Ciudad nueva

Con su progreso demográfico casi insólito en Asturias, Piedras Blancas encara el reto de profundizar en su atractivo residencial abriendo nuevas vías de actividad sin obviar la mirada industrial

Fermín Rodríguez / Rafael Menéndez Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) / Piedras Blancas (Castrillón)

Piedras Blancas tiene un perfil netamente urbano. Paisaje de vivienda colectiva en altura crecido a partir del cruce de carreteras, buscando suelo llano y extenso a partir de un poblamiento tradicional, el de la parroquia de San Martín de Laspra, que rehuía las vegas bajas e inundables, más propicias para el aprovechamiento agrario y ganadero.

Si las villas asturianas, en general, se caracterizan por su pequeño tamaño y su paisaje y actividad plenamente urbanas, Piedras Blancas es villa en grado máximo. Pero su paisaje nuevo y su especialización residencial, por encima de otras funciones, revela su vinculación metropolitana con Avilés y con Ciudad Astur. De ahí le han venido a Piedras Blancas su crecimiento y sus caracteres actuales, el impulso urbanístico y sus actividades. Piedras Blancas es hoy una pequeña ciudad de casi 10.000 residentes, una urbe secundaria desde el punto de vista metropolitano, pero centro de un notable, diverso y complejo concejo. Una pequeña ciudad de las que hoy marca la pauta en el ámbito metropolitano, al atraer a la población joven y con hijos.

Es difícil separar o individualizar Piedras Blancas de la urbe avilesina. Una urbe, que en su crecimiento en el ciclo industrial metalúrgico desbordó su escaso término municipal para recuperar su relación con los concejos vecinos, en los que se localizan urbanizaciones, empresas, infraestructuras y una vida en común que teje un espacio comarcal de cooperación imprescindible.

Castrillón es un concejo donde predomina lo urbano e industrial y cuya evolución contemporánea se explica por el proceso español de industrialización desde el siglo XIX. Comparte con Avilés la ría-puerto, el valle de Raíces, grandes, medianas y pequeñas industrias y una ciudad esponjada, que ha desarrollado diferentes núcleos residenciales, próximos pero individualizados.

Piedras Blancas, capital de Castrillón, es una villa-ciudad de 10.000 habitantes, ligada y parte integrante de una ciudad media de 140.000 e inmersa en un área metropolitana de 860.000. Situada en un enclave de cruce de caminos y estructurada, en épocas de escasas vías de comunicación, en torno a los ejes de las carreteras de Galicia y de Arnao. Piedras Blancas cierra la aglomeración urbana avilesina por el Oeste, con un paisaje urbano abigarrado en torno al cruce y más esponjado a medida que nos alejamos de él y nos adentramos en un poblamiento tradicional recrecido por el impulso urbano.

Sostuvo un crecimiento más que importante a lo largo del siglo XX, vinculado a la actividad industrial y portuaria, a la instalación de empresas de relieve como la Real Compañía Asturiana de Minas o la Cristalería Española, en el difuso y arenoso límite con el concejo de Avilés. El impulso de estas actividades, el crecimiento de Avilés en los años 60-80 y la disponibilidad de suelo son factores que han dado paso a un núcleo de caracteres y funciones plenamente urbanos. Es un territorio de límites imprecisos, pues engloba y se extiende en áreas periurbanas, hacia Arnao, Salinas, Raíces y Avilés. Y asimismo hacia Vegarrozadas y otros núcleos rurales, al Oeste, donde se sitúa el enlace con la autovía.

La crisis industrial afectó también al crecimiento de Piedras Blancas, pero no lo detuvo. La villa sigue creciendo, acercándose al umbral de los 10.000 residentes, cabeza de un concejo de leve crecimiento hacia los 23.000, que presenta otros núcleos urbanos de relieve: Salinas y Raíces Nuevo. Y núcleos de tradición rural recrecidos y que albergan nuevas funciones residenciales: San Martín de Laspra, Arancés, Villar, Valboniel, El Castro, San Miguel de Quiloño?

Destaca el hecho de que la evolución reciente de Piedras Blancas haya sido más positiva que la de Avilés, lo que refleja su relación con el fenómeno de difusión urbana, habitual en toda el área metropolitana asturiana y que ha dado un mayor crecimiento relativo a núcleos urbanos pequeños e intermedios que a los principales. La evolución y las tendencias de futuro están aquí vinculadas a la aglomeración avilesina. Si ésta, como parece, está ya dispuesta a dejar las dudas y obstáculos de la crisis industrial y mirar con decisión al futuro, desde una perspectiva propia, Piedras Blancas puede continuar con su crecimiento. Y con una mejora, notable en los últimos años, de su paisaje urbano y de los servicios y equipamientos que definen a una ciudad con alta calidad de vida.

Por ello es tan importante la mirada y la cooperación comarcal en el establecimiento de vías y proyectos de futuro, pues lo que se juega es común a varios concejos. Estamos ante una las localidades que aún crecen con decisión en Asturias. No son muchas. Hay que continuar con el esfuerzo por abrir nuevas vías de actividad, sin perder de vista la mirada industrial, pero compatibilizándola con la preservación de un medio habitable y atractivo para la función residencial, porque en una región que no aumenta su población, lo decisivo es la capacidad de atraer población y ello hoy depende fundamentalmente de la oferta residencial, de su calidad y de su integración en un medio atractivo para la personas y equipado de servicios públicos y privados de calidad. Este el referente actual para crecer o perder población. Piedras Blancas juega con ventaja, en su cercanía a la ciudad y su oferta competitiva. Por ahí hay que seguir, en la mejora de la relación entre los diversos elementos que caracterizan a un territorio de frontera urbana.

La atracción metropolitana de las pequeñas urbes

Piedras Blancas es ciudad relativamente nueva en el mapa de los centros urbanos secundarios del área metropolitana. Ciudad nueva surgida de las necesidades residenciales del ciclo industrial y de los fenómenos de concentración y difusión de población y actividad, propios de las aglomeraciones urbanas, que tienden a vincular los territorios más próximos y mejor comunicados. La carretera de Galicia y el cruce de Arnao pusieron la mínima base estructural inicial para el crecimiento de la ciudad, hoy notable centro urbano y de vida en la aglomeración avilesina. Piedras Blancas crece y atrae nueva población, amparada en su mejor oferta y en la calidad de sus servicios, al tiempo que ofrece las ventajas para la vida diaria de las pequeñas ciudades, si están bien equipadas y comunicadas.

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