Entre castros

El distanciamiento de los ejes de comunicación ha desplazado la actividad de la pequeña capital coañesa, cabecera de un territorio con posibilidades en múltiples ámbitos

Fermín Rordríguez / Rafael Menéndez Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) / Coaña (Coaña)

Coaña es la pequeña capital, sólo doscientos residentes, de un concejo de entidad en la marina occidental. Concretamente la situamos en la unidad cuatro de las cinco en que hemos dividido la costa entre la ría del Nalón y la del Eo. Es la acotada por la punta El Sol, que cierra por el Este la playa de Barayo, y el cabo Branco, y se organiza en torno a la ría de Navia, antes frontera histórica efectiva hasta la construcción del puente y la carretera, y hoy límite artificial entre dos concejos que forman una sola entidad funcional: Coaña y Navia, que probablemente deberían explorar juntos las fórmulas para una mayor integración, con el fin de aprovechar mejor su centralidad sobre la marina occidental.

La singularidad aquí es que un concejo de 3.500 habitantes no presenta una cabecera con tipología de villa y que albergue a la mayoría de sus habitantes. El poblamiento se reparte sobre el territorio en función de factores evolutivos diversos. Las actividades vinculadas al mar tienen a Ortiguera (Mohías) como referencia; el crecimiento de la villa de Navia se ha extendido a El Espín, en la ría, y la carretera general propició el crecimiento en sus márgenes, en Jarrio (Folgueras) y Cartavio. La pequeña capital continúa con sus actividades rurales en el Sur, donde también se localizan Villacondide, Trelles y Lebredo.

Coaña se sitúa entre castros. Desde la loma que parte las aguas entre los arroyos Meiro y Sarrióu se observa el que lleva su nombre. Símbolo del paso de los siglos y de cierta tendencia a la inmutabilidad. Aun siendo capital de concejo no es, sin embargo, la principal población, papel que deja a la pequeña pola portuaria de Ortiguera.

Su emplazamiento, un tanto desmarcado de los ejes de comunicación principales, le confiere un pequeño tamaño, una tendencia declinante y una estructura de núcleo rural poco compacto, donde cada uno atiende a los suyo, sin llegar a formar aglomeraciones significativas del caserío. Algo común en el poblamiento tradicional de la marina, donde la construcción de las modernas carreteras ha atraído hacia su eje las formas de poblamiento lineal. Se trata de un fenómeno claramente visible sobre la antigua N-634, la carretera de Galicia, y en las localidades que han crecido en torno a ella.

La carretera y la cercanía de la villa de Navia han condicionado el desarrollo reciente de Coaña, cuyo poblamiento ha tendido a dejarse atraer por ambos. Si el concejo pierde población en su conjunto, las localidades de El Espín y Jarrio han aumentado sus residentes en volúmenes importantes en relación a su pequeño tamaño. El Espín recoge parte del crecimiento de la villa de Navia, aunque esté al otro lado del puente, y la rasa de Jarrio ha visto asentarse en ella a equipamientos comarcales de primer orden, como el hospital, el matadero o el polígono industrial, todos a la sombra de otro castro, el de Mohías, y en terrenos ocupados en parte por el antiguo aeródromo.

Coaña mantiene el edificio del Ayuntamiento y los servicios municipales, junto a un caserío poco numeroso, que alberga menos de doscientos habitantes y en descenso significativo durante la última década. Está alejada de la carretera principal y de su sustituta, la incompleta autovía, cuyo enlace en el concejo refuerza la atracción de actividad y poblamiento, creando una nueva centralidad en Jarrio, entre El Espín-Navia al Este, Cartavio al Oeste, Ortiguera al Norte y la pequeña capital municipal al Sur. El pico Jarrio o Carbayosa, de poco menos de cuatrocientos metros de altitud, atravesado hoy por el túnel de la Autovía del Cantábrico, es un magnífico mirador de la organización del poblamiento y de un impresionante paisaje costero.

La pequeña capital preside un concejo que se adentra hacia el Sur, a través del valle del Navia, y que necesita de una mayor cooperación con sus vecinos de la ría para ganar en entidad y presencia, y para exponer, con mayor impulso, sus recursos para el desarrollo. El declive de la población vuelve a ser aquí, como en la mayoría del occidente asturiano, un indicador de que algo no va como debiera. Y ello contrasta con la potencia de las capacidades que muestra el territorio, con tradición y saber aplicado a la ganadería, a la pesca, a la industria, a los servicios y al turismo.

Su combinación configura un paisaje en el que se aprecian vías suficientes para mantener actividad, empleo y bienestar, si hay expectativas, iniciativa y perseverancia, cualidades que siempre han estado presentes en la marina occidental, tanto en los que han desarrollado su vida sin salir de aquí como en los que emigraron, pues, ante todo, son tenaces.

El valor de lo rural y de lo pequeño y la potencia del interior del concejo

Coaña mira, como si de un decorado de película histórica se tratara, al viejo castro, desde la suave loma a la que se encarama, al sur de la marina costera. Los ejes de comunicación moderna se han llevado al Norte población y actividad, dejando poco más que el edificio del Ayuntamiento para reivindicar las tierras interiores del concejo, desde las que contempla el dinámico litoral. Con su forma de pequeña localidad de caserías distanciadas, la capital coañesa continúa unida a las actividades agrarias y ganaderas a las que se resiste a dejar a su suerte, aunando tradición y modernidad en un territorio repleto de capacidades para gestionar el futuro.

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