falda del Naranco y las orillas del Nalón, el camino inicia sus primeros kilómetros, acompañado por siglos de historia.
Relinchos, pesadas ruedas de carro y el paso solemne de la corte asturiana aún resuenan en el imaginario del peregrino que inicia el Camino Primitivo. A los pies de la Sancta Ovetensis, tras las huellas de Alfonso II el Casto, un recorrido urbano señalado por vieiras de bronce lleva a los confines de la ciudad e ingresa sin más dilación en un entorno plenamente rural. Así, a través de campas y capillas, la ruta jacobea traspasa el río Nora para acometer el alto de El Escamplero.
Ante un perfil más cómodo, el caminante se abre entonces al Concejo de Las Regueras, de suaves colinas que descienden hasta la ribera del río Nalón. Se cruza el cauce por el puente de Peñaflor, que da acceso a esta población y a la vega de Grado. La plaza del mercado guía por Cimadevilla al barrio de La Cruz, donde comienza el ascenso final a San Juan de Villapañada. En este paraje de vistas privilegiadas, el albergue de peregrinos mantiene viva la hospitalidad prestada durante siglos por la Orden de San Juan de Jerusalén.
Concejos por los que transcurre: Oviedo, Las Regueras, Candamo, Grado
En Villapañada los más madrugadores abandonan el albergue al alba, sin saber que minutos después el sudor les cubrirá la frente en el breve pero intenso ascenso al Fresno, collado que divide los concejos de Grado y Salas. Ingresando en el valle de Las Dorigas, el itinerario atraviesa San Marcelo y orientado por el rumor de un regueiro alcanza Doriga, donde recibe la iglesia de Santa Eulalia. Una bajada trepidante conduce hasta Casas del Puente, a escasa distancia del vado sobre el río Narcea y Cornellana. Surcada por la N-634, donde se apiñan los servicios, y célebre entre pescadores y peregrinos, aún representa parada y fonda para muchos.
El paso por el monasterio de San Salvador, que conjuga arte y leyenda, y que se encuentra bajo una restauración sosegada, lleva después a Sobrerriba y a un bosque autóctono que regala el tramo más bello de la jornada. A la salida de la arboleda aguardan los caseríos de la parroquia salense de Villazón, asentados sobre la feraz ribera del río Nonaya. En los últimos cinco kilómetros, que se hacen eternos, el trazado discurre por Casazorrina y Mallecín, vestíbulo de Salas.
Concejos por los que transcurre: Grado, Salas
El peregrino amanece entre frondosas, bruma, musgos y agua, fantaseando con seres mitológicos que habitan en lo más profundo del bosque. Sólo un fuerte desnivel le despierta de la ensoñación antes de alcanzar la altiplanicie, que destapa el tarro del occidente asturiano. En estos lares se recuesta Bodenaya, sinónimo de hospitalidad, y La Espina, que floreció de una braña vaqueira. A continuación el Concejo de Tineo da sus primeros pasos entre las casas de La Pereda, bajo una sierra de laderas sinuosas y arroyuelos desbocados que dificulta el ritmo en el segundo tramo de la jornada. La ausencia de aldeas tras El Pedregal retrasa aún más la llegada de los caminantes, inquietos por avistar entre el arbolado el Campo de San Roque y su paseo de los Frailes, vereda de entrada a la villa de Tineo.
Concejos por los que transcurre: Salas, Tineo
Las sierras de Tineo y Obona, con sus pasos elevados de Guardia y Piedratecha, ya disponen el cuerpo y el espíritu para las venideras jornadas de montaña. En el descenso al valle, el monasterio de Santa María la Real, en tiempos lugar de paso ineludible por mandato de Alfonso IX, cede terreno a la campiña. En esta tierra feraz, los lugares de Campiello y Borres acogerán a los peregrinos que resuelvan a la jornada siguiente la ruta de los Hospitales, la mítica travesía de la sierra de Fonfaraón. A partir de Samblismo y La Mortera los collados se multiplican, primero Porciles con sus negocios de toda la vida -bar y ultramarinos todo en uno- y después Lavadoira, donde el Camino Primitivo accede a las tierras de Allande. La parte final desciende a La Puela, capital del concejo a orillas del río Nisón.
