¿Qué fue el petromocho?
El Gobierno socialista anunció por todo lo alto una inversión de 366.000 millones de pesetas para una petroquímica entre Gijón y Carreño, que generaría mil empleos directos, con financiación árabe a través del Saudi International Bank. El anuncio se materializó en una rueda de prensa un martes y al lunes siguiente, sólo 6 días después, Asturias ya no tenía presidente porque el Ejecutivo regional se había fiado de un supuesto intermediario francés porque venía acompañado de un empresario de familia ilustre, vinculada al Banesto, Juan Blas Sitges.
Pero nadie en la consejería de Industría había tenido el afán de confirmar si las credenciales de los intermediarios eran ciertas o, como finalmente resultó ser, un mero engaño, según acabaron sentenciando los tribunales. Que el caso estallase en una campaña electoral de generales dio mayor notoriedad y repercusión a un escándalo.
Los documentos
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Las credenciales que permitieron el engaño
El francés Maurice-Jean Lauze se presentó con unas credenciales que a la postre resultaron falsas, pero que hicieron creer al Gobierno regional y al empresario asturiano Juan Blas Sitges que existía un inversor comprometido con el proyecto de construir un complejo petroquímico en el entorno del puerto gijonés de El Musel. Lauze afirmaba que un príncipe saudí, Abdullah ibn Faisal ibn Turki, estaba dispuesto a avalar la operación. Mostraba un documento de la embajada de Arabia Saudí y otro de la oficina de Nueva York del Banco Internacional Saudí. Ambos resultaron un fraude.
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Las tres versiones del acuerdo
Hasta tres redacciones distintas hubo del acuerdo por el cual el Principado se comprometía a invertir en la petroquímica que resultó ser un castillo en el aire. Durante días, Maurice-Jean Lauze envió propuestas de modificación del texto, algunas de ellas escritas a mano en papeles timbrados de hoteles. La versión última se hizo con fecha del 19 de mayo de 1993.
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La denuncia del Gobierno
Una vez que quedaron al aire las dudas sobre el proyecto y que no existía ninguna garantía de los supuestos inversores que decía representar Lauze, el gobierno regional decidió actuar. El 23 de mayo de 1993, LA NUEVA ESPAÑA publicaba un duro editorial que se titulaba: “Juan Luis Rodríguez-Vigil no puede seguir como presidente del Principado”. Ese mismo día, a las 5 de la tarde, el entonces secretario general de la consejería de Industria, Ramón Quesada, acudió a la Jefatura Superior de Policía para poner una denuncia por falsedad en documentos oficiales.
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El informe del Gobierno regional
El Ejecutivo regional, con Rodríguez-Vigil ya dimitido, elaboró un amplio informe después de realizar una exhaustiva investigación, rastreando incluso la trama societaria que estaba vinculada a la empresa de Maurice-Jean Lauze, Kintyre Sales Limited. El informe se trasladó al juzgado de instrucción y sirvió como pieza clave para el proceso y posterior sentencia.
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Lauze, interrogado en la Junta General
El intermediario francés Maurice-Jean Lauze compareció ante la comisión de investigación abierta en el parlamento asturiano y se sometió a las preguntas de los diputados. Era el 11 de julio de 1994. Ante los portavoces parlamentarios Lauze ofreció abundantes explicaciones sobre su versión, aunque no convenció, como se refleja en las actas.
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Las conclusiones del fiscal jefe
El entonces Fiscal Jefe, Rafael Valero Oltra, elaboró unas conclusiones que en seis páginas ya apuntaban que todo era una “actividad engañosa” y una “superchería”. Señalaba como único responsable al francés Maurice-Jean Lauze, para quien pedía 5 años de cárcel. También consideraba al consultor José de la Serna, al empresario Juan Blas Sitges y al Gobierno regional víctimas del engaño.
