Veraneo cantábrico

Pequeño y atractivo ámbito urbano de residencia y vacaciones, Salinas pide un impulso a su actividad principal y un enfoque más moderno de su especialización turística

Fermín Rodríguez / Rafael Menéndez Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) / Salinas (Castrillón)

Salinas es una de las villas de perfil urbano más atractivo y diferenciado. Destaca en el conjunto de las pequeñas poblaciones urbanas asturianas, que aportan al poblamiento originalidad y personalidad frente a los modelos urbanos contemporáneos, repetitivos y despersonalizados, que concentran la mayor parte del crecimiento último, en Asturias y en otras regiones.

La personalidad, la vitalidad y el atractivo urbano de las pequeñas villas asturianas deberían ser argumentos de peso en la discusión, recurrente, oportunista y, a menudo, superficial, sobre la conveniencia de suprimir municipios en Asturias. Hay que tener en cuenta que en nuestra región existe un sistema de poblamiento diverso y complejo, que alberga un rico patrimonio cultural e histórico y es expresión, en sí mismo, de la historia regional. Y su mantenimiento y vitalidad dependen, en buena medida, de la posibilidad de contar con su propia administración local, a menos que el futuro de la región lo fiemos al modelo actual de periferias urbanas, colmatando el área metropolitana central y despoblando los extensos territorios rurales, costeros y, sobre todo, de montaña.

Crecida en el ciclo industrial como residencia permanente o temporal de la burguesía industrial, Salinas ocupó la línea costera de la gran playa que cierra la ría de Avilés por el Oeste. Se acomoda, protegida de los vientos, en el talud de la rasa, que ofrece en Pinos Altos un magnífico mirador de la hermosa villa. A pesar de su espléndido paisaje, comparte escenario con extensas áreas industriales, de fuerte impacto sobre el medio, en una relación difícil que debe encontrar aún puntos de equilibrio, en la recuperación de los espacios portuarios e industriales y de las zonas periurbanas degradadas del borde urbano de Avilés, ciudad de espléndido centro y casco histórico y problemáticos extrarradios.

Salinas conforma, junto a Raíces Nuevo, la aportación urbana del concejo de Castrillón, además de la capital, Piedras Blancas. Raíces Nuevo constituye el eslabón urbano de unión con Avilés, la ría y el puerto, con la vieja carretera como eje urbano y de comunicación, a la espera de mejores soluciones en la ordenación de las infraestructuras portuarias. El mundo urbano de Castrillón surge ligado a la expansión urbano-industrial de Avilés y a la instalación de grandes empresas en el arenal que la ría, la playa y el río Raíces forman en las cercanías de la ría-puerto de Avilés.

La playa y la situación de Salinas, próxima pero individualizada del ámbito portuario-industrial, posibilitaron su crecimiento con la estructura y paisaje propios de la ciudad-jardín de la primera mitad del siglo XX, como ámbito urbano pequeño y atractivo, de residencia y veraneo para la burguesía emergente al calor de la industrialización. Función residencial, vinculada a la calidad de vida y las actividades de ocio, cuando éstas estaban reservadas a una minoría de la población, antes de su extensión social a lo largo de la segunda mitad del siglo. Salinas ha sabido preservar, en términos generales, ese paisaje original. El crecimiento de las décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo no alteró demasiado esa fisonomía aún reconocible. La edificación en altura se localizó en los bordes del pequeño casco urbano, tanto sobre la playa, hacia el Este, como en el Sur, siguiendo el eje de la carretera de Galicia. También bajo los taludes de la rasa, que ofrecen, arriba, magníficas vistas de la villa, la playa y el mar.

Las necesidades residenciales de los trabajadores fabriles y el eje de la carretera general encauzaron el desarrollo de Raíces Nuevo, al este del histórico Peñón. Esta localidad creció rápidamente hasta alcanzar los 2.400 habitantes actuales, con una estructura lineal, de viviendas colectivas en altura, de perfil urbano, ligada al crecimiento externo de Avilés. Las dificultades de Salinas para ampliar el suelo urbano y poder construir nueva vivienda han dado lugar a un retroceso de sus residentes empadronados que han pasado en la presente década de 4.768 a 4.453. Dato que no significa tanto un declive de la villa como la imposibilidad de un crecimiento urbano que recoge, en cambio, Piedras Blancas y, en menor medida, Raíces Nuevo. La población de Salinas es además muy variable, según la época del año, en relación con su función residencial y turística.

La falta de crecimiento otorga a Salinas un paisaje un tanto detenido en el tiempo, con estilos y formas que nos llevan a sus dos períodos de florecimiento y un cierto ambiente nostálgico de mejores épocas, que embarga también otros ámbitos de la aglomeración de Avilés, y del que parece querer sacudirse en los últimos años.

Salinas es un elemento individualizado de una aglomeración urbana, en la que cumple funciones residenciales diferenciadas. Y de actividades de ocio, ligadas a la presencia de una de las playas de afluencia metropolitana masiva en verano, muy apta para los deportes marítimos de rápida extensión, en particular entre la población joven. Y para la navegación de recreo, en la que cuenta con tradición y saber hacer, aunque le faltan aún equipamientos. Y un enfoque más moderno de su especialización turística, que entronque con su papel pionero en el veraneo tradicional.

Villa balneario, viviendas de lujo, residencias de verano, hostelería de renombre, construcción de barcos de recreo y un notable contraste con el fuerte impacto de las actividades industriales próximas son elementos que definen a Salinas, que debe saber dar sentido moderno a su fuerte tradición en lo que hoy es sector puntero de la economía española e importante apoyo de la asturiana, que tiene aquí, como no podía ser de otra manera, una estrecha relación con la tradición industrial de la región. Y con la capacidad de iniciativa y cooperación social para impulsar proyectos de futuro.

La villa tiene potencial para ampliar sus actividades desde la óptica de la modernización y de la rehabilitación de componentes señalados de su importante patrimonio arquitectónico, aun del de épocas relativamente recientes. Vinculada a las empresas industriales históricas y al desarrollo de nuevos modos urbanos, acosados y casi desaparecidos en las ciudades españolas, Salinas aporta un notable ejemplo a cuidar, a partir de la rehabilitación, ya que la expansión urbana puede localizarse en otros núcleos urbanos del concejo.

Villa junto al mar

Salinas, ciudad-jardín, villa pionera del veraneo y de la relación con el mar en el tiempo de ocio, parece haberse detenido en tiempos mágicos pasados. Necesita un impulso revitalizador, que ponga sobre la mesa sus indudables atractivos y calidad residencial, hoy teñidos de cierta melancolía, a pesar de su integración metropolitana. Actualizar el patrimonio y tomar impulso sobre las actividades vinculadas con los servicios especializados y de alta calidad relacionados con el mar parece ser el camino a seguir en una villa costera del estilo de la castrillonense, inconfundible, personal y enormemente atractiva.

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