Pablo García en el balcón de la fachada de «Cultura»
El dibujante instala su arte del principio al fin de LA NUEVA ESPAÑA cada día
Tras la fachada de la cubierta, cada escritor ocupa la vivienda de su libro y se asoma a la ventana en la solapa.
Leer un libro es ir de visita a una casa que te enseña el autor. “Y aquí el baño y el aseo”. Aunque no lo tenga en un cuadrito bordado, primoroso y pequeñoburgués, el escritor no puede evitar el lema “mi casa es mi mundo” siendo su casa, su obra.
En la metáfora de la vivienda, “Cultura” de LA NUEVA ESPAÑA tiene su biblioteca literaria, sus cuadros en las paredes, su despacho para los ensayos, un televisor para ver series y películas, el cajón de los poemas del secreter y el equipo de música junto a una butaca.
En el balcón de la fachada de “Cultura” de LA NUEVA ESPAÑA Pablo García (Gijón, 1964) ejerce el arte del retrato con los escritores, los traslada de la ventana de la solapa del libro a la portada de las páginas del jueves. El retrato de Pablo García es el primer buen motivo para detenerse en esas páginas, serenarse y relajar el ritmo de lectura.
Si se “lee” ese trabajo retratista de Pablo –un escritor notable en sus juveniles críticas cinematográficas- recuerda a un novelista británico, fiel a los hechos y a los rasgos pero con una distancia humorística que lleva hacia la caricatura pero se detiene antes de llegar a lo grotesco, donde la ironía se convierte en sarcasmo. Por ese equilibrio entre la verdad y la intención, sus retratos son caricaturescos pero sus caricaturas son retratísticas.
Si hubiera que “leer” a Pablo García nos encontraríamos a un polígrafo que en el género ensayístico de la ilustración de prensa, donde el concepto se convierte en gráfica, es tan capaz, rápido y certero como cualquiera entre los mejores del planeta (por poner algún límite) pero, sin duda, más prolífico. Búsquelo en las páginas de Tribuna, encuéntrelo en el cierre del suplemento dominical “Siglo XXI”, tropiécelo en secciones inesperadas.
Si hubiera que “leer” a Pablo García, lo encontraríamos también en la sección de los libros de humor, donde cada día -salvo baja o vacaciones- caricaturiza a los personajes de la vida política y social en “La tira y afloja”, el rectángulo que dibuja la rectangularidad de la sonrisa.
El trabajo de Pablo García, como él mismo, está hecho con materiales nobles y así lo han reconocido varios jurados de los premios que atesora, justos cada uno de ellos; pocos, para los que merece. Cada día la obra de Pablo García es un premio para quienes la disfrutamos.