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La sentencia
La sentencia del jugado de lo Penal nº3 de Oviedo y elaborada por la magistrada María Luisa Barrio es la verdad oficial sobre el caso “Petromocho”. Se produjo más de un año después de la famosa rueda de prensa que acabó siendo el detonante del escándalo. En el fallo, la jueza condenó a Maurice-Jean Lauze a un año de prisión por delito de falsedad en documento público y a una multa de 250.000 pesetas (el equivalente a unos 1.500 euros que serían, actualizando el incremento del IPC, unos 3.000 euros actuales).
Los protagonistas
Juan LuisRodríguez-Vigil
Era el presidente autonómico. Estuvo en la rueda de prensa donde se anunció la falsa inversión, rodeado por los otros dos grandes protagonistas del caso, el consejero de Industria, Víctor Zapico, y el supuesto intermediario francés, Maurice Jean Lauze. En seis días pasó de defender que era una operación real y viable a dimitir como presidente del Principado.
VíctorZapico
Consejero de Industria cuando el gran objetivo del Gobierno socialista era atraer a Asturias grandes inversiones que permitieran amortiguar los efectos de una reconversión muy dura en la región. Su pecado fue no contrastar ningún dato del intermediario francés. Había sido director regional de Minas y era el hombre de confianza del líder del sindicato minero SOMA, José Ángel Fernández Villa, en el Gobierno de Vigil. Falleció en abril del año pasado.
MauriceJean Lauze
El impostor, antiguo miembro de la Organización del Ejército Secreto francés. Tres folios de de una carta credencial de la embajada de Arabía Saudí en España eran todo su aval como emisario de un jeque saudí, que nunca apareció. Acabó siendo condenado a un año por un delito continuado de falsedad en documentos oficiales y a una multa de 250.000 pesetas, pero ni entró en prisión ni pagó nunca. Siempre mantuvo que la operación se frustró porque el Principado se precipitó al anunciarla. Cuando estalló el caso ya tenía 72 años, falleció hace ya bastante tiempo, según sus abogados.
Juan BlasSitges
El intermediario que sirvió de "gancho", puso en contacto a Lauze con el Gobierno asturiano que dio verosimilitud al proyecto precisamente por su presencia en la operación, ya que era un empresario de total confianza del Principado por su pertenencia a la familia Sitges, una dinastía vinculada a la historia industrial de Asturias mediante firmas como Asturiana de Zinc o la Real Compañía Asturiana de Minas. Falleció en noviembre de 2014.
Las portadas deLA NUEVA ESPAÑA
Los timadores
Un caso de Tenderino Bajo
Tenderino Bajo es un detective paródico de los clásicos de la novela negra, totalmente local, como le corresponde al género. El detective de Oviedo que investigó por toda Asturias inició sus casos en Radiocadena Española en 1984 pero hizo su carrera en LA NUEVA ESPAÑA, donde su crónica paralela y burlesca siguió la actualidad. “Los timadores” fue el correspondiente al “Petromocho”, el más dictado por la realidad. Su último caso fue en 2012.
El premio Ortega y Gasset, para el equipo de LA NUEVA ESPAÑA que investigó el "Petromocho"
El jurado considera que el conjunto de trabajos «es una muestra del mejor periodismo de investigación», «producto de un trabajo riguroso» y «ejemplo de seriedad periodística»
Desentrañar la madeja del “Petromocho” fue un trabajo coral que implicó a prácticamente toda la redacción de LA NUEVA ESPAÑA. Se tiró de todos los hilos para poder descubrir la verdad tras el caso. El periódico fue el primer medio que localizó al personaje clave de la trama, Maurice-Jean Lauze, al que entrevistó en su modesta vivienda en Madrid. LA NUEVA ESPAÑA fue revelando detalles que demostraban y avalaban el engaño. Un demoledor editorial, el 23 de mayo de 1993, exigía la dimisión del presidente, Juan Luis Rodríguez-Vigil. Ese mismo día, el Principado acudía a la Policía para presentar una denuncia. Al día siguiente el Presidente dimitió. “Hice lo que debía, no me arrepiento”, sostiene ahora Rodríguez-Vigil, 25 años después del escándalo. Toda esta labor informativa mereció el reconocimiento nacional con el premio Ortega y Gasset.