Concejos por los que transcurre: Tineo, Allande
Desde lo más hondo del valle, el río Nisón muestra la vía más adecuada para superar el puerto del Palo, el Goliat del Camino Primitivo. Conforme el ascenso avanza, los caseríos desaparecen y el bosque se diluye, dejando al caminante sin más protección que el cielo justo cuando el desnivel se vuelve más exigente. La cima del puerto, donde conecta la ruta de los Hospitales, invita al descenso, raudo y áspero entre los canchales. Es en este océano de las montañas de Allande donde se mimetiza Montefurado, un arrecife de piedra y pizarra al que sigue Lago, unida a su teixu, el matusalén de los árboles. El último tramo de la etapa, bien llano, sería un mero trámite si no fuera por la fatiga, que habrá tiempo de aliviar después en Berducedo, cuyo antiguo hospital de pobres peregrinos ha esparcido sus frutos.
Concejos por los que transcurre: Tineo, Allande
Hasta cuatro hospitales se distribuían por las sierras de Fonfaraón y del Palo para amparo de los aguerridos caminantes, que ponían a prueba su integridad en lo que debió de ser una travesía épica. Más de mil años después, el auge de la ruta jacobea ha traído de nuevo peregrinos a estas veredas abiertas por pastores trashumantes y romanos en su búsqueda de oro.
En el barrio cimero de La Mortera el itinerario se eleva a través de pistas, brañas, roquedos y las ruinas de las antiguas alberguerías, dominando un panorama que quita el hipo, que se extiende desde la cordillera Cantábrica hasta las montañas costeras. Superada la cota máxima, un perfil más suave corona el alto de La Marta y se dirige al encuentro de la cima del Palo, donde se une a la vía que viene desde Pola de Allande.
Concejos por los que transcurre: Tineo, Allande
Berducedo y La Mesa, ambos separados de Grandas de Salime por los desfiladeros del río Navia, han supuesto el fin de la jornada antes del gran descenso al embalse, un lance subrayado en tinta fluorescente. El valle del Carballín conduce a La Mesa, disponiendo la musculatura para el acerado ascenso a la peña de los Coriscos, en cuya cúspide reciben Buspol y su capilla de Santa Marina, lugar de oración y mirador de vistas privilegiadas. A continuación, una bajada de resistencia, tan bella como tenaz, desemboca más de siete kilómetros después en el dique que contiene las aguas del Navia, un ingenio que provoca vértigo y al que sigue un pesado tramo de asfalto que remonta hasta el bosque de fantasía del monte Coto, un par de kilómetros entre arbolado que deja un buen sabor de boca hasta la entrada en Grandas.
Concejos por los que transcurre: Allande, Grandas de Salime
Asturias pronto llega a su fin. En apenas cuatro horas quedarán solventados 153 kilómetros desde la partida en Oviedo, una distancia irrisoria para un viaje fugaz en coche pero notable para recorrerla a pie, sintiendo cada guijarro, percibiendo cada aroma, sufriendo cada ascensión, celebrando cada cima... absorbiendo la energía del Camino. El Concejo de Grandas de Salime se dilata hasta Pedras Apañadas, sierra en la linde con Galicia, en un ascenso continuo y tendido que atraviesa un puñado de poblaciones grandalesas. Así, Penafonte y su fontanal de agua glacial y Bustelo del Camín dan el último adiós antes de internarse en la provincia de Lugo, donde media un altiplano ralo de tojos y brezales hasta A Fonsagrada, donde nunca bajaron los lobos.
Concejos por los que transcurre: Grandas de Salime, A Fonsagrada (Lugo)